El Observatorio

Los blogs digitales: una mirada crí­tica

En una larga e interesantí­sima entrevista, publicada en el número de marzo de la revista literaria Quimera, a propósito de la reciente publicación de su ensayo «La cena de los notables» (una aproximación lúcida y escéptica al momento actual en que se encuentran los diversos actores del circuito literario: editores, crí­ticos, periodistas culturales y sobre todo escritores), Constantino Bértolo enfrí­a un poco el entusiasmo actual sobre el papel presuntamente «democratizador» que la aparición de un vehí­culo directo entre «crí­tico» y «lector» como es internet pueda representar. Oigámoslo.

"La aarición de los blogs -dice- como soporte de crítica literaria e instancia deintermediación directa entre el crítico y el lector parecería poner en cuestión parte de todo lo dicho (Bértolo se refiere al control omnímodo del Capital y las grandes corporaciones de la comunicación sobre la crítica "mediática", la que circula en los grandes medios de comunicación, a la que se ha referido poco antes en esta misma entrevista) y sin duda aquellos que ven en Internet y sus herramientas el arribo de una democratización de los medios de producción de expresión, información y creación, podrían creer que algunos de los planteamientos propuestos son obsoletos.Al respecto cabe decir que esa euforia democrática me parece un tanto prematura. A otra escala menor pero que conviene tener en cuenta, está sucediendo algo semejante a lo que pasó cuando emergió el fenómeno de la radio y la posibilidad de crear con costos accesibles radios locales e independientes. Su expansión generó también la buena nueva de que la comunicación podía escaparse del control de las granddes corporaciones. Y digo que me parece prematura porque entiendo que estamos en una fase exploratoria de la tecnología digital y estamos atravesando por toda una fase permisiva, en la que el poder económico permanece al acecho, que no creo que se alargue por mucho tiempo. En todo caso finalizará cuando el Capital ajuste esa tecnología a sus necesidades y encuentre los medios convenientes para controlar su explotación.No veo lejano el día en que para entrar en una autopista de información habrá que introducir la clave de su tarjeta de crédito. Me parece que el futuro va hacia ahí. "Sin libertad ni propiedad no se puede avanzar en Internet" ha dicho recientemente el ministro de Industria Miguel Sebastián. Y claro que quedarán carreteras accesibles , como quedan radios libres con muy escasa presencia, pero mucho me temo que sea el Capital el que jerarquize la circulación de contenidos y en ese momento volveríamos a una situación paralela a la que ha dado lugar a mis reflexiones anteriores. Con todo, y sin adelantarnos a un futuro que nunca está escrito pero en el que Internet dejará huellas profundas, sí puede constatarse que han aparecido blogs que han logrado en el campo de la crítica un crédito muy estimable.Lo sorprendente, o no, es que esa crítica apenas difiere de la crítica "en papel" ni en lo que atañe a la selección ni a los criterios a la moda, y prueba de ello es que aquellas "voces" que destacan pronto son abducidas por el sistema de comunicación imperante. Diría por tanto que, en efecto, la aparición de los blogs altera en parte el sistema de legitimación y hace necesario reflexionar sobre los nuevos ángulos que esto puede estar originando. Pero conviene que los árboles no nos impidan ver el bosque ni la tierra, el Capital, sobre la que árboles y bosque crecen en las circunstancias sociales que determinan las actuales relaciones de producción, no vaya a ser que nos hagamos la ilusión, en plan Multitud de Negri o Hardt, de que la externalización de costes a través de la figura laboral del trabajador autónomo modifica en algo el carácter capitalista del conjunto.Claro que también en los sesenta y hablando de que los trabajadores tenían acceso a la compra de acciones de la propia empresa se habló mucho del capitalismo democrático de masas. Ya se sabe que la sustitución, como motor de la Historia, de la lucha de clases por la fe en el progreso tecnológico es la tentación preferida de los que piensan que la Revolución ya no necesita de los revolucionarios. En cualquier caso lo más prudente parece esperar, con atención, a ver por dónde camina esta autonomía comunicadora y hasta qué punto altera el territorio".

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