Tres megafondos estadounidenses -Blackstone, Cerberus y Lone Star- se han quedado con más de dos tercios de los pisos que la banca española acumulaba tras el crack inmobiliario. Y ya les están sacando la máxima rentabilidad al venderlos a precio de oro o cobrar alquileres abusivos.
Es un ejemplo de cómo el capital extranjero, especialmente el norteamericano, está copando el mercado inmobiliario, y es el máximo responsable de que el alza de los precios de la vivienda asfixie a muchas familias.
Cuando la burbuja del ladrillo estalló, muchas inmobiliarias y constructoras quebraron. No podían devolver los préstamos contraídos, y los bancos se quedaron con sus pisos. Transformados en “activos tóxicos”, tasados muy por encima de su valor, que ante el descenso de precios sólo podían venderse con pérdidas.
¿Quién pagó la digestión de este exceso de ladrillo? No fueron los bancos, fuimos nosotros. El Estado acudió al rescate a través de la Sareb. Adquirió las viviendas de la banca, asumiendo las pérdidas que su venta provocara. Generando un incremento de la deuda pública de 35.000 millones de euros.
¿Quién se ha beneficiado de esta operación? Además de los bancos, los grandes fondos extranjeros, especialmente los norteamericanos.
El Estado pagó la factura, pero no convirtió esas viviendas en sociales, vendiéndolas o alquilándolas a precios asequibles. Ello habría contribuido a resolver el problema de la vivienda. Y al inyectar una gran cantidad de viviendas baratas habría limitado su precio.
Pero lo que hizo fue lo contrario. Puso a la venta enormes paquetes de esas viviendas, a un precio muy por debajo de su valor. En gigantescas operaciones a las que sólo tenían acceso grandes fondos extranjeros.
El resultado es que el 64% de esos pisos se los han quedado solo tres megafondos de EEUU, “punta de lanza” de la ofensiva que ha convertido a Wall Street en el gran casero español.
Nos referimos a Blackstone, al que el Santander entregó toda la cartera inmobiliaria del Popular. A Cerberus, que se adjudicó la mayor parte de los pisos del BBVA y el Sabadell. Y a Lone Star, a quien La Caixa traspasó toda su montaña de inmuebles.
Estos megafondos buscan obtener una rápida rentabilidad. ¿Cómo lo consiguen? Vendiendo los pisos, en un momento donde su precio está por las nubes. O duplicando el alquiler a pagar.
Son ellos quienes acaparan el mercado inmobiliario. El año pasado el 91% de las operaciones estuvieron controladas por fondos foráneos.
Y son quienes inflan el precio de las viviendas o los alquileres.
Cuando se habla del problema de la vivienda hay que señalar a los responsables. El capital extranjero, especialmente el norteamericano, está haciendo negocio con un derecho básico.