World Press Photo 2022

Los nadies

Las fotografías ganadoras del World Press Photo son un homenaje a las poblaciones indígenas, una denuncia gráfica contra el olvido. En especial la máxima galardonada, obra de la fotoperiodista Amber Bracken. Un grito de luz contra el trato inhumano al que Canadá sometió a los niños indígenas

“Hay que matar al indio que hay en el niño”: era el objetivo del gobierno canadiense al crear los internados de asimilación forzada. Entre los años 1890 y 1997, más de 130 escuelas residenciales funcionaron en Canadá y unos 150.000 niños indígenas fueron internados en ellas.

Niños y niñas eran sacados a la fuerza de sus comunidades y enviados a internados situados en muchas ocasiones a centenares de kilómetros de sus familias. Los abusos psicológicos, físicos y sexuales, e incluso experimentos a manos de científicos gubernamentales fueron habituales en estos centros, donde se estima que unos 4.000 niños perdieron la vida.

El 19 de junio de 2021 la fotoperiodista Amber Bracken capturó el desolador paisaje: vestidos rojos colgados en las cruces a lo largo de un camino para conmemorar a los niños muertos por las condiciones inhumanas en la Escuela Residencial India de Kamloops, en Columbia.

Fueron los tk’emlúps te secwépemc, una comunidad indígena de la región, quienes descubrieron las tumbas en terrenos de la residencia de Kamloops, dirigida por la orden religiosa de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Fueron encontrados los restos de 215 niños en tumbas sin marcar.

En la fotografía de Bracken se puede ver “un homenaje por parte de la comunidad a los hijos que nunca volvieron a casa, y para ellos, usar esa ropa en esas crucecitas es una forma de personificar a los niños que han sido invisibilidades durante tanto tiempo”. “Lo que se ve en esa fotografía es una representación física de las personas que no están, para que puedan tener algún tipo de presencia, una representación de esos niños a quienes finalmente pudieron traer a casa, hacer la ceremonia y reconectarse con sus familias y sus parientes”.

La fotógrafa ha querido hacer una cura contra el olvido de estas vidas robadas y lo ha conseguido. Es la quinta mujer, en 64 ediciones de World Press Photo, que ha ganado el premio a la fotografía del año. Y es la primera vez en todo este tiempo que la imagen ganadora no muestra ninguna persona, ni ninguna cara. Sin sangre ni violencia, Braken ha capturado una imagen desgarradora capaz de conmover al mundo.

Un vestido rojo colgado de una cruz representa a los niños que murieron en la Escuela Residencial Indígena de Kamloops en la Columbia Británica. Los vestidos rojos también denuncian la cantidad desproporcionada de mujeres y niñas indígenas desaparecidas y asesinadas. Foto de Amber Bracken para The New York Times, ganadora del World Press Photo 2022

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Cuatro proyectos, un mensaje

Los cuatro proyectos ganadores este año en el World Press Photo tienen el mismo protagonista: las comunidades indígenas. Imágenes que cuentan la historia de la represión vivida, de la cultura que pretende ser eliminada, de la naturaleza destruida. De Canadá a Brasil, de Ecuador a Australia. El arte y la prensa ha puesto la mirada sobre una comunidad milenaria, superviviente de todo tipo de injusticias, que lucha por mantener su lugar.

Las fotografías están unidas por un hilo: los nadies. Todas hablan de los nadies que, como escribió Eduardo Galeano, “no son, aunque sean, que no hablan idiomas, sino dialectos, que no hacen arte, sino artesanía, que no practican cultura, sino folklore, que no tienen nombre, sino número”.

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El fuego que da la vida

“Salvar los bosques con el fuego”, Matthew Abbott

“Salvar los bosques con el fuego”, de Matthew Abbott, es el reportaje fotográfico del año. Muestra la técnica ancestral de la quema fría, que los indígenas australianos realizan para salvar los bosques y controlar posibles incendios. Con pequeños incendios controlados, eliminan la maleza y evitan la acumulación de elementos que alimenten llamas mayores. La población nawarddeken de la región australiana Tierra de Arnhem ha practicado esta técnica durante decenas de miles de años, de la que aprenden los guardabosques actuales.

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Amazonas desértico

“Distopía amazónica”, Lalo de Almeida

“Distopía amazónica”, del fotoperiodista Lalo de Almeida es el ganador del Premio al Proyecto a Largo Plazo. Las imágenes son una denuncia a la gran amenaza que vive la selva amazónica debido a la deforestación, la minería, el desarrollo de infraestructuras y la explotación de otros recursos naturales, impulsadas por el presidente del país. Hoy viven en la Amazonía más de 350 grupos indígenas, la devastación hace peligrar su hogar e impide su modo de vida.

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Sangre y semillas

“La sangre es una semilla”, Isadora Romero

“La sangre es una semilla”, el trabajo de la ecuatoriana Isadora Romero, es el premiado en la categoría de formato abierto. La fotografía, la pintura y el vídeo se unen para enseñar el valioso papel de las comunidades ancestrales en la conservación de la diversidad agrícola, con el cuidado y preservación de las semillas. Su proyecto es una exigencia contra la pérdida de la memoria cultural y un llamado a la comunidad científica a volcar la mirada a otras formas de conocimiento.

3 comentarios sobre “Los nadies”

  • Sí Deborah, la foto ganadora es impactante, la cruz de Cristo con los trajes de las niñas violadas y asesinadas

    De eso no pueden decir nada los racistas de los wasp anglosajones (white Anglo-Saxon and protestant) sobre los españoles, porque nosotros practicabamos el mestizaje (vamos, que nos tiramos a todo lo que anda, jajajaja), hasta el indio Jerónimo hablaba castellano

  • Hijos de perra los anglosajones. Exterminadores de indígenas. No hay más que ver los EEUU. Luego hablan de la leyenda negra española. Por lo menos España era un imperio generador, como bien habla Blasco Ibáñez

    «Representábamos una tendencia civilizadora, que tuvo que combatir contra todos. De ahí el por qué el esfuerzo inicial no fuera todo lo fecundo que hubiera podido ser. Tendencia civilizadora he dicho y dicho bien. No veníamos a América a fundar factorías. Nuestros conquistadores fundaban pueblos, y en cada pueblo un ayuntamiento, un cabildo, donde se continuaban aquellas ansias de libertad que caracterizaron los municipios medioevales y que exteriorizaron los comuneros de Castilla.» (pág. 40.)

    Hombre, como todo imperio, tenía sus facetas depredadoras, como la esclavitud de los indios del Potosí o lo que hablais de Ecuador, pero eso no quita que el imperio español fuera como el de Alejandro Magno

    Mierda anglosajones

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