Hace unos meses, un grupo de ciudadanos griegos puso una denuncia ante el Tribunal Penal Internacional contra Merkel, el Banco Central Europeo y el FMI por genocidio contra el pueblo griego. Las últimas noticias que llegan del país heleno no hacen mas que avalar la justeza de su demanda y la urgencia de que sea admitida y resuelta.
Todos hemos sentido en algún momento escalofríos al contemplar las imágenes televisivas de pensionistas griegos suicidándose, formando largas colas bajo un sol abrasador para poder comer ese día gracias a la caridad pública o derramando lágrimas ante las cámaras al relatar cómo las medidas impuestas por la Troika los han condenado a la miseria más absoluta. «Organizarnos para detener la criminal marcha del FMI y Berlín es ya una cuestión vital para todos nosotros… en Atenas y en Madrid»
Sin embargo, si el primer rescate ha tenido a los pensionistas como la principal víctima, ahora el segundo rescate se está cebando con especial saña y crueldad con los niños.
El gobierno griego recibirá en los próximos día 34.400 millones de euros del segundo plan de rescate. Pero todo el dinero irá a parar a los bancos griegos y al pago de la deuda pública. Como contrapartida exigida por la Troika, el gobierno ha aprobado un nueva oleada de recortes salariales y de pensiones, junto a alzas de impuestos, por un valor equivalente al 5% del PIB. Lo que traerá una nueva caída de entre el 5 y el 7% del PIB en 2013. En los últimos tres años, ha caído ya más de un 20%.
Las familias a las que ya el primer plan de rescate condujo a la pobreza están cayendo ahora en los brazos de los organismos de beneficencia, que apenas dan abasto. En un país de más de 11 millones de habitantes, sólo 3,7 millones tienen trabajo. Y las pensiones, de las que dependen cada vez más familias, se han recortado sólo este año un 27,5%. Como consecuencia, las peticiones de las familias de los barrios populares para enviar a su hijos a vivir a hogares de caridad para niños pobres o a ONG’s dedicadas a la atención a la infancia se están multiplicando a una velocidad vertiginosa.
Antes de la intervención de la Troika, estas instituciones trataban principalmente a niños afectados por problemas sociales como los maltratos y abusos o los derivados del alcoholismo. Las medidas de austeridad y los recortes han causado una oleada de peticiones para aceptar a hijos de padres desempleados que ya no reciben más subsidios de desempleo, madres solteras en apuros económicos y familias que viven de la jubilación de un abuelo. Sólo en Atenas, y sólo en una de estas organizaciones, se han recibido este año 700 peticiones de padres angustiados porque ya no pueden dar una alimentación suficiente a sus hijos. Y desesperados porque esperan que su futuro inminente va a ser todavía peor.
“La demanda es ilimitada”, confesaba hace unos días a la prensa Leonidas Dragoumanos, director de uno de estos organismos, la Fundación Hatzikonsta. Que denunciaba además cómo ya han utilizado la mitad de los ahorros que tenían acumulados antes de la crisis y que calcula que les alcanzarán, como máximo, hasta finales del año próximo.
Primero vinieron a por los ancianos, luego vinieron a por los niños,… Primero fueron a por Grecia, después a por Portugal,… Desde siempre hemos sabido que el capitalismo mata. Pero ahora muchos empiezan a comprender que en su fase más avanzada, el imperialismo, es una maquinaria infernal que llena de cadáveres todo aquello que toca. Organizarnos para detener su criminal marcha es ya una cuestión vital para todos nosotros.