Proyecto de ley para reducir la jornada laboral a 37,5 horas a la semana.

Los primeros

Nos dicen que debemos considerar una derrota la no aprobación de la jornada laboral a 37,5 horas a la semana. Pero España ha sido el primer país en ponerla encima de la mesa. No ha sido posible a la primera, pero se ha puesto una pica en Flandes, y la reducción de la jornada cuenta con el apoyo de una amplia mayoría social. La lucha apenas acaba de empezar.

Garantizarse la plusvalía, la ganancia (su Dios) los cria, y votar contra la clase obrera les junta: El pasado 9 de septiembre PP, Vox y Junts impidieron que se aprobara en el Congreso una propuesta de ley para reducir la jornada laboral.

En 1919 España fue el segundo país del Mundo en fijar el máximo de 8 horas diarias. El primero fue la Rusia de la revolución bolchevique.

Ahora hemos sido el primer Parlamento en votar la posibilidad de una nueva reducción de la jornada laboral a 37 horas y media a la semana. No ha sido posible a la primera, pero no debemos considerarlo una derrota, sino sólo un momentáneo revés. Sólo ha empezado la lucha.

El 9 de septiembre la ministra de trabajo, Yolanda Díaz, presentó a votación una ley para conseguir una reducción de la jornada en España de 40 a 37,5 horas semanales. El plan incluía bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social para las PYMES con menos de 10 empleados.

Todos los grupos parlamentarios votaron a favor salvo los tres citados.

La jornada de 37,5 horas es ya un hecho para muchos empleados, sobretodo en las administraciones públicas. Falta extenderla a los 12 millones de trabajadores que aún no la disfrutan.

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Argumentos insostenibles

El Partido Popular, durante el debate, ha defendido su rechazo a la propuesta de ley argumentando que su preámbulo incluye una referencia a un pensador marxista. ¿Qué esperaba? ¿Una loa a la escuela de Chicago?

Jose María Figaredo, de Vox, sostuvo que sería “un desastre para España” y afrmó que “Cada vez hay menos pan para repartir entre más bocas”. Qúe fácil es hablar sin sustentarlo en la realidad:

España ha sido el país que más ha aumentado la creación de riqueza crecido en la zona euro el año pasado. España ha crecido un 2,4% mientras Francia lo ha hecho solo un 0,9% y Alemania incluso ha retrocedido un – 0,2 %. O sea que cada vez hay más pan.

Las 35 mayores compañias que cotizan en la bolsa Española (Ibex35) ganaron 60.455 millones netos en 2023. Y los bancos acumularon los mayores beneficios de su historia, plusmarca que volvieron a batir en 2024. Mientras la economía se expande un 2,4%, el Banco de Santander incrementa sus ganancias un 13% y el BBVA hasta un 23%: La banca incrementa sus beneficios a un ritmo entre 6 y 10 veces más de lo que aumenta la generación de riqueza, la cual se apropian a una escala creciente.

Los consejos de administración de las sociedades cotizadas en Bolsa se repartieron de media 4,1 millones de euros. El presidente de Telefónica ganó 6,32 millones de euros. Ana Botín, presidenta del Banco Santander, dobla esa cifra: 12,24 millones de euros.

Aún reduciendo una jornada semanal, al incrementar la productividad las ganancias crecerán

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No falta pan. La riqueza se incrementa pero no se redistribuye.

La portavoz de Junts alcanzó el delirio y negó que estuviera votando de forma conjunta con la derecha y la extrema derecha española (fue un hecho que votaron lo mismo): “Nosotras ni derechas, ni izquierdas, nosotras Cataluña”, ha concluido. Está claro que los intereses de los obreros no encajan en su Catalunya. Por si alguien dudaba aún que su procès era burgués.

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Las espadas en alto

La reducción de la jornada no se ha conseguido… aún. Pero ya hay una opinión pública abrumadoramente a favor de la medida: entre un 81,16% y un 66% según las encuestas. Incluso el 79% de los aútónomos dice que no se opone.

En Inglaterra se ha hecho una prueba para la reducción de la jornada en varias empresas de diferentes sectores. Participaban algo más de 3.000 trabajadores. Se aplicó la regla 100/80/100: 100%, del salario, 80% de horas de trabajo (jornada de 4 dias y 32 horas) y 100% de producción (mismas unidades fabricadas o ingresos por ventas… que con la jornada de 5 días). Trabajadores y empresas lo dieron por bueno. Incluso algunas compañías elevaron la productividad algó más del 20%/por hora marcado como objetivo.

El mayor sindicato alemán IG Metall lo pide ya para su sector, y los gobiernos de Portugal y Bélgica han comenzado a probarlo también.

Reducir la jornada laboral es una medida justa, demandada por la mayoría social, que se acabará imponiendo.

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Hace 106 años que no se conquista una nueva reducción de la jornada laboral.

Una larga lucha

La jornada laboral ideal para el capitalista es de 24 horas. Si una máquina puede trabajar el día entero, su amortización se acelera, y la rentabilidad se dispara. Disponer el uso de la mano de obra a la máxima capacidad de la máquina, es un objetivo que acerca a maximizar el beneficio.

La Huelga de la Canadiense de 1919 en Barcelona, que duró 44 días, hizo que España fuera el primer país en implantar la jornada de 8 horas

Frente a esto, el desarrollo técnico permite al trabajador producir lo necesario para él y su familia en mucho menos tiempo cada vez.

De las 16 horas diarias habituales en el siglo XIX, las luchas de los trabajadores limitaron las jornadas a 12 horas. En su afán de mantener las máquinas a pleno rendimiento, la respuesta de los capitalistas fue introducir el trabajo a turnos, vigente aún hoy, con lo que las factorías no detienen nunca sus máquinas; ni muchos servicios de comercio, ocio, hostelería, transporte… dejan de estar atendidos.

De esta contundente forma lo explica El Capital: «Bajo el nombre de sistema de relevos (system of relays; «relays» signifca en inglés, el cambio de los caballos de posta en las diversas paradas) se llevó a la práctica ese «plan», de tal modo, que se «enganchaba» a un grupo de niños (de 9 a 13 años) entre las 6 de la mañana y las 11:30, y otro grupo hasta las 8 y media, etc…»

Hasta el 1º de mayo de 1848 no entró en vigor la siguiente limitación a 10 horas, en seis jornadas semanales. En 1850 se abolió el trabajo nocturno para para “personas jóvenes y mujeres” pero permitiendo aún para los niños turnos de 6,5 horas diarias.

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Las 8 horas

La Revolución bolchevique convirtió la demanda de una jornada de 8 horas en un hecho en la Rusia de 1917 y de ahí se extendió al resto de naciones industrializadas hasta casi universalizarse.

En algunos países se incluyó el mes de vacaciones (en España desde 1926). Pero esto es aún extraño hoy en la mayoría de naciones: en EEUU las empresas conceden sólo 10 o 15 días libres al año, y en la mayoría de los casos, no hay más de 5 días seguidos remunerados.

Reducir la jornada laboral es una medida justa, demandada por la mayoría social, que se acabará imponiendo.

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Una buena pista

«La fijación de una jornada laboral es, (…) el producto de una guerra civil prolongada y más o menos encubierta entre la clase capitalista y la clase obrera.» C. Marx

Desde el inicio del capitalismo hemos conseguido reducir sucesivamente las jornadas laborales, y es observable que eso lejos de arruinar a los capitalistas, les ha permitido tales volúmenes de ganancias y tales concentraciones de capitales que ha dado lugar a la gran banca y los monopolios, y a su creciente gigantismo. Lo que muestra que la clave es la plusvalia que se extrae desde la primera hora de trabajo, y que es el incremento de la productividad por hora es de mayor interés para la revaloración del capital que la mera prolongación de la jornada de trabajo. Mecanismo al que tampoco renuncian los propietarios pues ya hemos visto que disponen del sistema del trabajo a turnos.

Por eso, aún reduciendo el horario, al aumentar la productividad se incrementa la ganancia por trabajador y hora, la plusvalía, que nos extrae el capitalista.

La mejora de las condiciones de trabajo que conlleva media hora menos al día o una jornada menos a la semana, es un avance que apoyar para la clase obrera. Otra cosa es que aspiramos a recuperar el control sobre todas nuestras horas de vida, también sobre las que trabajamos y su producto, la riqueza generada, la plusvalia.

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