Paraguay, nuevo escandalo contra Lugo

Lugo destituye a la cúpula militar

Fernando Lugo dispuso ayer la destitución de los comandantes del Ejército, la Armada e Ingenierí­a, por el caso del acto de tinte polí­tico de jóvenes de izquierda en un cuartel. Los relevados son el general Alfredo Machuca, el contralmirante Rubén Valdez y el coronel Felipe Santiago Cañete. Aunque no públicamente por razones obvias, varios oficiales consultados admitieron su disgusto. Molestó que el Comandante en Jefe se haya lavado las manos y haya hecho caer toda la responsabilidad sobre sus subalternos.

En Paraguay, el uso de un cuartel militar ara realizar un campamento de movimientos de izquierda sudamericanos no pasó inadvertido. Ayer, el presidente de ese paí­s, Fernando Lugo, relevó a los comandantes del ejército y de la armada y al jefe de un cuartel por albergar, entre el 6 y el 10 mayo pasados, un congreso juvenil de grupos de izquierda de varios paí­ses de la región en instalaciones de las fuerzas armadas, lo que se encuentra prohibido en ese paí­s.Alfredo Machuca, comandante del ejército, fue quien asumió la responsabilidad por haber autorizado el II Campamento Latinoamericano de Jóvenes por el Cambio y, por eso, fue el primero en ser reemplazado: en su lugar, Lugo designó al general Juan Oscar Velázquez, cercano al mandatario y quien hasta ahora se desempeñaba como jefe del gabinete militar de la Presidencia.En cuanto a la armada, su jefe, el contraalmirante Rubén Valdez, fue reemplazado por el contraalmirante Claudelino Recalde. Valdez habí­a afirmado públicamente que el congreso de los jóvenes habí­a sido autorizado por orden del presidente Fernando Lugo. Incluso, medios de comunicación locales llegaron a divulgar un facsí­mil de un parte militar en donde se señalaba expresamente que la autorización habí­a sido otorgada por el comandante en jefe, es decir, Lugo.Sin embargo, el mandatario, que se encontraba en Brasil cuando el asunto tomó conocimiento público en su paí­s, desmintió al militar apenas volvió a Asunción. «Expreso mi total rechazo y desaprobación al uso de unidad militar alguna para expresiones polí­ticas sectarias», señaló el jefe de Estado a través de un comunicado.El campamento, que según sus organizadores reunió a unos 1000 paraguayos, 150 argentinos, 67 bolivianos, 9 brasileños y 3 uruguayos, se realizó en la sede de un Comando de Ingenierí­a. Según testigos, los participantes cubrieron el cuartel con afiches y fotos alusivos a partidos de izquierda y lí­deres internacionales de esa corriente, con lo cual habrí­an violado la Constitución paraguaya, que prohí­be expresamente las actividades polí­ticas en unidades militares.Por eso, el presidente Lugo mencionó explí­citamente este hecho en su comunicado. «Considero inadmisible que en las instalaciones castrenses se exhiban estandartes y banderas pertenecientes a sectores polí­ticos», señaló.De todas maneras, luego de que portavoces del opositor Partido Colorado insinuaran que los hechos sucedidos en la unidad militar podí­an ser causa de un eventual juicio polí­tico al mandatario -al igual que lo hicieran cuando se reveló la paternidad no reconocida del ex obispo- y aprobasen una moción para cuestionar al presidente por los hechos, Lugo reformuló lo dicho. «No se trató de un congreso de tinte polí­tico, sino de un acto pluralista de diferentes grupos, partidos y movimientos sociales de la región», sostuvo en un segundo comunicado.Asimismo, el presidente también reconoció que el organismo público que controla la represa hidroeléctrica paraguayo-argentina Yacyretá aportó 98 millones de guaraní­es (más de 19 mil dólares) para solventar la logí­stica del congreso juvenil, argumentando que no existí­a ningún impedimento para que así­ lo hiciera.No obstante, el director paraguayo de la hidroeléctrica, Carlos Cardozo, anunció ayer que repuso esos recursos de su sueldo personal, en medio de otras denuncias públicas en la prensa de Paraguay de otros presuntos malos manejos de fondos públicos.A su turno, el senador del oficialista Alberto Grillán consideró que los ministros de Emergencia Nacional, Camilo Soares, y de la Juventud, Karina Rodrí­guez, quienes apoyaron el encuentro, deberí­an renunciar.

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