El Dow Jones registra la mayor caída en puntos de su historia
No fue un lunes negro como aquel martes de 1929, pero durante la jornada del 5 de febrero, los nervios se apoderaron del parqué más poderoso del mundo. El Dow Jones, el índice más importante de la bolsa norteamericana, registraba la mayor caída en puntos de su historia. La causa de este síncope -que no infarto- de Wall Street hay que buscarla, paradójicamente, en la fortaleza de la economía doméstica norteamericana. Los niveles de desempleo mínimos y la significativa recuperación de los salarios hacen temer a los mercados una pavorosa subida de los tipos de interés. Como perspicazmente apuntaba un analista: «Lo que es bueno para la economía no lo es necesariamente para Wall Street».
Ya venía de antes, pero el hecho es que el primer año de Trump se cierra con la tasa de paro en mínimos históricos (4,1% en enero), incluso para sectores tradicionalmente castigados como los afroamericanos; un aumento interanual medio de los salarios en torno al 3% y baja presión fiscal para las clases medias. Esta sonriente situación para las clases trabajadoras significa sin embargo nubarrones en el horizonte para los grandes capitales de Wall Street. Todo huele a una inminente subida de los precios, o -algo que les pone muy nerviosos- la temida subida de los tipos de interés. Durante la última década, la Reserva Federal ha mantenido inalterablemente bajo el precio del dinero -algo que beneficia enormemente a los bancos y monopolios- elevándolo (muy cuidadosamente) en diciembre de 2015. Pero la evidente mejora de la economía hace temer que, tarde o temprano, las autoridades económicas tendrán que retirar los estímulos.
El ambiente de alerta ante el temor de que se produzca un ajuste al alza en las tasas de interés desembocó en un lunes caótico. El Dow Jones, el principal indicador de Wall Street, sufrió un retroceso de 1,175 unidades, la mayor caída de puntos de su historia, un batacazo porcentual del 4,6%. Aunque ya habían experimentado mayores retrocesos en términos porcentuales, nunca antes este índice se había dejado tantos enteros en un solo día. Otros índices relevantes, como el Nasdaq (tecnológicas -3,53% en la semana) y el S&P 500 (-3,85% semanal) también sufrieron golpes similares.
A la abrupta caída contribuyeron dos factores: la noticia de los decepcionantes resultados trimestrales de dos grandes petroleras estadounidenses -Chevron y ExxonMobil- que cotizan en el Dow Jones, y la coincidencia con la jura como nuevo presidente del banco central estadounidense (la Reserva Federal) de Jerome Powell, en relevo de la saliente Janet Yellen, disparando el temor a que significara el temido anuncio del alza de los tipos.
p.p1 {margin: 2.9px 0.0px 2.9px 0.0px; text-align: justify; text-indent: 15.7px; font: 11.0px Georgia}
El lunes de síncope de Wall Street se contagió -amplificado- a las bolsas europeas y asiáticas más ligadas al parqué neoyorquino. La bolsa de Tokio ha registrado su mayor caída en 15 meses, el índice surcoreano Kospi cerró con pérdidas de un 1,54%. El IBEX 35 caía ayer un 1,44% y el resto de bolsas europeas mantenían un rumbo similar. Cuando EEUU estornuda, el resto de los países de su órbita de dominio se resfrían: así funciona la cadena imperialista y las redes de dependencia del capital financiero.