«La prima de riesgo española alcanzó los 336 puntos básicos y la de Italia superó los 300 puntos. Es una situación insostenible a corto plazo para la solvencia española y, sobre todo, para la italiana, que acumula un volumen de deuda del 120% del PIB. En España, la explosión de los intereses de la deuda asfixia cualquier recuperación, porque los gastos financieros consumen cualquier margen presupuestario, reducido de entrada por la obligación de controlar el déficit»
Media Euroa está de veras asustada por segunda vez en poco más de un año. En los primeros días de mayo de 2010, el incendio fiscal de Grecia se iba extendiendo a Irlanda y Portugal, y Europa se vio obligada a dar un paso adelante cuando el contagio amenazó con alcanzar a España y saltó el océano para propinar un buen revés a Wall Street. La UE solo se activó cuando se vio al borde del precipicio. Ayer, ni así: los mercados europeos protagonizaron una de esas reacciones masivas y fulminantes ante la inacción en Bruselas, que a pesar de las reuniones extraordinarias fue incapaz de lanzar un solo mensaje convincente mientras los mercados estuvieron abiertos. (EL PAÍS) CINCO DÍAS.- La tormenta perfecta que se venía formando en el mercado soberano europeo estalló ayer con una fuerza devastadora. Entre el incesante acoso de los mercados, la incapacidad de los líderes políticos para cerrar una solución en firme para Grecia y la certeza de que los tres países rescatados no están ahora mejor que antes, la sombra de una quiebra sistémica amenaza ya a toda la Unión Monetaria. Ayer, el peligro se cernía sobre dos estados considerados demasiado grandes para dejarlos caer: Italia y España. Si el primero se ha convertido en el paradigma del castigo que están sufriendo los bancos europeos, la prima de riesgo española se disparó de 284 a 335 puntos. La cota más alta desde 1996, y la mayor subida diaria de la historia del euro. EL CONFIDENCIAL.- El punto de no retorno está más cerca para la economía española. ¿A qué distancia? Nadie lo sabe, pero lo que está fuera de toda duda es que se han cumplido los peores pronósticos que situaban en julio un nuevo episodio de la crisis financiera. Hasta el punto de que en Londres, ayer, según una fuente solvente, ya no había contrapartidas para adquirir deuda pública española. O dicho en otros términos, la aversión al riesgo se ha disparado y nadie quiere comprar títulos del Reino de España en los mercados secundarios, lo que ha empujado al alza las rentabilidades. Hoy España paga el doble que Alemania por colocar una obligación a diez años. LA VANGUARDIA.- Escenas del bajo imperio romano- germánico. Grecia, Irlanda, Portugal… España, y ahora, Italia. Tiembla el puente entre Roma y Carolingia y ayer hubo en Bruselas una reunión de urgencia, porque Italia no es la disciplinada España, en la que suenan tres teléfonos en la Moncloa –aquí el presidente de los Estados Unidos, aquí el primer ministro de la República Popular China, aquí la canciller de Alemania– y al día siguiente, cambio de ruta. Italia es el país más insondable de Europa, bajo sus alfombras aún se conserva la doble contabilidad de Trajano, una parte de la sociedad funciona al margen del Estado y antes de caer al precipicio, el rico norte padano sería capaz de cortar amarras con el sur terrone. El problema es muy serio. Ha llegado el verano y toda la Europa del sur se desliza sobre una pista de hielo. ABC.- Los mercados de deuda y las Bolsas mundiales vivieron ayer una jornada de infarto. El virus griego se extiende como una mancha de aceite por los países de la periferia europea. Italia tiembla y hace temblar al euro y a los países más débiles de la zona entre los que una vez más se encuentra España. La peor jornada para la deuda española desde el estallido de la crisis financiera colocó el riesgo país por encima de los 340 puntos básicos, con lo que el bono español a diez años superó el 6%, la cifra más alta desde 1997. Una cota además peligrosa ya que se acerca al nivel en el que la deuda griega, la irlandesa o la lusa se encontraban en el momento en el que fueron intervenidas. Editorial. El País El euro, ante el precipicio La convulsión permanente de los mercados, que apenas deja una semana de tranquilidad entre un episodio de ataques a las deudas periféricas y el siguiente, está llevando a la eurozona al caos financiero y al borde de la ruptura. La crisis, mal gestionada por las instituciones europeas, ha dado un peligroso salto cualitativo al involucrar a países como Italia que tienen gran parte de la deuda en manos de residentes. La primera consecuencia de ese agravamiento fue que ayer Europa vivió un lunes tenebroso, el peor sin duda desde la creación del euro, con una especulación desaforada contra Italia y España. La prima de riesgo española alcanzó los 336 puntos básicos y la de Italia superó los 300 puntos. Es una situación insostenible a corto plazo para la solvencia española y, sobre todo, para la italiana, que acumula un volumen de deuda del 120% del PIB. En España, la explosión de los intereses de la deuda asfixia cualquier recuperación, porque los gastos financieros consumen cualquier margen presupuestario, reducido de entrada por la obligación de controlar el déficit. El castigo a la deuda se traduce además en el desplome bursátil de los sistemas bancarios, objeto de una reforma cuyo destino fatal en estas circunstancias es el fracaso. El euro está en este gravísimo aprieto porque las autoridades europeas son incapaces de llegar a un acuerdo para articular un plan de rescate que proporcione una cierta estabilidad financiera a Grecia durante los próximos tres años. Con España e Italia situadas en la diana de la especulación, los ministros de Finanzas, el BCE y toda la pléyade de instituciones que deben ponerse trabajosamente de acuerdo para salvar el euro (porque hoy ya es cuestión de supervivencia) no pueden demorar más la salvación de Atenas. El problema es conocido. Grecia no puede devolver sus préstamos y necesita un nuevo plan de rescate que incluya una reestructuración de esa deuda; es decir, los acreedores de Grecia tienen que contribuir al rescate con una quita; para que esa reestructuración sea efectiva, las agencias de calificación deben aceptar que no es un impago. Una medida de mala gestión de las autoridades europeas es que anunciaron iniciativas antes de acordar con las agencias que la quita voluntaria no fuera considerada como default. El resultado de la torpeza (otra más) es una prima de riesgo insostenible y la certeza de que es más difícil cada día llegar a un acuerdo sobre Grecia (aplicable si llega el caso a Portugal e Irlanda) que aleje definitivamente la especulación. Los acreedores de las deudas europeas (y quienes gestionan sus carteras) tienen una responsabilidad indeclinable en esta situación crítica. Reaccionan con histeria a síntomas menores y son reacios a analizar los fundamentos económicos de cada país. Pero lo que los inversores cotizan sobre todo (a la baja, por supuesto) es la pésima gestión de la crisis. La falta de un gobierno económico capacitado para tomar decisiones ha sembrado el desorden en las finanzas europeas, está invalidando los programas de ajuste de algunos países, pagados con recortes sociales (como el de España) y puede ser la causa de la desaparición del euro. Para corregir este caos que provoca empobrecimiento y paro, Europa (léase Alemania, Francia, el Eurogrupo y el BCE) tiene que aprobar ya -sin esperar a septiembre, pues igual no se llega- el segundo rescate de Grecia con la aquiescencia de las calificadoras y transmitir el mensaje de que el BCE y el Eurogrupo tienen la capacidad para acabar con la especulación. No es momento de sutilezas, debates bizantinos y dudas metafísicas que castigan el crecimiento y el empleo. El sistema financiero tiene que ser consciente de que el BCE utilizará como garantía los bonos de todos los países del euro, sea cual sea el nivel de castigo recibido. Basta ya de parches. *********************************** Economía Italia y España se acercan al abismo Claudi Pérez Durante años, las crisis financieras y las suspensiones de pagos de países se han asociado con Latinoamérica, con el Sureste asiático, con el mundo en desarrollo. Durante generaciones, los países emergentes estuvieron aquejados de crisis monetarias, quiebras bancarias, colapsos financieros y demás desgracias económicas conocidas por el hombre moderno. Esos episodios de pánico solían producirse en verano, cuando las manadas de especuladores tienen más capacidad de influencia sobre los mercados. Es verano y la crisis arrecia, pero esto no es América Latina ni Asia: Europa es la nueva frontera del miedo. La Unión Europea fue ayer incapaz de dar un golpe de timón y la crisis de los periféricos (Grecia, Irlanda y Portugal) embistió de lleno el corazón del euro: Italia y en menor medida España, que suman más de 100 millones de habitantes y un PIB de 2,5 billones de euros, se asomaron al precipicio, con fuertes caídas en las Bolsas y sobre todo con un severo correctivo en los mercados de deuda. Media Europa está de veras asustada por segunda vez en poco más de un año. En los primeros días de mayo de 2010, el incendio fiscal de Grecia se iba extendiendo a Irlanda y Portugal, y Europa se vio obligada a dar un paso adelante cuando el contagio amenazó con alcanzar a España y saltó el océano para propinar un buen revés a Wall Street. La UE solo se activó cuando se vio al borde del precipicio. Ayer, ni así: los mercados europeos protagonizaron una de esas reacciones masivas y fulminantes ante la inacción en Bruselas, que a pesar de las reuniones extraordinarias fue incapaz de lanzar un solo mensaje convincente mientras los mercados estuvieron abiertos. El resultado: las Bolsas sufrieron cuantiosas pérdidas, lideradas por el 4% de Milán y el 2,7% de Madrid, y el euro cedió la cota de los 1,4 dólares. Hace ya tiempo que los especuladores han sustituido las Bolsas por la deuda pública para causar destrozos impactantes. En ese ámbito el castigo fue ejemplar: la deuda italiana fulminó todos los récords, y el bono a 10 años español superó el listón del 6%, un tipo de interés que en los casos de Grecia, Irlanda y Portugal puso a esos países en un camino sin retorno y los acabó llevando a un rescate que no ha funcionado de ninguna manera, y que ahora contagia a los dos países (Italia y España) que habían ejercido de cortafuegos por ser demasiado grandes para caer, demasiado grandes para ser rescatados; demasiado grandes para casi todo. Porque la prueba de que los inversores se sienten fuertes es que el castigo es mucho mayor ahora que en mayo de 2010. La prima de riesgo española (la diferencia entre los intereses que paga España y los que paga Alemania por su bono a 10 años) escaló ayer 51 puntos, hasta superar los 330, tanto por la escalada de los intereses que paga el Tesoro como por la caída de los tipos que paga Berlín, cuya deuda es siempre el mejor refugio en momentos complicados. Hace un año, el castigo fue de 30 puntos, con el riesgo país en torno a los 160. En Italia la magnitud de la tragedia fue aún superior: la prima de riesgo subió ayer de golpe 61 puntos. En ambos países, ese indicador (la medida del grado del desasosiego de los inversores acerca de la posibilidad de que se necesite un rescate) ha subido en torno a 100 puntos en una semana. Italia y España se enfrentan a problemas mayúsculos. El principal es la terrible gestión de la crisis por parte de las autoridades europeas, con varios países -en primer lugar Alemania, pero también Holanda, Finlandia y Austria- dificultando la consecución de acuerdos. Pero en el plano interno, España tiene ante sí una frágil recuperación, combinada con los efectos de la explosión de la burbuja inmobiliaria, una bomba de relojería para las cuentas de los bancos y cajas. Italia se enfrenta además a una grave crisis política interna, que se suma a un estancamiento que dura ya años y a las crecientes dudas sobre la salud de sus bancos, que concentran la mayor parte de la ingente deuda pública del país transalpino (el 120% del PIB, en números absolutos la tercera deuda más voluminosa del mundo, solo por detrás de la de EE UU y Japón). Y aun así, Grecia sigue siendo el principal quebradero de cabeza de Europa: la mayor fuente de contagio. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, lideró ayer una reunión de urgencia al más alto nivel para estudiar la situación en Atenas, de la que al cierre de esta edición no se tenía ni una sola noticia: ni siquiera el revés en los mercados aceleró la búsqueda de consenso. Los acontecimientos se precipitan y la reestructuración de la deuda de Grecia está cada vez más próxima. Alemania volvió a la carga con su plan de impago selectivo y transitorio para involucrar al sector privado en el pago de la factura. La propuesta de reestructuración voluntaria del BCE y de Francia pierde fuerza, tanto por el boicot de las agencias de calificación (que han reiterado sus amenazas de calificar de impago cualquier tipo de reestructuración) como por el tibio apoyo de Alemania a esa propuesta. Y esto es solo el principio: Europa tiene ante sí unas semanas de aúpa, tanto en España -con la próxima salida a Bolsa de Bankia y Banca Cívica, que se presume complicada- como en la banca de todo el continente, con la publicación de unas pruebas de resistencia que llegan en el peor de los momentos posibles. "Europa sigue sin dar soluciones concretas y continúa especializándose en permitir que la situación se deteriore hasta estar cerca de estallar. Ya no son solo los especuladores: el dinero se marcha de Europa por esa falta de credibilidad en la respuesta política a la crisis", criticó el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez. "Es duro tener que confiar en eso de cuanto peor, mejor: pero parece que los líderes europeos estén esperando a ver de cerca el borde del precipicio para darle al botón nuclear, para aprobar una solución convincente de una vez por todas", cerró Alfredo Pastor, del IESE. EL PAÍS. 12-7-2011 Crisis. Cinco Días Órdago sobre España e Italia Juande Portillo La incapacidad de la UE para solventar de una vez la crisis griega ha terminado por extender la amenaza de quiebra hasta los grandes países periféricos, como Italia, cuya banca se derrumba en el parqué, pero también España, cuya prima de riesgo alcanzó ayer 335 puntos, máximo desde 1996. Con caídas en todas las Bolsas europeas, el Ibex perdió el 2,69%. La tormenta perfecta que se venía formando en el mercado soberano europeo estalló ayer con una fuerza devastadora. Entre el incesante acoso de los mercados, la incapacidad de los líderes políticos para cerrar una solución en firme para Grecia y la certeza de que los tres países rescatados no están ahora mejor que antes, la sombra de una quiebra sistémica amenaza ya a toda la Unión Monetaria. Ayer, el peligro se cernía sobre dos estados considerados demasiado grandes para dejarlos caer: Italia y España. Si el primero se ha convertido en el paradigma del castigo que están sufriendo los bancos europeos, la prima de riesgo española se disparó de 284 a 335 puntos. La cota más alta desde 1996, y la mayor subida diaria de la historia del euro. El sobrecoste que pagan los países por emitir deuda soberana subió en todas partes, excepto en Berlín, cuyo papel se toma como valor refugio ante la adversidad. Así, el diferencial del bono italiano frente al alemán se disparó de 244 a 301 puntos básicos; el heleno, de 1.403 a 1.434 puntos; el portugués, de 1.009 a 1.071; y el irlandés, de 1.008 a 1.052 puntos. Semejante temperatura hizo arder también los parqués. El Euro Stoxx se dejó ayer un 2,90%, reflejando las caídas de las grandes plazas, que fueron desde el 1,03% de Londres, al 3,96% de Milán. El Ibex perdió un 2,69%, en su sexta sesión consecutiva en negativo, hasta los 9.670,60 puntos. Se trata del nivel más bajo en el que se sitúa el selectivo desde el pasado enero. Los 35 valores cerraron en rojo. En Europa, aseguradoras y bancos se llevaron la peor parte, con caídas del 3,66% y el 2,87% respectivamente, por la invitación que han recibido desde Bruselas para pagar parte del salvavidas heleno. El castigo que ya sufría la banca romana se intensificó ayer, con Unicredit, Banca Popolare, o Intesa Sanpaolo cayendo más de un 6%. En España, BBVA cedió el 4,06% y Santander, un 3,16%. "Hace dos semanas parecía que todo estaba bien encaminado", expone Nuria Álvarez, Analista de Renta 4. El mercado, sin embargo, parece haberse postulado del lado de las agencias de rating, que en palabras de Standard & Poor’s, considerarían una situación de impago que la banca colabore voluntariamente en el rescate. "Esto no termina de acabar, Bruselas pone parches, pero el mercado siempre exige más y más", agrega Virginia Romero, de Ahorro Corporación. "Las medidas de ajuste que se piden llevan un tiempo, pero la soberanía del mercado no da ni ese margen. Esto ya no es un problema de Grecia, ya es toda Europa. Italia, Bélgica o España estamos ya en el mismo saco que el resto", valora. La posible solución -"al menos para ganar tiempo", puntualiza Romero- pasaría, según ambas analistas, por un mensaje contundente desde Bruselas. En eso andaba el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, cuando convocó ayer de forma urgente a los dirigentes europeos, antes de la reunión de los responsables de finanzas ya prevista, a fin de detener el contagio. No lo consiguió. "Cuesta creer que habrá una solución mágica. Estamos en un punto de no retorno. O se da un compromiso mundial para que Europa salga adelante, o nos replanteamos las reglas del juego", reflexiona Romero. "La soberanía de los mercados no funciona, se están llevando por delante a países. Italia ha suspendido la negociación en corto, pero igual hay que ser más intervencionistas". Con la banca europea cotizada en mínimos desde la quiebra de Lehman Brothers, el panorama promete ir complicándose durante la semana hasta el viernes, cuando se publican los test de estrés. "Serán la clave, pero no sé como los asumirá el mercado. Si suspenden 20 lo considerarán poco fiable, y si caen 26, ¿es bueno porque es más realista o malo porque aprueban menos?", se preguntan en Renta 4. Un golpe para el euro La crisis de confianza que atraviesa Europa afectó de lleno a la moneda comunitaria. La posibilidad de que Grecia suspenda pagos, y su severo contagio a Italia y España, lastró un 1,62% a la divisa hasta los 1,403 dólares, su nivel más bajo desde marzo. El franco suizo, moneda refugio, marcó máximo histórico en las 1,17 unidades por euro. CINCO DÍAS. 12-7-2011 Crisis. El Confidencial España se asoma al punto de no retorno Carlos Sánchez El punto de no retorno está más cerca para la economía española. ¿A qué distancia? Nadie lo sabe, pero lo que está fuera de toda duda es que se han cumplido los peores pronósticos que situaban en julio un nuevo episodio de la crisis financiera. Hasta el punto de que en Londres, ayer, según una fuente solvente, ya no había contrapartidas para adquirir deuda pública española. O dicho en otros términos, la aversión al riesgo se ha disparado y nadie quiere comprar títulos del Reino de España en los mercados secundarios, lo que ha empujado al alza las rentabilidades. Hoy España paga el doble que Alemania por colocar una obligación a diez años. Lo peor es que la tormenta amenaza con quedarse. El diferencial con Alemania se fue ayer hasta el entorno de los 340 puntos básicos (3,4 puntos porcentuales); la Bolsa cae a plomo arrastrada por los bancos (-2,7%) y el contexto macroeconómico se deteriora de forma relevante. Tanto los recientes datos de empleo en EEUU como la inflación china (el mayor nivel en tres años) sugieren un enfriamiento económico mundial. Y todo ello en un contexto político muy complicado. Zapatero y Berlusconi están de retirada y sus partidos en caída libre. El tópico diría que estamos ante la tormenta perfecta. Pero lo que realmente preocupa ahora es la exposición de la banca europea a la crisis soberana. En particular en Italia, donde los grandes bancos cayeron hasta un 7%. En España las cosas fueron algo mejor, pero aún así Santander y BBVA se dejaron entre un 3% y un 4%. Aunque para agujero el que tendrá que torear el Tesoro, que ha visto como el bono español a diez años se ha ido hasta el 6,09%. Mientras que el de más largo plazo, el de 30 años, cotiza ya por encima del 6,35% en el mercado secundario. La consecuencia no puede ser otra que un deterioro adicional de los balances bancarios, que se hincharon a comprar deuda pública barata en los primeros años de la crisis (con dinero del BCE) y ahora ven como esos títulos se deprecian a ritmo de vértigo. Rentabilidad y precio dibujan trayectorias distintas. Cuando sube la rentabilidad baja el precio de los activos, y vicerversa. Y lo que sucede ahora, como sostiene el consejero delegado de un importante grupo financiero, es que “se está erosionando” de forma acelerada los recursos propios de la banca italiana ante la imparable subida del diferencial. Y el efecto contagio está ahí. No es, desde luego, ninguna novedad. Es lo que sucedió en la crisis del Sistema Monetario Europeo en los primeros años 90, como sugiere el último informe anual del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés). Recuerda el banco de los bancos centrales que las pérdidas de valor de los títulos de deuda pública “afectan directamente a la solvencia crediticia de las entidades tenedoras y reducen el valor de las garantías que estas pueden utilizar para tomar prestado”. Y eso es, precisamente, lo que está penalizando el mercado. Las tripas de los bancos se han llenado de activos que cada vez valen menos. Y como recuerda el BIS no es un asunto baladí. Problemas de solvencia El BIS pone un ejemplo. Si una institución financiera cuenta con activos por valor de 100.000 millones de dólares y 5 000 millones de dólares de capital, tiene un coeficiente de apalancamiento de 20, de forma que una caída del valor de sus activos del 1% conllevaría una caída del 20% en el valor de su capital. Ya no es, por lo tanto, un problema de liquidez, sino de solvencia, la palabra ‘mágica’ del sistema financiero. En este sentido, el hecho de que el próximo viernes a partir de las seis de la tarde se vayan a conocer los resultados de las pruebas de esfuerzo (stress test) a 91 bancos europeos no ha hecho más que alimentar la tormenta. Se da por seguro que algunas entidades no pasarán el examen, y eso explica en parte el aumento de la aversión al riesgo. En particular, la banca alemana, con problemas de capitalización en algunas entidades de ahorro ligadas a los länder. Esto es precisamente lo que parece estar sucediendo en Grecia, cuyos bancos han tenido crecientes problemas para obtener financiación como consecuencia del temor de los inversores a una reestructuración de la deuda pública del país. Aunque sea parcial, como ya se da por hecho. Y hay que tener en cuenta que el déficit fiscal y externo griego es aproximadamente tres veces más grande, y el nivel de deuda acumulada es más del doble del que tenía Argentina antes del default. En el caso italiano, la ventaja es que la mayor parte de la descomunal deuda pública (el 129% del PIB) está en manos de residentes, lo que facilita su financiación. Mientras que un país como España, con todavía amplio déficit de balanza de pagos, necesita importar capitales para financiar su desequilibrio fiscal. Y por eso, el hecho de que el mercado de Londres esté prácticamente cerrado para el Tesoro Público es una muy mala noticia. Como sostiene el BIS, los países con menor deuda privada tendrán más capacidad para devolver su deuda pública y, cuando ésta esté en manos de residentes, puede existir mayor disposición a efectuar su devolución. No es, desde luego, el caso de España, donde la tercera parte del endeudamiento público está en manos de bancos y cajas, y si estas sufren en sus balances por la depreciación de sus activos, la única salida es que el Estado ponga más dinero, toda vez que los niveles de deuda privada son también muy elevados. Eso es lo que temen los mercados. Que nuevos problemas de solvencia obliguen a aumentar los ya de elevadísimos niveles de deuda. Y hay que tener en cuenta que ya este año sólo el Estado –sin contar las administraciones territoriales- ha presupuestado gastar 27.420 millones en el servicio de la deuda. Esto supone que por cada punto que suban los tipos de interés tendrá que desembolsar 274 millones adicionales. Y el diferencial se ha ido ya claramente por encima de los 330 puntos básicos. Lo nunca visto desde que España ingresó en el euro. EL CONFIDENCIAL. 12-7-2011 Opinión. La Vanguardia La Milagrosa Enric Juliana Giulio Tremonti ha dicho: “Si caigo yo, cae Italia, y si cae Italia, cae el euro”. El fiscalista Tremonti, con residencia en la ciudad de Pavia y muy buenos amigisa en Milán, es el ministro de Economía de Italia y también el oficial de enlace entre el conglomerado Berlusconi (tres en uno: oligopolio televisivo–partido– fragmentos del Estado) y la pequeña y mediana empresa de la llanura del Po. Dicho en pocas palabras, es el que lleva los números en el país más misterioso de Europa. Este señor, muy listo, escasamente simpático y con un ligero ceceo, ha dicho hace unos días lo que ningún ministro, de izquierdas o de derechas, se atrevería a proclamar en España. Lo ha dicho y además es posible que tenga razón. Formado en la tecnocracia liberal- socialista de los años ochenta (círculo que también frecuentó, con discreción, Mario Draghi, futuro gobernador del Banco Central Europeo), Tremonti es la pieza más sólida del actual Gobierno italiano y ha entrado en ruta de colisión con Berlusconi, por dos motivos: por negarse a un recorte populista de los impuestos –sabe perfectamente que el horno no está para bollos– y por emerger como posible sustituto del Oligarca. Y dado que en Italia es mejor no creer en la casualidad, Tremonti ha llegado a la conclusión de que Calígula quiere apuñalarle y que son fuego amigo las noticias no muy agradables sobre el apartamento que suele utilizar cuando pernocta en Roma, propiedad de un amigo suyo con problemas con la justicia. Un aviso. Por eso ha dicho, el ministro de Pavia, que si cae él, cae Italia, cae el euro, se disloca la Unión y –que Dios nos coja confesados– desde Gibraltar al golfo de Lepanto nos vamos todos a la ruina y a gritar en las plazas: “Perón y Evita, mi pareja favorita”. Escenas del bajo imperio romano- germánico. Grecia, Irlanda, Portugal… España, y ahora, Italia. Tiembla el puente entre Roma y Carolingia y ayer hubo en Bruselas una reunión de urgencia, porque Italia no es la disciplinada España, en la que suenan tres teléfonos en la Moncloa –aquí el presidente de los Estados Unidos, aquí el primer ministro de la República Popular China, aquí la canciller de Alemania– y al día siguiente, cambio de ruta. Italia es el país más insondable de Europa, bajo sus alfombras aún se conserva la doble contabilidad de Trajano, una parte de la sociedad funciona al margen del Estado y antes de caer al precipicio, el rico norte padano sería capaz de cortar amarras con el sur terrone. El problema es muy serio. Ha llegado el verano y toda la Europa del sur se desliza sobre una pista de hielo. Bajo esa perspectiva deslizante hay que interpretar el reajuste ministerial español. Nadie sabe lo que va a pasar. Semana de urgencia en Bruselas. Salida a Bolsa de Bankia con todo el sistema financiero español cruzando los dedos. Pruebas de estrés de los bancos y cajas europeos. La solvencia a prueba. Si la pista de hielo no se quiebra, José Luis Rodríguez Zapatero –desde el sábado de córpore in sepulto–, quizás se decida a dar por concluida la legislatura en septiembre, para convocar a las urnas el domingo 27 de noviembre. Notables socialistas –entre ellos, Felipe González– apuestan por llegar a marzo, con el riesgo de que, en aquellas fechas, España vuelva a estar en recesión. Lo único claro es que el pequeño reajuste ministerial refuerza a Rubalcaba y Blanco como núcleo dirigente del PSOE. Un núcleo rocoso. Mandan y seguirán mandando. Carme Chacón, mohín triste, no pudo evitar ayer el lamento. Retengan esta fecha: 27 de noviembre, festividad de la Virgen de la Medalla Milagrosa. LA VANGUARDIA. 12-7-2011 Crisis. ABC El virus llega a Italia y pone en jaque a España Y. Gómez / E. Avellaneda Los mercados de deuda y las Bolsas mundiales vivieron ayer una jornada de infarto. El virus griego se extiende como una mancha de aceite por los países de la periferia europea. Italia tiembla y hace temblar al euro y a los países más débiles de la zona entre los que una vez más se encuentra España. La reunión de los líderes europeos, enfrascados en el segundo rescate a Grecia y con las sobre Italia como telón de fondo, apenas calmó a los mercados, y al otro lado del Atlántico la falta de acuerdo para elevar el techo de deuda en Estados Unidos y la posibilidad de que la locomotora de la economía mundial suspenda pagos solo sirvió para empeorar la fuerte crisis que vive Europa. La peor jornada para la deuda española desde el estallido de la crisis financiera colocó el riesgo país por encima de los 340 puntos básicos, con lo que el bono español a diez años superó el 6%, la cifra más alta desde 1997. Una cota además peligrosa ya que se acerca al nivel en el que la deuda griega, la irlandesa o la lusa se encontraban en el momento en el que fueron intervenidas. Según algunos analistas una prima de 400 puntos básicos es lo máximo que se podría alcanzar antes de una intervención. El lunes negro en los mercados coincidió en España con la remodelación del Gobierno Zapatero, una remodelación que no calmó a los inversores. De hecho, el anuncio del presidente del nuevo Ejecutivo coincidió con un repunte de la prima de riesgo, si bien es cierto que el repunte se produjo también en otros países de la periferia europea. No obstante, la desconfianza en la economía española es un hecho, y las dudas sobre la implementación de reformas en vísperas de unas elecciones que todavía no tienen fecha tienen inquieto al mercado, más si cabe tras las declaraciones y el guiño a la izquierda del candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, y sus ataques continuos a la banca. También en el parqué madrileño se vivió una jornada de infarto. El principal indicador del mercado español llegó a caer hasta cerca del 4%, aunque al cierre, las pérdidas quedaron mitigadas hasta el 2,69%. Aún así, se trata de la segunda mayor caída del año, que deja el Ibex en los 9.670,6 puntos. Un día más fueron los bancos los más castigados, con un descenso del índice sectorial del 3,6%. Además entidades como Caixabank se dejaron un 5,29% y caídas entorno a ese 4% registraron la mayoría de las entidades financieras. El foco del incendio En Italia, donde ahora se encuentra el principal brote de lo que ya se está convirtiendo en epidemia, la prima de riesgo marcó un nuevo récord, superando los 300 puntos básicos y acercándose a la española. El precio del bono italiano rozó el 5,7%, la cifra que se exigía al bono español el pasado viernes. El precio de la deuda disparada, unido a la jornada de pasión de la Bolsa italiana (su índice FTSE Mib cerró en -3,96%), reflejan que el nerviosismo permanece ligado a un eventual contagio a Italia y a la crisis de la deuda, que en el caso de Italia es colosal al superar el 120% del PIB, informa Ángel Gómez Fuentes desde Roma. No hay pruebas claras, pero no se puede decir que las medidas adoptadas en la noche del domingo por la Consob (órgano regulador de la Bolsa italiana) para limitar las ventas al descubierto hayan surtido efecto. Un operador ha explicado: «Se ha dado el efecto de la bola de nieve, una espiral de pánico que empuja a todos a vender cuando las cosas van mal». La aprobación rápida del plan de recortes de 47.000 millones en el Parlamento es, por el momento, la única carta que tiene en mano el Gobierno Berlusconi para intentar que cesen las especulaciones. Pero al ser un Gobierno débil, acosado por divisiones y algunos escándalos y sentencias judiciales, hacen todo más complicado. Además, el plan aprobado por el Gobierno de Berlusconi deja el grueso del ajuste para 2013 y 2014, lo que ha provocado la desconfianza del mercado. Unidad nacional El jefe del Estado hizo ayer un llamamiento a la unidad nacional. En una intervención pública señaló que la «seriedad» de todas las fuerzas políticas es el único antídoto capaz de evitar daños irreparables, evocando la «cohesión nacional para superar las difíciles pruebas a las que está siendo sometida Italia». Por su parte, la oposición también defendió esa estrategia de mantener una línea de «responsabilidad nacional». Pero ayer el batacazo se extendió por todas las plazas bursátiles de Europa. Los números rojos inundaron las pantallas de los «brokers» y la banca sufrió un desplome generalizado. El selectivo europeo que más perdió durante la jornada fue el PSI 20 portugués, que se dejó un 4,28%. Los dos valores que más cedieron fueron, precisamente, fueron sus principales bancos. El Banco Espírito Santo cayó un 6,64% seguido de cerca por el Banco Comercial Português que retrocedió un 6,55%. Grecia, el origen del virus, vio como su principal indicador, el FTSE Athex 20 perdía un 3,48%, y sus bancos caían una media del 7%. El Bank of Cyprus Group lideró los descensos helenos con un 8,33% abajo. El Eurobank EFG y el Marfin Laiki Bank cedieron un -7,91% y -6,90, respectivamente. Ni siquiera los grandes parqués se libraron de la sangría. En Fráncfort el DAX se dejó un 2,33% y el Commerzbank fue su valor más castigado con pérdidas del 8,64% por título. En París, la expansión del virus de la deuda hizo perder al CAC 40 un 2,71% y a Credit Agricole el peor valor de la sesión con una caída libre del 7,66%. Sin duda, un lunes más que negro…rojo. Y mientras, el euro perdía posiciones frente a las principales divisas del mundo y el bono alemán y el oro se convertían en valores refugio. ABC. 12-7-2011