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Los españoles quieren más gasto público y menos recortes

Los españoles quieren que el Estado tenga un papel muy activo en la Economía, que baje los sueldos a los banqueros, que les suba los impuestos a los inversores, que proporcione una vivienda digna a todos y que gaste más en Educación y Sanidad. Para ello, dicen, estarían dispuestos a tributar más. Y a que el Gobierno controle los precios de los bienes, fije los salarios en las empresas o vigile los beneficios de las mismas. Así se desprende al menos del último estudio internacional de la Fundación BBVA, titulado Valores políticos-económicos y la crisis, presentado ayer en Madrid. Los datos del informe, realizado mediante una encuesta a 15.000 ciudadanos de 10 países europeos entre noviembre de 2012 y enero de este año, ponen de manifiesto que a pesar de que la deuda y el déficit público están por las nubes, los europeos, y en especial los españoles, quieren más Estado y menos mercado. Y eso que tienen un nivel de confianza mínimo (1,5 sobre 10) en los políticos e instituciones.

Según Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, y Mariana Szmulewicz, analista del Departamento de Estudios Sociales y de Opinión Pública, en Europa hay un amplio consenso «en torno a la necesidad de un papel muy activo del Estado en el control de la economía» y en la de mantener el Estado de Bienestar. Y de entre todos los europeos, «los españoles se sitúan entre quienes más sostienen esas preferencias». Los ciudadanos creen que «el Estado debe tener un papel muy activo en el control de la economía», con una puntuación ligeramente superior a la media (ver gráficos). Pero los datos recopilados van muchos más allá. Así, tres de cada cuatro españoles creen que el Estado debe tener la responsabilidad principal a la hora de asegurar que todos los ciudadanos puedan gozar de un nivel de vida digno, mientras que sólo el 23,6% considera que debería ser cada persona la responsable principal de asegurar su propio nivel de vida. Parte de esto se explicaría por el ciclo, según los autores, pero no todo. Los españoles también tienen muy claro quiénes son los culpables de la crisis. El 95% cree que los bancos y los políticos, el 90% que los gobiernos nacionales y el 81%, que los dirigentes de la UE. No se salvan las compañías financieras (87%), el BCE (81), ni las agencias de rating (76%. Y tampoco las constructoras (75%). Sin embargo, sólo un 25% cree que la responsabilidad ha podido ser de los propios ciudadanos. De todos los países analizados, el nuestro es el que menos aboga por «hacer recortes y ajustes para cuadrar las cuentas públicas», y piensa que lo mejor para el país ahora mismo sería «mantener o aumentar el gasto para estimular el crecimiento». No creemos que el euro haya sido malo para el país, ni que vaya a desaparecer ni que fuera una buena idea. Pero tampoco pensamos (nadie en Europa) que la solución pase por más soberanía para Bruselas. ¿Por qué? Porque «la gente asocia políticas nacionales con margen de maniobra para más estímulos, pero con más cesión de competencias eso se perdería», según Pardo.

Partido y banca, los grandes culpables

Los españoles culpan a la banca (95%), a los políticos (95%), a los gobiernos nacionales (90%), a los dirigentes de la UE (81%)y a las agencias de rating (76%) de la crisis económica internacional. Lo tienen muy claro y lo señalan en porcentajes superiores en todos los casos a los de la media de los países de la UE analizados. No se libran tampoco el FMI (67%) y hasta los empresarios, culpables para dos de cada tres españoles. Los ciudadanos, en cambio, sí se exoneran a sí mismos, pues sólo uno de cada cuatro considera que la gente también haya podido ser responsable en genera, pues son más bien víctimas. El 78% de los jóvenes españoles (entre 18 y 24 años) se define como muy o bastante afectado por la crisis, al igual que las mujeres y los que tienen un nivel de estudios más bajo. Por todo ello, tres de cada cuatro españoles aseguran tener que haber reducido sus gastos habituales en el último año, mediante la compra de marcas blancas (75%), recortar en ocio (73%) y alimentación (53%), recurrir a ahorros para cubrir gastos del hogar (51%) o aplazar el pago de una letra o recibo (20%). Eso sí, casi ninguno se ha visto obligado a poner en venta su vivienda o su coche.

El Sur, responsable y víctima de la recesión

De entre todos los europeos, los españoles son los que más perjudicados se consideran por la recesión. Según las cifras de la encuesta, realizada a 15.000 personas en 10 naciones diferentes, en España hay un 31,6% de ciudadanos que afirman que la crisis les está afectando mucho, un 41% que bastante y tan solo un 23% que poco. Porcentajes superiores a los de la media continental. Los datos arrojan increíbles diferencias, porque ahora mismo coexisten dos realidades. Así, sólo un 6% de los alemanes cree que la crisis les afecta en un grado alto, al igual que apenas un 7,5% de suecos y daneses. ¿Y a quién culpan de la coyuntura? Aunque en general la percepción media es que los países del sur de Europa son más responsables de la crisis internacional (lo opina el 66%), la tendencia se agudiza en Holanda (89%), Suecia (87%) y Alemania (84%), que apuntan sin dudas al sur como mucho más culpables de lo que lo han sido ellos mismos y sus políticas. También es cierto que la percepción de la crisis es muy diferente, y mientras que el 87% de los españoles la ve como «muy grave» (al igual que el 85% de los italianos), apenas un 6% de suecos, un 14% de alemanes y un 16% de daneses comparte el diagnóstico.

La receta: más gasto y menos recorte

En España «mayorías muy por encima de la media europea consideran que habría que aumentar el gasto en Sanidad, en Educación, atención a personas mayores, a personas discapacitadas, a los parados y en investigación científica», con porcentajes por encima del 60% en todos los casos . Yendo incluso más allá, ni siquiera abogan por reducir el gasto en deportes, en Defensa o Cultura (sino por mantenerlo). Y es que apenas el 21% de los españoles, según la encuesta de la Fundación BBVA, considera que lo mejor para el país en la situación económica actual es «hacer recortes y ajustes para cuadrar las cuentas públicas» (frente al casi 40% a nivel continental). La amplia mayoría, un 58,7%, considera en cambio que lo conveniente es «mantener o aumentar el gasto para estimular el crecimiento» (frente al 40% a nivel europeo). Esto es, programas de estímulo de la demanda de corte keynesianos.

Yendo incluso más allá, ni siquiera abogan por reducir el gasto en deportes, en Defensa o Cultura (sino por mantenerlo). Y es que apenas el 21% de los españoles, según la encuesta de la Fundación BBVA, considera que lo mejor para el país en la situación económica actual es «hacer recortes y ajustes para cuadrar las cuentas públicas» (frente al casi 40% a nivel continental). La amplia mayoría, un 58,7%, considera en cambio que lo conveniente es «mantener o aumentar el gasto para estimular el crecimiento» (frente al 40% a nivel europeo). Esto es, programas de estímulo de la demanda de corte keynesianos.

Más poder para un gobierno poco fiable

Según el estudio, «la ideología introduce diferencias muy significativas en estas posiciones». Los que se autodefinen como de izquierdas apenas respaldan los recortes (un 15%), mientras que los de derechas, algo más (un 35%).

El deterioro de la situación económica para las familias y empresas, además de las administraciones públicas, ha llevado las posiciones de los españoles a los extremos del espectro. En una escala de 0 a 10, donde 10 es estar completamente de acuerdo, los españoles se sitúan en un 7,1% en la afirmación de que «el Estado debe tener un papel muy activo en el control de la economía», algo por encima de la media continental. Sin embargo, incrementan sus críticas al libre mercado, desconfían de la democracia actual y de los políticos en mucha mayor medida que sus socios comunitarios creen que los ingresos de las personas «deberían ser más equilibrados, incluso si ello significara que los que se esfuerzan más y los que se esfuerzan menos ganen cantidades similares». Lo sostiene más de la mitad de la población, algo del todo impensable incluso en los países nórdicos, Tres de cada cuatro españoles defienden que «el Estado debe tener la responsabilidad principal a la hora de asegurar que todos los ciudadanos puedan gozar de un nivel de vida digno», mientras que apenas un 22% considera que «cada persona debe ser el responsable principal a la hora de asegurar su propio nivel de vida».

Control sobre precios, beneficios y salarios

Las competencia de los estados siempre han sido una fuente de polémica. En medio de «los presupuestos más austeros de la Democracia» y una ola de recortes, la opinión mayoritaria de los ciudadanos, es, sin embargo, clara. El 86% de los españoles cree que el Estado debería tener mucha responsabilidad a la hora de proporcionar cobertura sanitaria a todos los ciudadanos (frente al 65% de los europeos) y para asegurar una pensión suficiente a los jubilados. Casi el 80% estima también que debería controlar los beneficios de los bancos, y siete de cada 10 afirmaban, incluso antes de la crisis bancaria de Chipre, que el Estado debe garantizar los depósitos de los ahorradores en las entidades financieras.

Mas impuestos, pero no al consumo

Pero las opiniones van más allá de los campos que tradicionalmente ha cubierto el Estado de Bienestar, y para los españoles el Gobierno debe ser también responsable de mantener los precios bajos control (para un 65%), proporcionar una vivienda digna a todos los ciudadanos (72%), controlar los beneficios de las empresas (54%) e incluso controlar los salarios (uno de cada dos). Medidas todas ellas que a nivel europeo cuentan con un respaldo entre un 20 y un 30% inferior de media.

Las del anterior apartado no son las únicas medidas de política económica controvertidas con las que los encuestados por la Fundación BBVA parecen simpatizar. Preguntados por algunas medidas a través de las cuales el Gobierno podría intervenir para atajar la delicada situación económica del país, los españoles se sitúan en un 8,6 en una escala de 0 a 10 a la hora de limitar los ingresos de los ejecutivos de los bancos y de aumentar su regulación. También de subvencionar o incentivar la contratación de jóvenes (8,3) y de aumentar los impuestos a las personas que ganan más gracias a sus inversiones (6,9) o por su trabajo, esto es, el IRPF (7,1). Básicamente, dando el visto bueno a gran parte de lo aprobado por el Ejecutivo en los últimos 16 meses. Hay hasta ambiguedad en lo que a hacer más flexible el mercado de trabajo respecta (4,9) y reducir el gasto público (5,3) se refiere. Sin embargo, el apoyo desaparece completamente cuando se trata de aumentar los impuestos al consumo (1,2) o de inyectar capital a los bancos que estén en problemas (sólo un 1,9, pese a que al mismo tiempo se quieren proteger los depósitos en todo caso).

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