‘Tengamos la fiesta en paz’. Es lo que piden los empresarios españoles a los Reyes Magos estas navidades. Para ser exactos, la carta este año no va dirigida a sus majestades del lejano oriente sino a la clase política española, a la que envían un mensaje bien claro: «Vemos con preocupación cómo nuestros dirigentes políticos utilizan buena parte de su energía en peleas sectarias, insultos y descalificaciones, cuando lo que necesita España es precisamente lo contrario: altura de miras, consenso y concordia».
‘Tengamos la fiesta en paz’. Es lo que piden los empresarios españoles a los Reyes Magos estas navidades. Para ser exactos, la carta este año no va dirigida a sus majestades del lejano oriente sino a la clase política española, a la que envían un mensaje bien claro: «Vemos con preocupación cómo nuestros dirigentes políticos utilizan buena parte de su energía en peleas sectarias, insultos y descalificaciones, cuando lo que necesita España es precisamente lo contrario: altura de miras, consenso y concordia». Así arranca el segundo párrafo de la felicitación navideña que el Círculo de Empresarios ha remitido a sus socios para celebrar la entrada del nuevo año.
En la lista de buenos propósitos de los políticos para 2016 no puede faltar un cambio de actitud para «recomponer un proyecto nacional que suscite ilusión y afección» entre los españoles, o así lo cree el organismo presidido por Javier Vega de Seoane. Por eso pide a los dirigentes que dejen de tirarse los trastos a la cabeza y «pongan sus capacidades, su talento y su energía emocional al servicio de un proyecto común» que mejore la posición competitiva de España en el mundo.
Estos reproches llegan dos semanas después de que Mariano Rajoy pronunciase la frase que pilló por sorpresa a millones de telespectadores: «Hasta aquí hemos llegado». Fue solo el principio de un cruce de insultos entre Pedro Sánchez y el presidente del Gobierno en uno de los cara a cara más tensos que se recuerdan. El líder socialista abrió fuego cuando aseguró que su interlocutor no es una persona decente. No tardó en contraatacar el presidente en funciones al tachar a Sánchez de «ruin, mezquino, miserable y deleznable». Un cruce de reproches que quizás haya inspirado al Círculo de Empresarios a la hora de preparar su tradicional felicitación navideña.
¿Recuperación en peligro?Los empresarios reservan unas líneas a la «sociedad civil», encargada de adoptar un papel moderador en este «clima deteriorado de la política». El sentido común y el interés general deben estar por encima de «los intereses partidarios y los objetivos a corto plazo». No ocultan su preocupación por la incertidumbre política en un momento delicado para la economía tras una «durísima» crisis. «Entraña graves riesgos pero también considerables oportunidades en este mundo de transformación que nos está tocando vivir».
Este organismo promete movilizar «todos sus recursos y capacidades para influir en los poderes públicos y contribuir a que España sea un país mejor, más competitivo y más próspero» en una etapa compleja pero de gran interés. Como institución, el Círculo de Empresarios se define por defender «la promoción de la libre empresa, la iniciativa privada, la economía de mercado y el espíritu emprendedor» y busca el reconocimiento social de la figura del empresario. Está integrado por propietarios y altos directivos de las principales compañías que operan en España.Su inquietud, sea como fuere, enlaza con una preocupación generalizada en el empresariado, si bien el Círculo ha sido el primero en explicitarla. De hecho, y como adelantó El Confidencial, las grandes empresas del Ibex, agrupadas en el Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC), ya decidieron suspender el cónclave que tenían previsto celebrar un día después de las elecciones. La reunión del primer ‘lobby’ corporativo del país, que estaba convocada con carácter ordinario desde hacía semanas, se aplazó tras el resultado arrojado por los comicios. Toda una declaración de intenciones: mejor no hacer quinielas cuando los pronósticos encierran un ejercicio de temeridad.
En privado, existe consenso entre los principales ejecutivos del país a la hora de abogar por un Ejecutivo estable, que no ponga palos en las ruedas de una recuperación incipiente. Aunque la opción más querida por la gran empresa sería una gran coalición entre PP y PSOE, el temor que muchos dan ya por hecho es que el Ejecutivo resultante de las negociaciones en curso no tenga la fortaleza suficiente como para continuar con la senda de reformas estructurales emprendidas en el inicio de la legislatura popular. Todo con un posible frenazo de la inversión como espada de Damocles.