La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, apela a la solidaridad de los propietarios para bajar los alquileres, ante la negativa del PP a aplicar el tope a los precios: “Creo que España es un país solidario y, en su mayor parte, el parque de vivienda en alquiler pertenece a los pequeños propietarios».

Todo lo contrario de lo que se plantea desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca: “Cuando la gente oye hablar del mercado de alquiler que no piense en el casero o en la casera de toda la vida, ahora son los fondos de inversión los grandes propietarios de vivienda en España”.

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Las declaraciones de la ministra conectan con un clima de opinión ampliamente difundido entre mucha gente de izquierdas que señalan a “todos los caseros por igual” y meten en el mismo saco al propietario de cinco pisos junto a un gran fondo como Blakstone o a CaixaBank. Cuando se les iguala se oculta a los verdaderos responsables.

Los responsables del atraco de la vivienda no son “todos los caseros”, los “caseros en general”, son las grandes burguesías monopolistas, la oligarquía española y la burguesía monopolista norteamericana, dueñas de los monopolios de la construcción, como ACS, Acciona, FCC, Sacyr, Ferrovial, OHLA y Grupo San José; de las 40 grandes inmobiliarias y de los bancos Santander, BBVA y La Caixa, Sabadell, Bankinter, Unicaja… que monopolizan la concesión de hipotecas. Un entramado intrínsecamente vinculado entre sí que monopoliza e impone las condiciones del mercado de la vivienda y el alquiler.

En la última década, a partir de la crisis anterior, desde 2013 a hoy, los grandes fondos y bancos norteamericanos acudieron de forma unificada a controlar la vivienda en España y se han convertido en los principales dueños de la vivienda en nuestro país. En apenas seis años (2013-2018) los grandes fondos de inversión estadounidenses se hicieron con 300.000 viviendas.

Encabezados por Blackstone que ha adquirido en la última década casi 150.000 viviendas y más de 80.000 préstamos hipotecarios. Y su actividad se concentra en las zonas más rentables como Barcelona o Madrid, donde es el mayor propietario de viviendas. Es el propietario de Fidere, calificado como “el rey inmobiliario”, que se lucra con la compra de vivienda pública.

Cerberus posee en torno a 150.000 casas y 42.000 millones en propiedades inmobiliarias de los bancos. Y en zonas como Valencia es “el nuevo rey de la vivienda”. Controla promotoras como Inmoglaciar o Coliseum, y grandes inmobiliarias como Divarian o Housell.

Lone Star es el tercer fondo norteamericano con más propiedades. Posee cuatro grandes inmobiliarias, entre ellas Servihábitat (La Caixa) donde posee un 80% del capital.

Son tres principales pero hay muchos más, como KKR, Castleake, HMC, Oaktee, CBR, Ares Management… Y se añaden históricos gigantes financieros de Wall Street como Goldman Sachs.

Además hay que tener en cuenta que en las grandes inmobiliarias de la oligarquía española y sobre todo en la banca están presentes nódulos financieros norteamericanos como Goldman Sachs, BlackRock…

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Los principales caseros de España

Los grandes fondos de inversión y bancos son los auténticos grandes tenedores de viviendas, controlan el mercado del alquiler e imponen la subida de los precios.

Lo hacen con garantía del Estado a través de las SOCIMIS (Sociedades anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario). Son utilizadas por la oligarquía y el capital extranjero para explotar el negocio de la vivienda con privilegios fiscales. A través de ellas canalizan sus inversiones inmobiliarias, ya que les permite beneficiarse de un tipo impositivo en el impuesto de Sociedades ¡del 0%! en vez de cotizar al tipo ordinario del 25%. Esto sigue siendo así con los últimos gobiernos.

Según un estudio de Civio (una fundación independiente por la transparencia en los asuntos públicos) cientos de miles de viviendas de alquiler están en manos de los grandes fondos y bancos. Según sus datos, aportados por 11 de las 17 comunidades autónomas, más de 185.000 viviendas tienen como arrendadores a grandes empresas. En esta cantidad no están incluidas las filiales de esas empresas con menos de 50 viviendas de alquiles y tampoco las cinco comunidades que Civio no ha podido recoger los datos. Esto significa que podríamos estar hablando de un tercio más, unas 250.000 viviendas alquiladas en manos de un puñado de fondos de inversión y bancos, la mitad de ellas propiedad de fondos y bancos norteamericanos.

CaixaBank y Blackstone son los dos mayores caseros del país. CaixaBank controla más de 22.000 viviendas alquiladas. Es el mayor casero en Andalucía (7.000 viviendas) y también en Aragón, la Comunidad Valenciana y Cataluña.. Blackstone juega un papel clave en el mercado del alquiler con la compra de Testa, la mayor propietaria de viviendas alquiladas. Es el principal casero con diferencia de Madrid con 13.000 alquileres, y más de 19.600 a través de 19 filiales en toda España.

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Rompiendo las leyes

Fondos de inversión y fondos buitre, y bancos no solo son los principales responsables de imponer la subida de los precios del alquiler con su posición dominante y sus prácticas especulativas y acoso a los inquilinos para subirles los alquileres o desahuciarlos, sino que son también los principales responsables de romper la aplicación de la Ley de la Vivienda aprobada en 2013 que podría suponer un alivio para los alquileres en las llamadas “zonas tensionadas”.

Ellos son los principales impulsores de las dos nuevas modalidades en alza, el alquiler habitacional (por habitaciones) y el alquiler de temporada o turístico, con los que están duplicando y triplicando el precio de los pisos. Un piso que se alquilaba por 850 o 1.100 euros está cobrando 500 euros por habitación. En Barcelona llega a los 631 euros

Se ha documentado el “efecto Airbnb”. El crecimiento de la gran plataforma digital de alquiler turístico es responsable de un 7% de la subida de los alquileres en las grandes ciudades.

Airbnb no está en manos de “emprendedores”. Sus accionistas son Vanguard, Capital Reserch o Fidelity, grandes fondos instalados en los nódulos de la burguesía norteamericana. Los mismos que, en los lugares más tensionados, controlan hasta el 85% de los pisos turísticos.

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