SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Los tres frentes abiertos por Rajoy

Merkel no quiere sorpresas antes del 12 de septiembre. El Bundesbank apoya echar a los del sur.

Me gusta este verano porque es aburrido desde el punto de vista financiero, acostumbrado al tobogán de los mercados del último agosto. Recuerdo al Gobierno de Zapatero, empeñado en hacernos creer que la culpa era de la volatilidad de este mes, en el que baja el volumen de operaciones y los movimientos al alza o a la baja suelen ser más acusados.

Uno de esos días con las bolsas en rojo, telefoneé a un ministro para compartir su visión sobre el panorama económico:

-No te preocupes ni un minuto más. Ayer estuvimos reunidos con Elena Salgado y José Luis (Zapatero) y nos aseguraron que el déficit se va a cumplir a rajatabla. Poco a poco las cosas volverán a la calma.

Después nos enteramos de que la Unión Europea había exigido a Zapatero un segundo ajuste, porque veía imposible cumplir el déficit del 6 por ciento. Pero éste, en vez de sacar la tijera, adelantó las elecciones a noviembre de 2011. Eso sí, tras autoconcederse cuatro meses de reflexión hasta los comicios. Lo que viene ya lo conocemos todos.

Zapatero conocía que la situación era horrorosa, pero eludió afrontarla, porque implicaba despedir a cientos de miles de empleados públicos -muchos de ellos colocados en sus dos legislaturas de Gobierno-. Intentó aguantar hasta las elecciones, a sabiendas de que la alternativa era mucho peor. En uno de sus últimos viajes oficiales, se sinceró con algunos periodistas afines:

-La economía está mucho peor de lo que parece. El Gobierno que salga de las urnas lo tendrá muy difícil, deberá adelantar las elecciones por el fuerte descontento social.

El expresidente volvió a acertar en sus pronósticos. Rajoy, como Zapatero, es consciente de que sobran 300.000 empleados públicos, a los que hay que añadir alrededor de 200.000 que han salido en el último año.

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