SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Los charlatanes de la competitividad

El actual ejecutivo se está desmoronando no sólo desde un punto de vista demoscópico -sus encuestas internas son aterradoras para sus expectativas electorales- sino también económico. Llevan mucho tiempo contando a los españoles medias verdades, ocultando lo que hay detrás de las cifras económicas publicadas, haciendo juegos malabares con las cifras de Contabilidad Nacional y la Encuesta de Población Activa. Y los ciudadanos ya no aceptan un trágala por respuesta. No hay crecimiento económico, ni en términos reales ni nominales, y, por lo tanto, no hay generación de empleo alguna -las horas trabajadas se hundieron en el segundo trimestre de 2014-. Sobre ello ya hemos debatido a fondo desde estas líneas. Pero el trasfondo es todavía más complejo. Si nadie lo remedia nos veremos abocados a una crisis de deuda soberana y de balanza de pagos.

La evolución de la deuda pública, consecuencia de una socialización de pérdidas privadas en toda regla, es explosiva. El montante de deuda de las administraciones públicas superan el billón de euros según el protocolo de déficit excesivo, criterio excesivamente laxo, tal como reflejan las últimas cifras correspondientes a junio de este año. Si atendemos a las Cuentas Financieras de Banco de España, dicha cifra supera en realidad los 1,3 billones de euros, si bien hay ciertas duplicidades. Se trata de una senda insostenible al ser la carga financiera de dicho montante superior al crecimiento económico en términos reales. Hay que comparar peras con peras, PIB real con carga financiera real, es decir, el coste nominal de la deuda menos el deflactor del PIB.

Récord histórico deuda externa neta

A ello unan ustedes el deterioro de nuestro sector exterior, imparable, tal como corroboran las nuevas cifras de déficit comercial de junio de este año. El intenso empeoramiento durante los últimos trimestres de nuestra balanza comercial y de la balanza de rentas ha incrementado la deuda externa neta de nuestro país hasta alcanzar un nuevo récord histórico, 1,021 billones de euros, prácticamente el 100% del PIB. Aún no hemos salido de la crisis y una nueva crisis de balanza de pagos se cierne sobre nuestra economía.

Si nadie lo remedia, por lo tanto, se dará una combinación explosiva, crisis de deuda soberana y crisis de balanza de pagos. Pero ambas en realidad están directamente relacionadas. La razón radica en un diagnóstico erróneo de los problemas de fondo de la economía patria. Los gobernantes actuales, como los anteriores, achacaban los males de la economía española a la ineficiencia del sector público y a una baja productividad del factor trabajo, que era necesario compensar vía salarios más bajos. Ese era el objetivo real de la nefasta reforma laboral del actual ínclito monclovita. Pero se equivocaron de diagnóstico. El problema era otro. Después de más de seis años de intensa recesión, ninguna de las causas que originaron la actual crisis sistémica, un volumen brutal de deuda y una banca insolvente, se han solucionado. La deuda total de nuestra economía, privada y pública, no ha parado de crecer, y se aproxima a los 4,4 billones de euros, alrededor del 430% de nuestro PIB. Simple y llanamente es impagable. Nuestro sistema bancario no hace lo que tiene que hacer, prestar, simplemente no puede, la mora real supera el 23%.

La actual crisis económica, por lo tanto, no tenía nada que ver con los elevados salarios de los trabajadores, ni con la rigidez del mercado laboral. La participación del factor trabajo en la renta nacional se encuentra en niveles mínimos históricos, y los salarios en muchos casos no garantizan una exclusión de la pobreza, algo intolerable. La disminución del salario real acabará siendo contraproducente, acelerará la espiral deflacionista en la que estamos inmersos y hundirá definitivamente al sector bancario.

Y ahora qué

Una vez que ha fracasado el objetivo último de su política económica, hacer de España la Alemania del Sur, vuelta a las andadas, forzar un crecimiento financiado con deuda y un intento de reavivar el consumo privado vía crédito. El problema de fondo es que nuestros responsables políticos y sus asesores económicos son charlatanes. Si querían hacer de España la Alemania del Sur debería haber analizado que factores explican en realidad la probabilidad de exportar de la industria manufacturera patria, y cuáles son aquellos que determinan la intensidad de las exportaciones. El día que lo hagan se llevarán una sorpresa.

Pero ese mal diagnóstico deja un panorama desolador. Según cálculos realizados por Enrique Negueruela de la Fundación 1º de mayo, la reforma laboral «ha destruido 1.444.665 puestos de trabajo a tiempo completo; en vez de crear empleo estable se destruyeron casi un millón de puestos de trabajo fijos a jornada completa; en vez de romper la dualidad entre fijos y precarios, se ha creado una nueva entre trabajadores a jornada completa y a jornada parcial; en vez de ayudar a mantener el empleo, los mecanismos de flexibilidad establecidos han provocado el aumento de 264.137 despedidos más; en vez de un nuevo derecho a la formación, ha habido una disminución del 60% en los ocupados formados y del 55% en el presupuesto de formación para parados; en vez de elevar las oportunidades a los jóvenes y parados de larga duración, el empleo de jóvenes ha disminuido un 23% y los parados de larga duración aumentaron un 51% mientras el gasto en políticas activas por parado disminuía un 54%». ¿Algo más?

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