SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Los costes polí­ticos de sostener el euro para las izquierdas

No hay plena conciencia entre la mayoría de las izquierdas en nuestro país de que el establecimiento del euro respondió a un proyecto de debilitar, por todos los medios posibles, al mundo del trabajo y al modelo social que este mundo estableció y que había convertido a Europa en un punto de referencia internacional para todas las fuerzas progresistas del mundo. Este proyecto ha sido altamente exitoso, como lo muestra que el mundo empresarial (tanto el financiero como el industrial) está consiguiendo todo lo que ha deseado desde hace mucho tiempo. Hoy los gobiernos están forzando la bajada de salarios, el aumento del desempleo, el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la privatización de las pensiones y de los servicios públicos como la sanidad, la educación, los servicios sociales, y otros. Todas estas medidas se han realizado bajo el mandato de las instituciones que gobiernan el euro, tales como el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el gobierno alemán, instituciones todas ellas de sensibilidad ultraliberal y que utilizan los instrumentos financieros que tienen a su disposición para imponer tales políticas neoliberales. Que esto es así es obvio. Y la evidencia empírica que avala tal interpretación de lo que está ocurriendo en Europa es abrumadora. Ni que decir tiene que los mayores medios de información, controlados por tales intereses empresariales, ocultan esta realidad.

Encontramos múltiples ejemplos de esta instrumentalización. Veamos uno de los casos más recientes. Hace unos meses se aprobó el presupuesto plurianual de la Unión Europea, dentro de las normas establecidas para la preparación de presupuestos en los próximos siete años (sí, leyó bien, siete años). En estas normativas, escritas en letra pequeña, se indica que cualquier transferencia de fondos (que se definen como “ayuda”) a autoridades municipales, regionales o nacionales (es lo que el lector ha podido ver en las pancartas de su ayuntamiento o comunidad autónoma, en la que se indica que el proyecto se ha financiado con fondos de la UE, con la bandera de estrellas en lugar prominente) está condicionada a que el gobierno del país se comprometa a seguir las políticas macroeconómicas neoliberales (que no tienen nada que ver con el proyecto financiado) que incluyen la retahíla de medidas que mencioné antes. Y estas medidas macroeconómicas las dicta y las supervisa la Comisión Europea, el grupo de tecnócratas que nadie ha elegido y que, en su mayoría, son de persuasión ultraliberal. En otras palabras, la Comisión Europea le dirá al gobierno español “usted no puede apoyar con fondos europeos la construcción, por ejemplo, de un hospital en Girona, a no ser que usted, gobierno de Madrid, se haya comprometido a bajar los salarios del país”.

El gobierno que ha promovido este sistema (y que tiene una enorme influencia en la Comisión Europea) es el gobierno alemán, máximo sostenedor de las políticas de austeridad hoy en la UE y en la Eurozona. Y lamento decirle que usted, ciudadano español, no tiene ninguna voz o posibilidad de cambiar esto, a no ser que se movilice para que España salga de este sistema que tiene al país estancado. Por cierto, parte de estos fondos vienen de su bolsillo, reciclados a través de la siempre presente Comisión Europea. Y me sabe mal informarle también que el Parlamento Europeo no pinta nada en esto. Ni tampoco puede hacer nada. En realidad, intentó hacer algo, pero no le dejaron. Había propuesto que los países pudieran utilizar fondos de la UE que estuvieran catalogados como inversiones para estimular el crecimiento, y también sugirió que en el cálculo del déficit público se separara el gasto en inversiones del gasto en consumo. Pero todo sigue como la Comisión decidió. ¿Lo entiende? Y mientras, se define como extremistas a aquellos que quieren salirse del sistema por considerar el cambio dentro del euro como imposible.

Los costes políticos del euro para las izquierdas

Una característica de nuestros tiempos es el enorme descrédito de los partidos socialdemócratas en la Unión Europea. De nuevo, los números hablan por sí mismos. El descenso de su apoyo electoral (sobre todo entre las clases populares) ha sido enorme. Y el número de militantes ha bajado espectacularmente. Como decía un observador, con gran agudeza política, “los militantes de tales partidos se han reducido a personas con cargos políticos, y a personas que esperan poder tener cargos políticos”. Aun cuando esta frase tiene un componente simplificador e injusto, lo cierto es que tales partidos han perdido a las personas más comprometidas ideológicamente con el socialismo, teniendo hoy muy poca capacidad de movilización.

Este descrédito se debe precisamente a su complicidad en establecer tal sistema de gobierno del euro. De nuevo, la evidencia que avala esta tesis es robusta. Es cierto que hay intentos de cambiar tal sistema de gobierno, esfuerzo al que se le añaden los partidos políticos más a la izquierda que la socialdemocracia. Pero este intento de reformar el sistema de gobierno asume que tal sistema es reformable, es decir, que puede cambiar para que sirva al mundo del trabajo, que constituye la mayoría de las clases populares. La evidencia, sin embargo, parece cuestionar que ello sea posible. El caso citado anteriormente así lo señala.

La protesta generalizada y el hartazgo popular hacia esta Europa

Está también claro que el hartazgo de las clases populares de la Unión Europea hacia tal entidad política está alcanzando niveles amenazadores para la reproducción de tal sistema de gobierno. Y es lógico que tal hartazgo lo lideren aquellas fuerzas políticas que cuestionan más radicalmente la existencia del euro y de la Unión Europea. El crecimiento de los partidos de la ultraderecha a nivel de Europa es un indicador de ello. Su éxito se basa en su radicalismo en contra de lo que llaman “las élites tecnócratas que roban el poder nacional” (acusación que es difícil desmentir), proponiendo la salida del euro y de la UE. En cierta manera, su éxito se debe al fracaso de las izquierdas en entender y responder al enfado de las clases populares hacia esta Europa, la Europa que de sueño democrático y social se ha convertido en pesadilla antisocial y antidemocrática. ¿Hasta cuándo tendremos que esperar a que las izquierdas entiendan que esta Europa no es cambiable y que otra Europa es posible?

El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha hecho referencia a las «cientos de empresas con miles de trabajadores» que trabajan en actividades vinculadas a Fagor Electrodomésticos que van a resultar afectadas por la «crisis sistémica» de la empresa cooperativa, y ha recordado que el ejecutivo dispone de «instrumentos y programas de actuación a su servicio». «Será duro y costoso pero vamos a superar esta situación», ha asegurado. Urkullu interviene en el pleno de control que se están celebrando en el Parlamento vasco en respuesta a dos preguntas y una interpelación sobre la actuación del Ejecutivo en la crisis de Fagor formuladas por el parlamentario de EH Bildu Oskar Matute, el parlamentario del PSE Vicente Reyes, y el portavoz del grupo parlamentario del PP, Borja Sémper. Ante la actual situación de «conmoción» de la sociedad vasca por la situación de la empresa, Urkullu ha apostado por «mantener la misma estrategia, orientada ahora a minimizar el impacto social y mantener la actividad que resulte viable» y ha señalado que el Ejecutivo va a «proponer soluciones», no solo a Fagor sino también a la Corporación Mondragón, entidades financieras, así como a todas las instituciones públicas. Según ha adelantado, actualmente hay dos líneas de trabajo activas: por una parte el Departamento de Empleo a través de Lanbide, que ha pedido a la empresa información sobre el «impacto global de la empresa para establecer las medidas adaptadas a necesidades y perfiles de las personas afectadas», y por otro, el Departamento de Desarrollo Económico con la dirección de Desarrollo Industrial, con un plan de medidas de Política industrial en el corto y medio plazo para las empresas afectadas. «Tenemos el compromiso de ayudar a todas las empresas perjudicadas», ha reiterado. El lehendakari ha hecho referencia a las «cientos de empresas con miles de trabajadores» que trabajan en actividades vinculadas a Fagor Electrodomésticos «que también va a sufrir esta crisis de forma directa o indirecta», ya que «se trata de una crisis sistémica con unas repercusiones muy superiores a la propia empresa Fagor y a sus cooperativistas». «El Gobierno vasco se debe a esas miles de personas, tenemos instrumentos y programas de actuación a su servicio», ha recordado antes de reconocer que «será duro y costoso pero vamos a superar esta situación». Urkullu ha señalado que han llegado a una situación «no deseada» y ha subrayado que todas las instituciones públicas «nos encontramos en la misma situación» por lo que «lo deseable es que la estrategia siga siendo conjunta, primando los objetivos que compartimos, minimizando el impacto y efecto sobre el empleo en esta empresa y en todo su entorno, incluido sus proveedores y empresas auxiliares». «Junto a ellos, vamos a trabajar para mantener la actividad que cuente con valor añadido y que pueda ser viable. Vamos a seguir comprometidos», ha insistido. El lehendakari ha defendido que la estrategia del gobierno respecto a Fagor ha sido «muy clara», ya que «hemos escuchado sus problemas, recibido información de sus planes, conocido en plan de viabilidad, y basándonos en este plan, le hemos concedido ayudas y estamos dispuestos a seguir dándoselas», ha asegurado. Asimismo, ha defendido que «todas las actuaciones del Ejecutivo se han ajustado de forma estricta al marco legal» con el objetivo de «tratar de garantizar la viabilidad de la empresa». Según ha recordado, hace once meses el Gobierno se comprometió con Fagor, destinando 25 millones al plan de viabilidad que se les presentó, cifrado en un total de 263 millones de euros. Este plan, que ha calificado de «ambicioso y ajustado en cantidades y tiempos», establecía como objetivos lograr un acuerdo estratégico con la empresa china Haier para fabricar la línea blanca en la planta de Polonia, desinvertir en las líneas de las plantas de Francia y consolidar lasa líneas de mayor valor añadido en las plantas de Arrasate. Asimismo, para conseguir los fondos necesarios contaba con un préstamo participado de 40 millones a través del programa Ekarpen, a aprobar por el Gobierno vasco por una cuantía de 25 millones y de otros 15 millones por parte de entidades financieras, así como un préstamo de 60 millones del Instituto de Crédito Oficial (ICO) en apoyo a la única empresa del sector de electrodomésticos en el Estado. «La empresa contaba con un compromiso verbal del Ministerio para acceder a este préstamo», ha asegurado. «Coparticipamos en la decisión, hicimos lo que teníamos que hacer: ayudar a garantizar la viabilidad de la empresa», ha defendido antes de asegurar que lo hizo «con garantías de la propia Corporación Mondragón y de Fagor Electrodomésticos, ya que ambas se veían capaces de garantizar el futuro de la firma, y lo hacían con compromiso financiero». Urkullu ha explicado que cinco meses después, en mayo de 2013, la Corporación Mondragón se ve en la obligación de realizar una nueva dotación de 70 millones de euros, ya que las dificultades económica y financieras de Fagor «se mantienen y no remontan, sino que empeoran «por lo que debe cubrir las necesidades de financiación urgentes, ya que la empresa no había logrado todavía el préstamo de ICO. En octubre, la empresa presenta un nuevo plan de viabilidad a la Corporación para proceder a una reestructuración ordenada, esta vez con unas necesidades de financiación de 170 millones de euros. El Consejo general de Mondragón aprueba realizar una primera aportación de 50 millones pero una semana más tarde decide denegar esa aportación por lo que la empresa toma la decisión de iniciar el preconcurso de acreedores en San SebastiánUrkullu avisa de que la crisis «sistémica» de Fagor afectará a cientos de empresas,País Vasco. Expansión.comAnte la actual situación de «conmoción» de la sociedad vasca por la situación de la empresa, Urkullu ha apostado por «mantener la misma estrategia, orientada ahora a minimizar el impacto social y mantener la actividad que resulte viable» y ha señalado que el Ejecutivo va a «proponer soluciones», no solo a Fagor sino también a la Corporación Mondragón, entidades financieras, así como a todas las instituciones públicas. Según ha adelantado, actualmente hay dos líneas de trabajo activas: por una parte el Departamento de Empleo a través de Lanbide, que ha pedido a la empresa información sobre el «impacto global de la empresa para establecer las medidas adaptadas a necesidades y perfiles de las personas afectadas», y por otro, el Departamento de Desarrollo Económico con la dirección de Desarrollo Industrial, con un plan de medidas de Política industrial en el corto y medio plazo para las empresas afectadas. «Tenemos el compromiso de ayudar a todas las empresas perjudicadas», ha reiterado. El lehendakari ha hecho referencia a las «cientos de empresas con miles de trabajadores» que trabajan en actividades vinculadas a Fagor Electrodomésticos «que también va a sufrir esta crisis de forma directa o indirecta», ya que «se trata de una crisis sistémica con unas repercusiones muy superiores a la propia empresa Fagor y a sus cooperativistas». «El Gobierno vasco se debe a esas miles de personas, tenemos instrumentos y programas de actuación a su servicio», ha recordado antes de reconocer que «será duro y costoso pero vamos a superar esta situación». Urkullu ha señalado que han llegado a una situación «no deseada» y ha subrayado que todas las instituciones públicas «nos encontramos en la misma situación» por lo que «lo deseable es que la estrategia siga siendo conjunta, primando los objetivos que compartimos, minimizando el impacto y efecto sobre el empleo en esta empresa y en todo su entorno, incluido sus proveedores y empresas auxiliares». «Junto a ellos, vamos a trabajar para mantener la actividad que cuente con valor añadido y que pueda ser viable. Vamos a seguir comprometidos», ha insistido. El lehendakari ha defendido que la estrategia del gobierno respecto a Fagor ha sido «muy clara», ya que «hemos escuchado sus problemas, recibido información de sus planes, conocido en plan de viabilidad, y basándonos en este plan, le hemos concedido ayudas y estamos dispuestos a seguir dándoselas», ha asegurado. Asimismo, ha defendido que «todas las actuaciones del Ejecutivo se han ajustado de forma estricta al marco legal» con el objetivo de «tratar de garantizar la viabilidad de la empresa». Según ha recordado, hace once meses el Gobierno se comprometió con Fagor, destinando 25 millones al plan de viabilidad que se les presentó, cifrado en un total de 263 millones de euros. Este plan, que ha calificado de «ambicioso y ajustado en cantidades y tiempos», establecía como objetivos lograr un acuerdo estratégico con la empresa china Haier para fabricar la línea blanca en la planta de Polonia, desinvertir en las líneas de las plantas de Francia y consolidar lasa líneas de mayor valor añadido en las plantas de Arrasate. Asimismo, para conseguir los fondos necesarios contaba con un préstamo participado de 40 millones a través del programa Ekarpen, a aprobar por el Gobierno vasco por una cuantía de 25 millones y de otros 15 millones por parte de entidades financieras, así como un préstamo de 60 millones del Instituto de Crédito Oficial (ICO) en apoyo a la única empresa del sector de electrodomésticos en el Estado. «La empresa contaba con un compromiso verbal del Ministerio para acceder a este préstamo», ha asegurado. «Coparticipamos en la decisión, hicimos lo que teníamos que hacer: ayudar a garantizar la viabilidad de la empresa», ha defendido antes de asegurar que lo hizo «con garantías de la propia Corporación Mondragón y de Fagor Electrodomésticos, ya que ambas se veían capaces de garantizar el futuro de la firma, y lo hacían con compromiso financiero». Urkullu ha explicado que cinco meses después, en mayo de 2013, la Corporación Mondragón se ve en la obligación de realizar una nueva dotación de 70 millones de euros, ya que las dificultades económica y financieras de Fagor «se mantienen y no remontan, sino que empeoran «por lo que debe cubrir las necesidades de financiación urgentes, ya que la empresa no había logrado todavía el préstamo de ICO. En octubre, la empresa presenta un nuevo plan de viabilidad a la Corporación para proceder a una reestructuración ordenada, esta vez con unas necesidades de financiación de 170 millones de euros. El Consejo general de Mondragón aprueba realizar una primera aportación de 50 millones pero una semana más tarde decide denegar esa aportación por lo que la empresa toma la decisión de iniciar el preconcurso de acreedores en San SebastiánUrkullu avisa de que la crisis «sistémica» de Fagor afectará a cientos de empresas,País Vasco. Expansión.com

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