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Los españoles deben reducir sus salarios otro 20%

Entrevista con el Premio Nóbel de Economía y columnista del New York Times, Paul Krugman

Vista desde Estados Unidos, ¿cómo se percibe la crisis en la zona euro?La vieja pregunta sigue siendo pertinente: «¿Europa? ¿Y cuál es su número de telefóno?» Y ello a pesar de la aparición de «Merkozy», el dúo de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Yo personalmente estoy muy preocupado por lo que suceda. Llega a ser muy difícil de entender cómo Europa podrá funcionar, encontrar formas de adaptarse. Esta es una preocupación real para el futuro de la economía global.¿Las medidas adoptadas a finales de 2011 van a en la dirección correcta? Hasta el momento ninguna cumbre ha sido capaz de responder a ellas, ninguna decisión política ha sido capaz de resolver el problema en su totalidad. La crisis es vista sólo como un problema de exceso de gasto. Y no es el caso. Estos desequilibrios existen, pero también hay una brecha en la competitividad y los flujos de capital. Lo único bueno ha venido de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), que indirectamente ha aliviado el mercado de deuda soberana. Pero, de nuevo, esto no es más que dar respuesta a una emergencia, pero sin resolver lo fundamental.¿El BCE debería actuar como lo hace la Reserva Federal, con sus compras masivas de deuda de EEUU?«Sería necesario que los salarios en los países europeos menos competitivos cayeran un 20% con respecto a Alemania» Si dejamos de lado los obstáculos políticos, sí, Europa necesita una política monetaria muy agresiva. Incluso más agresiva que Estados Unidos. No hay otra manera de hacer los ajustes necesarios. El BCE debería no sólo comprar más deuda de los Estados, sino también promover aún más la expansión monetaria.¿Y no es probable que esto disparara los precios?La inflación no es el problema, es la solución.¿Qué quiere decir?Para restaurar la competitividad en Europa, sería necesario que, digamos en los próximos cinco años, los salarios en los países europeos menos competitivos cayeran un 20% con respecto a Alemania. Con un poco de inflación, el ajuste sería más fácil de conseguir (dejando a los precios en libertad sin que los salario aumenten en consecuencia).¿Los problema de competitividad, pues, vienen de los salarios demasiado altos en el sur de Europa respecto a Alemania?En última instancia, el problema es un desequilibrio en la balanza de pagos. Pero si tomamos el ejemplo de España, los salarios españoles no han estado siempre por encima del promedio. Este es un fenómeno reciente. Después de la creación del euro, se han producido entradas masivas de capital en los países llamados de la periferia de Europa que les condujo a una burbuja de crédito.Entonces, ¿qué debemos hacer?El problema de la zona del euro es su propia construcción. Todo esto no sucede de sorpresa: hace veinte años ya, esta unión monetaria provocó un debate académico, nos preguntamos cómo este sistema podría manejar un choque asimétrico, una recesión más profunda en un país que en otro. Pero este tema ha sido descuidado. En EEUU, estos choques asimétricos se administran, no siempre perfectamente, gracias a un sistema de presupuesto integrado y una movilidad muy alta.Europa no tiene ninguno de estos activos. Por lo tanto, necesita algo más para dar más flexibilidad al sistema. Una política monetaria menos estricta con una inflación más alta -en torno al 4%- ofrece cierta flexibilidad que falta en la zona del euro.¿Cree usted en la aparición, al final, de los Estados Unidos de Europa?¡Me gustaría! Uno puede imaginar un presupuesto más integrado, o la creación de los eurobonos. Pero hay muchos obstáculos en todo esto: los países endeudados temen perder su soberanía, otros no quieren salvar «irresponsables». Estos debates, por ahora contribuyen más a destruir la idea de Europa.Debo decir que cuando pienso en la zona del euro, me encuentro en esa extraña situación en la que todo parece imposible. No me puedo imaginar que la zona euro se derrumbe. Esto parece inconcebible, dado todo lo que se perdería. Me digo a mí mismo, entonces, que los políticos van a hacer algo para resolver esta crisis. Pero entonces pienso en las soluciones para hacerlo, y me digo: «No, es imposible tomar dichas medidas.» Entonces me enfrento a un dilema.¿Alemania tiene una mala influencia en Europa?Alemania cree que la disciplina fiscal y la austeridad son la solución. Es un error. Su historia les lleva a ofrecer un mal remedio. Los alemanes estaban en problemas a finales de 1990. Entonces miran lo que hicieron, cómo se las arreglaron para recuperar y transformar os déficit de su economía en superávit comercial. Ellos piensan aplicar sus soluciones a la zona del euro. Pero si este fuera el caso, ¡deberíamos encontrar otro planeta para exportar productos de Europa!A veces se habla de «conspiración anglosajona» contra el euro …Siempre hay alguien en algún lugar que conspira. Pero la gente razonable en Estados Unidos entienden que el éxito de Europa nos beneficia. No es sólo una cuestión económica. Se trata de la democracia, los derechos humanos, el triunfo de nuestros ideales. Y lo que está sucediendo hoy en día en la zona euro no viene de Estados Unidos, es un problema interno de Europa.Se habla de un regreso del proteccionismo. ¿Es un peligro?Viendo la historia, los pequeños reflejos proteccionistas no son un problema importante. A veces se trata de establecer un paralelismo con la Gran Depresión. Esto no tiene nada que ver. No hay ninguna barrera importante erigida contra el libre comercio.

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