«Aunque el país se ha alejado de los problemas que aquejan a los países periféricos, no está del todo fuera de peligro. Después de anunciar que no se postulará para un tercer mandato el año que viene, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ahora tiene libertad para hacer lo correcto.»
Sin embargo, no es momento ara la complacencia. Si la zona euro retorna al nerviosismo, España será el primero en la línea de fuego. El desempleo alcanza el 20% y las subidas de interés afectarán a las hipotecas, de las que más del 90% tienen un tipo variable. Rodríguez Zapatero debe dedicar sus últimos meses a impulsar más reformas. Los progresos en materia de pensiones y mercado laboral van en la buena dirección, pero serán necesarias más medidas, como la negociación colectiva. (BREAKING VIEWS) THE WALL STREET JOURNAL.- Las necesidades de financiación de los sectores público y privado de España, con una deuda total equivalente al 354% del PIB, muy superiores a las de Grecia y Portugal, pondrán a prueba a los mercados. Las perspectivas de recuperación de España dependen en concreto de que los bancos puedan endeudarse a tipos bajos. No obstante, los sentimientos de los mercados pueden cambiar de la noche a la mañana y los riesgos políticos en Europa están aumentando. No es momento para la complacencia. DEUTSCHE WELLE.- En momentos como este ningún escenario puede quedar del todo excluido y está claro que España es el país europeo más vulnerable frente a la crisis portuguesa. España está endeudada, sus índices de desempleo son extremadamente altos y su situación puede empeorar si el Banco Central Europeo decide apretar las riendas de sus políticas monetarias como lo anunció hace poco. En comparación con la española, la economía real de Portugal no estaba tan mal como se podría creer; ni siquiera su déficit presupuestario o sus problemas políticos eran tan dramáticos como para justificar del todo la gravedad actual de su coyuntura. Para ser franco, yo no puedo explicarme por qué Portugal ha terminado por verse tan afectado por la crisis financiera; eso no me queda claro. R Unido. Breaking Views Los últimos deberes de Zapatero Fiona Marhag Bravo Era solo cuestión de tiempo que Portugal se dirigiera a la Unión Europea para solicitar ayuda financiera. La verdadera preocupación de la eurozona es si España será la siguiente. Aunque el país se ha alejado de los problemas que aquejan a los países periféricos, no está del todo fuera de peligro. Después de anunciar que no se postulará para un tercer mandato el año que viene, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ahora tiene libertad para hacer lo correcto. En los últimos meses, los inversores se han convencido de que España es diferente a Portugal, Grecia e Irlanda. A diferencia de los rendimientos adicionales de Portugal, los diferenciales de la deuda pública de España se han reforzado en las últimas semanas respecto a los bonos alemanes. El Gobierno está cumpliendo con sus objetivos de reducción de déficit, ha puesto en marcha reformas estructurales y está obligando a sus bancos con problemas a recaudar más capital. La deuda del país respecto al PIB, que el Gobierno espera que se estabilice en el 70%, está muy por debajo de la media de la zona euro. Sin embargo, no es momento para la complacencia. Si la zona euro retorna al nerviosismo, España será el primero en la línea de fuego. El desempleo alcanza el 20% y las subidas de interés afectarán a las hipotecas, de las que más del 90% tienen un tipo variable. Rodríguez Zapatero debe dedicar sus últimos meses a impulsar más reformas. Los progresos en materia de pensiones y mercado laboral van en la buena dirección, pero serán necesarias más medidas, como la negociación colectiva. Zapatero también debe garantizar que las comunidades autónomas cumplan sus objetivos de déficit, una hazaña que se puede complicar por las elecciones de mayo. Algunas regiones, como Cataluña, se enfrentan a recortes especialmente duros, y hay indicios de que tratará de llegar a un nuevo pacto presupuestario con el Gobierno. Este ha recorrido un largo camino para poner en orden su sector financiero. Sin embargo, el mercado cree que la recapitalización de los bancos costará más de 15.200 millones de euros al Banco de España. Cuanto más tiempo tarde el Gobierno en admitir esto, más tardará en disipar la incertidumbre. La razón por la que los inversores aún no se han abalanzado sobre España es que confían en que el país hará todo lo necesario para poner sus finanzas en orden. Pero los mercados pueden ser caprichosos. Cualquier señal de vacilación podría ser peligrosa. BREAKING VIEWS. 8-4-2011 EEUU. The Wall Street Journal No es momento para eurocomplacencias Simon Nixon Cuando Grecia solicitó un rescate de la eurozona el pasado mayo, las caídas de los mercados se prolongaron durante meses y, cuando Irlanda tocó fondo en diciembre, las pérdidas duraron unas semanas. Sin embargo, la decisión de Portugal de tirar la toalla el miércoles ha dejado casi indiferentes a los inversores: el euro ha subido y la rentabilidad de la deuda italiana y de la española se ha acercado a los mínimos del último año. Por si fuera poco, las acciones del sector bancario han subido. Es cierto que hace tiempo que el rescate de Portugal se daba por hecho, pero además, el mercado parece ahora convencido de que España se ha desmarcado del resto de países periféricos. Es probable que la conclusión sea correcta. Sin duda, es compartida por las autoridades de la eurozona. Ajeno a las preocupaciones, el Banco Central Europeo ha cumplido su decisión de subir los tipos de interés hoy jueves y ha suspendido su programa de compra de deuda estatal, que resultó fundamental para evitar el efecto contagio después de los rescates de Grecia e Irlanda. El mes pasado, los líderes europeos estaban tan poco preocupados sobre los posibles riesgos de que la crisis llegara a España, que aplazaron las decisiones relacionadas con un aumento de las competencias de los mecanismos europeos de rescate, antes consideradas esenciales para contener la crisis. Aun así, el cambio de rumbo sobre la percepción de España ha sido demasiado rápido. Hace sólo cuatro meses, la rentabilidad de los bonos alcanzaba el 5.45%, no lejos del nivel del 6% en el que un rescate comienza a parecer una posibilidad real. Ahora mismo, la cifra ha caído hasta el 5,06%. Eso refleja el optimismo sobre los pasos que España ha tomado para abordar su crisis fiscal: recortando el presupuesto, reestructurando las cajas de ahorro y acometiendo reformas estructurales. España tiene suerte de haber comenzado la crisis con una baja ratio de deuda estatal con respecto al PIB. Incluso si las cajas de ahorros necesitaran una inyección de capital del Gobierno de 120.000 millones de euros, la deuda del país no superaría el 87% del PIB, calcula Evolution Securities. Aun así, los riesgos que antes preocupaban a los inversores no se han evaporado. El índice de desempleo sigue superando el 20%, lo que seguramente se traducirá en un descenso del consumo; además, el stock de viviendas que quedan por vender supera el millón (en un cálculo per capita, el inventario es tres veces superior al de EEUU, según la consultora Gavekal). Además, persisten las dudas sobre la capacidad de Madrid de contener el endeudamiento de las comunidades autónomas; las necesidades de financiación de los sectores público y privado de España, con una deuda total equivalente al 354% del PIB, muy superiores a las de Grecia y Portugal, pondrán a prueba a los mercados. ¿Cambiará la decisión del BCE de aumentar los tipos las actuales perspectivas? Puede que no: mucho depende de los futuros ajustes con los que cuente el mercado y de sus plazos. Las perspectivas de recuperación de España dependen en concreto de que los bancos puedan endeudarse a tipos bajos. No obstante, los sentimientos de los mercados pueden cambiar de la noche a la mañana y los riesgos políticos en Europa están aumentando. No es momento para la complacencia. THE WALL STREET JOURNAL. 7-4-2011 Alemania. Deutsche Welle Crisis financiera: “España no necesita rescate” Evan Romero / P. Kummetz Los mercados financieros temen que la solicitud de auxilio económico hecha por Portugal sea seguida por una petición similar de España. Deutsche Welle conversó al respecto con el investigador alemán Ferdinand Fichtner. Los mercados financieros no son precisamente discretos a la hora de lidiar con sus miedos y, desde principios de año, ellos han hecho explícito su temor a que la iliquidez del Estado portugués lo obligue a pedir ayuda financiera en el exterior y arrastre a España por el mismo camino. El aciago escenario se consumó en el caso de Portugal. ¿Qué significa esto para España? Deutsche Welle conversó al respecto con el Dr. Ferdinand Fichtner, quien lidera al grupo de expertos del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) de Berlín especializado en políticas coyunturales. Deutsche Welle : España sigue refutando todo argumento que describa su situación como la de un país necesitado de auxilio financiero, pero esa postura no es muy diferente a la asumida por Grecia, Irlanda o Portugal antes de acudir al fondo de rescate económico del Sistema Europeo de Supervisión Financiera (ESFS). ¿Cree usted que España esté en peligro de seguirle los pasos a su vecino? Ferdinand Fichtner : En momentos como este ningún escenario puede quedar del todo excluido y está claro que España es el país europeo más vulnerable frente a la crisis portuguesa, pero yo no creo probable que el Estado español necesite echar mano al fondo de rescate. Los aproximadamente 80.000 millones de euros que Portugal le debe a España no representan una amenaza sustancial ni para su economía nacional ni para sus bancos; el potencial de rendimiento económico de los españoles es demasiado grande. Según la ministra española de Economía y Hacienda, Elena Salgado, los mercados internacionales saben diferenciar entre la economía de su país y la de Portugal. Salgado sostiene que la economía española es más fuerte, competitiva y está más diversificada que la portuguesa. Por otro lado, algunos analistas señalan que, en esencia, la situación de Portugal no era mucho peor que la de España… España está endeudada, sus índices de desempleo son extremadamente altos y su situación puede empeorar si el Banco Central Europeo decide apretar las riendas de sus políticas monetarias como lo anunció hace poco. En comparación con la española, la economía real de Portugal no estaba tan mal como se podría creer; ni siquiera su déficit presupuestario o sus problemas políticos eran tan dramáticos como para justificar del todo la gravedad actual de su coyuntura. Para ser franco, yo no puedo explicarme por qué Portugal ha terminado por verse tan afectado por la crisis financiera; eso no me queda claro. Conocedores de la materia opinan que llegó la hora de actuar con mayor prontitud de lo que se ha hecho en los casos de Grecia, Irlanda y Portugal. ¿Pueden los países económicamente solventes de la Eurozona y de la Unión Europea exigir a España que se someta a pruebas para determinar la estabilidad de su economía? Aunque es poco probable que España pueda ser obligada jurídicamente a someterse a esas pruebas, es posible que su Gobierno se muestre dispuesto a hacerlas, si sus socios se lo piden. Pero yo no veo ventaja alguna en la aplicación de esas pruebas; no creo que eso contribuya a solucionar el problema. Lo que habría que hacer ahora, lo antes posible, es ajustar el marco institucional europeo para que una crisis de las deudas como la que atravesamos no se vuelva a repetir en el futuro. Se han formulado recomendaciones concretas para atacar los problemas estructurales que generan crisis como la actual y sólo haría falta ponerlas en práctica para corregir esta situación. Hay que establecer reglas claras para cuando un país se vea amenazado por una insolvencia inminente, para implementar un proceso de refinanciamiento de manera precisa, para tratar con entidades bancarias afectadas por la bancarrota de un país. Eso habría podido hacerse hace ya tres años, pero el tiempo se desperdició y desde hace un año estamos pagando las consecuencias. ¿Ve usted la voluntad política en la Unión Europea para aplicar estos cambios fundamentales? No, no la veo. No veo ningún signo que apunte en esa dirección. Al contrario, tengo la impresión de que la clase política se ocupa más de los síntomas –el Pacto por el Euro Plus es un ejemplo– que de los problemas estructurales que los causan. Y mientras las autoridades le sigan dando la espalda a los cambios fundamentales que amerita el sistema económico, éstas seguirán viéndose obligadas a aplicar remedios tan onerosos como poco efectivos para responder a coyunturas como la que atraviesa Portugal. DEUTSCHE WELLE. 7-4-2011