La crisis aboca a los parados a la pobreza

Los rostros de la crisis

En los comedores sociales, antes reservados a indigentes, comienzan a aparecer, en una cantidad creciente, trabajadores que han perdido su empleo, y a los que el subsidio apenas les da para pagar las deudas con los bancos. Son los rostros de la crisis. Y un sangrante ejemplo de la naturaleza del capitalismo: las manos que han contribuido con su trabajo a levantar los ingentes beneficios de los años de bonanza, son ahora escupidos y condenados a vivir de la beneficencia. Mientras banqueros y grandes monopolios -los que se han apropiado de la riqueza que todos hemos producido- reciben millonarias subvenciones públicas.

Basta reasar los comensales de un comedor social, que encontramos en la madrileña localidad de Móstoles, para dibujar una radiografía completa de la crisis.Mari Cruz era empleada de catering, su marido Antonio, obrero de la construcción. Ambos están ahora en el paro, las prestaciones por desempleo que reciben suman 1280 euros, pero sus hipotecas, créditos al consumo y demás pagos bancarios ascienden a más de 1.300 euros al mes.José García Martínez, de 33 años, es un trabajador de origen ecuatoriano, que ya ha consumido su prestación por desempleo y hoy no cobra subsidio alguno. Su casa ya no es suya. Se la ha quedado el banco con el que se hipotecó.Victorio Sánchez Castillo ha dejado de pagar su segunda hipoteca, un préstamo con el que compró una vivienda de verano en Alicante. El precio al que hoy puede vender su chalet no alcanzaría para cubrir la hipoteca, con lo que perdería la casa y todavía conservaría su deuda con los bancos.En los últimos diez años, la banca ha acumulado beneficios al ritmo de una media anual del 20%, una estratosférica tasa de ganancia. Sólo en los últimos tres años, los cinco principales bancos ganaron casi 60.000 millones de beneficio, ¡unos dos millones de beneficio cada hora!En ese mismo periodo, la deuda media de los hogares pasaba del 60% de su renta disponible a situarse en el 130%. Es decir, lo perdemos todo, y todavía debemos a los bancos un tercio de lo que ya no tenemos. Exactamente esto es lo que le ocurre a los parados obligados a recurrir a los comedores sociales, una estampa que creíamos ya superada, pero que está reapareciendo con la crisis.Algunos interesados climas de opinión hablan de que "hemos vivido durante años por encima de nuestras posiblidades". Hemos querido adquirir un piso mejor, un chalet para las vacaciones, un coche nuevo… y ahora pagamos las consecuencias del nivel de endeudamiento alcanzado.Interesado clima de opinión porque convierte a las víctimas en culpables, y oculta convenientemente a los verdugos.Quien ha explotado "por encima de sus posibilidades" han sido los grandes bancos, encadenándonos a una rueda de usura y extorsión que nos obligaba, si queríamos elevar nuestro nivel de vida, a entregarles más de la mitad de nuestro salario.Así, se ha impuesto el mayor trasvase de rentas de la historia desde los bolsillos de los trabajadores a las cuentas de resultados de la banca.Y ahora, estallada la crisis, el gobierno "rescata" a los multimillonarios banqueros y abandona a su suerte a los parados.

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