Cómic

Los héroes cotidianos del cómic español.

La exitosa obra Arrugas, del valenciano Paco Roca, que con 17.000 ejemplares vendidos, habla de un hombre de 72 años que se enfrenta a los estragos del Alzheimer, no es un hecho aislado. Mientras los explotados superhéroes norteamericanos se mudan en masa a las pantallas de cine, el cómic español, cada vez más, escoge a sus protagonistas entre los héroes anónimos que luchan dí­a a dí­a por una vida mejor.

Por ejemlo Olimpita, del genial guionista y novelista Hernán Migoya, un ama de casa que se erige en heroína en su lucha diaria contra la violencia de su marido. La cuenta atrás relata la tragedia del Prestige a través de los ojos de un pescador gallego. Fueye hace lo propio con el drama de la inmigración y María y Yo se centra en el problema del autismo.“El rol de los buenos y los malos no transmite la esencia de la vida. Es superficial y está hecho para una sociedad contenida en la que no quieres cuestionarte, sino dejarte llevar”, opina Jorge González, autor de Fueye. Porque pese a la vocación de entretener que sustenta el mundo de la historieta, resulta casi imposible que un medio que aúna pintura y literatura permanezca impermeable a la realidad de nuestros tiempos.La capacidad del lenguaje gráfico para transmitir situaciones de forma ágil y fácilmente comprensible, convierte al cómic en un instrumento cada vez más recurrente a la hora de contar historias que entrañan una importante complejidad. Pero no sólo eso, la madurez creativa de nuestros autores hace que tanto la temática que escogen como el público al que se dirigen se haya redimensionado, y opten por una especie de neo-realismo, cercano al del mejor cine italiano y francés, que además de cosechar un gran éxito sirve como vehículo de transformación social.Los nuevos éxitos de ventas hablan de personas reales, y actualizan la estructura del cómic clásico con una selección de temas que afectan a la sociedad en su conjunto y que conecta los problemas de las ya conocidas ciudades ficticias de Metrópolis o Gotham City, con las realidades de Madrid, París o Beirut

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