Italia: Draghi suma los apoyos para formar gobierno

Los intereses detrás de Mario Draghi

Finalmente, la crisis política en Italia se ha resuelto con lo que parece ser un gobierno de concentración dirigido por el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, un ‘tecnócrata’ de marcado perfil europeísta y proatlántico. Draghi ha recabado apoyos realmente divergentes: desde la ultraderechista Liga de Salvini al Movimiento 5 Estrellas, y desde los socialdemócratas del Partido Democrático a los conservadores de Silvio Berlusconi. 

Comprender la política italiana es realmente una tortura mental. Por norma general, los gobiernos en este país se levantan y tropiezan antes de cumplir la legislatura. Las alianzas se forman y se quiebran a una velocidad pasmosa, y los extraños compañeros de cama no son en absoluto raros en la política transalpina.

Así, en los últimos años, hemos asistido a la llegada al poder del Movimiento 5 Estrellas (M5E), un partido antiausteridad muy crítico con Bruselas y la troika. Giuseppe Conte, el hasta ahora primer ministro apoyado por el M5E, gobernó primero con la ultraderechista Liga Norte de Matteo Salvini, que como todos los partidos trumpistas seguía sus consignas eurofóbicas. Y luego -cuando la Liga salió del ejecutivo dando un portazo- Conte tuvo que gobernar con el apoyo centroizquierdista de Italia Viva, el partido del ex primer ministro Matteo Renzi. Todo este baile de sillas ha ocurrido mientras Italia ha atravesado lo peor de una pandemia que ha traído duros confinamientos, graves problemas económicos y pavorosos momentos de UCIs colapsadas.

En medio de este complicado panorama, a mediados de enero Matteo Renzi decidió detonar una bomba debajo del gobierno Conte, haciendo dimitir a las dos ministras de Italia Viva y retirando al primer ministro su apoyo en el Congreso y el Senado, precipitando una moción de confianza y finalmente su caída.

Al no haber acuerdo entre partidos el presidente de la República, Sergio Mattarella sacó un as de la manga. Tras su paso por el Banco Central Europeo y por las altas esferas de la política europea, fue Mario Draghi -una figura de gran prestigio dentro y fuera de Italia- el ‘tecnócrata’ designado para formar un gobierno de concertación. 

La apuesta de Mattarella por Draghi es tan firme que ni siquiera le fijó un plazo temporal para alcanzar acuerdos, pero lo cierto es que no ha tardado en conseguirlos, y vienen de casi todos los extremos del cambiante tablero político italiano. 

Aunque queda por resolver, en una segunda ronda de consultas, la composición del gabinete y qué partidos entran en el gobierno Draghi y quiénes lo respaldarán desde fuera, el nuevo primer ministro ha hecho un auténtico ejercicio de equilibrismo político al conseguir el apoyo, primero del centroizquierda (Partido Democrático, Libres e Iguales e Italia Viva) y de la derecha moderada de Forza Italia (Berlusconi), y luego de la Liga y el Movimiento 5 Estrellas. El único que ha dicho no a esta concertación nacional son ultraconservadores Hermanos de Italia

La corneta de la oligarquía

Hace pocas semanas, estos partidos estaban peleándose en el Parlamento italiano, y los antiguos socios de gobierno -Renzi contra Conte, el M5E contra Italia, la Liga de Salvini contra ambos- estaban dando rienda suelta a la bilis. Ahora todos han aceptado el liderazgo de Draghi y están dispuestos «por el bien de Italia» a sentarse en el mismo consejo de ministros. Fuerzas históricamente eurofóbicas como la Liga dicen sí a un primer ministro fuertemente ligado a los centros de poder europeo. Y un partido como el 5 Estrellas que llegó a los parlamentos con la promesa de liquidar «la vieja política» acaba respaldando a una figura como Draghi, que representa la quintaesencia del establishment político del Quirinal. ¿Por qué?

La primera y poderosa razón es que hay dinero, mucho dinero, en juego. Concretamente los casi 210.000 millones de euros que le tocan a Italia del Fondo de Recuperación europeo. Por eso, el ultraderechista Matteo Salvini, tan antieuropeísta antes, no ha tenido empacho en declarar que apoya sin condiciones el proyecto de Draghi, y que formará parte de las negociaciones para recibir los fondos.  “Prefiero estar en la habitación donde se decide cómo se utiliza el dinero de nuestros hijos que fuera», ha dicho Salvini. Mucho han pesado en estas palabras las presiones de los barones de la Liga, muy cercanos a los grandes empresarios monopolistas del norte industrial de Italia, que buscarán apropiarse de la parte del león de esas ayudas.

En el caso del Movimiento 5 Estrellas, donde existen reticencias a apoyar a Draghi, ha reaparecido -tras estar retirado de la primera línea de la política desde hace mucho tiempo- su fundador Beppe Grillo para poner orden en las filas y unificar al partido en el apoyo a Draghi. Los «grillinos» han asegurado que aunque no olvida la deslealtad que llevó a la caída del gobierno Conte (en referencia a Renzi), están preparados «para superar esto por el interés del país».

La oligarquía italiana necesita cerrar la crisis política y un gobierno en sintonía con Bruselas para recibir -y gestionar de acuerdo a sus intereses de clase- los fondos de reconstrucción. Han tocado la corneta y todas las fuerzas políticas, incluidas las más díscolas, se han cuadrado.

La razón… transatlántica

Pero hay otra razón, no tan evidente pero más poderosa. Porque esta crisis política se producen justo en el momento en el que al otro lado del Atlántico, un nuevo emperador toma posesión. Fue durante el mandato de Obama, del que Joe Biden era vicepresidente, en el que se produjo la otra «solución tecnocrática» a una crisis de gobierno en Italia, el de un gobierno Monti (2011-2013) que nadie votó, pero que ejecutó con mano de hierro todas las políticas austericidas dictadas entonces desde Washington y Berlín.

En los últimos años, los distintos gobiernos italianos de Conte han cruzado varias líneas rojas para EEUU. Como integrarse en la nueva ruta de la seda de China, o como aceptar, en los peores momentos de la pandemia, la ayuda de virólogos del Kremlin, con convoyes de médicos militares rusos (y también de médicos cubanos) desplazándose por Italia. ¿Se imaginan algo así en España?.

La administración Biden necesita poner orden en Europa, poner firmes a los vasallos de la OTAN y encuadrarlos en sus planes políticos y militares contra China y Rusia, y eso no cuadra con las veleidades del gobierno Conte. Pero sí con un Mario Draghi, que siendo un representante puro de la clase dominante italiana, tiene fortísimos vínculos con Washington y con los nódulos de la oligarquía financiera de Wall Street. 

El llamado «Súper Mario», en referencia al videojuego, es en realidad un «hombre de Goldman Sachs». Ha ocupado importantes puestos ejecutivos en este banco de inversión norteamericano, lo mismo que su hijo, que lo ha hecho para Morgan Stanley. Un grande de Wall Street que copta a gente de las más altas esferas políticas para la dirección de sus negocios, ejecutivos que luego vuelven a la política. No son puertas giratorias. Goldman Sachs es el perfecto ejemplo de capitalismo monopolista de Estado, la relación carnal entre las finanzas y el poder político en EEUU… y en los países de su órbita.

Mario Draghi es el hombre que Washington necesita ahora al frente de Italia, la tercera potencia económica europea. Está perfectamente formado y troquelado para cumplir con el papel que tengan para él al otro lado del Atlántico.

Deja una respuesta