Los barones destituyen a Zapatero

«En un ejercicio de humillación más extravagante que patético, Zapatero propone a su vicepresidente como candidato a la presidencia del Gobierno aparentando que lo hace en un proceso de primarias que no será tal sino una mera formalidad huera para proclamar por adhesión a la búlgara al ministro de Interior como nuevo lí­der del PSOE. Pérez Rubalcaba no se enfrentará con ningún otro militante y, transcurrido el plazo estatutario, accederá a la condición de candidato socialista a las generales.»

Zaatero ha creído, en una nueva demostración de sus carencias políticas, estratégicas y hasta éticas, que podía tratar a Rubalcaba con su habitual procedimiento de trilero. Ni siquiera la bancarrota electoral del 22-M le alertó de la necesidad de alterar la pomposamente llamada “hoja de ruta”. De Felipe González hasta el más modesto dirigente socialista sabía a las 24 horas del pasado domingo que el PSOE no podía adentrarse en un proceso de primarias. Y hasta el menos ducho en estos menesteres conocía que los resultados del 22-M arruinaban la posibilidad de que Zapatero dispusiese del más mínimo margen de maniobra. (EL CONFIDENCIAL) PÚBLICO.- La señora Merkel se expresa como si Alemania fuese la pagana y los países del sur de Europa las sanguijuelas. Pero hasta ahora, en los planes de rescate, Alemania no ha puesto en términos relativos un centavo más que el resto de los países. El Gobierno español debería quejarse con mucho más motivo, ya que en proporción aporta lo mismo, pero el rescate que se está llevando a cabo es el de los bancos alemanes. Merkel reprocha a otros países su excesivo déficit. Lo cierto, sin embargo, es que su endeudamiento público se ha incrementado en mayor medida que el de otros países como España, y si su déficit no lo ha hecho ha sido únicamente porque Eurostat le permite no contabilizar como tal las ayudas a la banca. EL PAÍS.- Puede que me equivoque, pero la interpretación de los resultados del 22-M me lleva a la conclusión de que los ciudadanos le han dicho de manera inequívoca al presidente del Gobierno no solamente que no están de acuerdo con la política que ha puesto en práctica, sino también que no esperan nada bueno de él para el futuro. Los resultados del 22-M no han sido un voto de castigo que permite al que lo recibe intentar rectificar para recuperar la confianza ciudadana, sino que han sido una desautorización total de una política y de la persona que ha sido portadora de la misma y de la que no es posible recuperarse. Opinión. El Confidencial Los barones destituyen a Zapatero José Antonio Zarzalejos Rodríguez Zapatero está protagonizando un final de época verdaderamente sobrecogedor. Arrollado por los acontecimientos -por imprevisión incompetente-, los sucesivos hitos de su convulsa trayectoria le estallan cuando los trata de manipular. Le ocurrió con el Estatuto de Cataluña, le ocurrió con la recesión económica, le ocurrió cuando en abril pasado hubo de adelantar, por presión de los barones del PSOE, la comunicación pública de su renuncia a continuar en la puja por la presidencia del Gobierno, le ocurrió el domingo pasado con una debacle histórica de su partido en las elecciones municipales y autonómicas y le acaba de ocurrir cuando, después de sacrificar -como se veía venir- a Carme Chacón, la presunta salvadora de la generación zapaterista, ha tenido que entregar el poder a Alfredo Pérez Rubalcaba. En un ejercicio de humillación más extravagante que patético, Zapatero propone a su vicepresidente como candidato a la presidencia del Gobierno aparentando que lo hace en un proceso de primarias que no será tal sino una mera formalidad huera para proclamar por adhesión a la búlgara al ministro de Interior como nuevo líder del PSOE. Pérez Rubalcaba no se enfrentará con ningún otro militante y, transcurrido el plazo estatutario, accederá a la condición de candidato socialista a las generales. Si Zapatero no se hubiese avenido a esta condición inicial de su vicepresidente primero -secundado por la mayoría de los secretarios generales territoriales que ayer se reunieron en la Moncloa-, Rubalcaba habría tomado una de estas dos decisiones: o bien dimitir del cargo que ahora ostenta y retirarse de la política, o bien forzar la máquina e impulsar la convocatoria de un Congreso extraordinario que hubiese implicado la dimisión del presidente y la inmediata convocatoria de elecciones generales. Como les relaté en la crónica del pasado 9 de abril, el vicepresidente, con treinta años de gestión política a sus espaldas, había avisado de que sólo asumiría la responsabilidad de presentarse a las elecciones generales si concurrían dos condiciones: la primera, que no se le sometiese a una confrontación con ningún otro militante; y la segunda, que ostentase el control orgánico del partido, es decir, la secretaria general cuando se produzca el evento electoral. Zapatero ha creído, en una nueva demostración de sus carencias políticas, estratégicas y hasta éticas, que podía tratar a Rubalcaba con su habitual procedimiento de trilero. Ni siquiera la bancarrota electoral del 22-M le alertó de la necesidad de alterar la pomposamente llamada “hoja de ruta”. De Felipe González hasta el más modesto dirigente socialista sabía a las 24 horas del pasado domingo que el PSOE no podía adentrarse en un proceso de primarias. Y hasta el menos ducho en estos menesteres conocía que los resultados del 22-M arruinaban la posibilidad de que Zapatero dispusiese del más mínimo margen de maniobra. Con la fórmula acordada en la reunión de ayer, y que será sancionada esta misma mañana en el Comité Federal, Rubalcaba impone la primera condición y aplaza la segunda -la secretaria general- a un momento posterior pero en todo caso anterior a las elecciones: el vicepresidente del Gobierno no comparecerá ante los electores bajo el liderazgo orgánico de Zapatero, esto es, en una fórmula de bicefalia. Si él asume los riesgos, quiere todos los poderes para sortearlos en la medida de lo posible. De tal forma que ayer, los barones, en una reunión de perdedores que trasladaron toda la responsabilidad del fracaso a Zapatero, decretaron su cese que se hará efectivo en el momento que resulte más oportuno en función de distintas variables. Si en abril le impusieron el anuncio de su caída del cartel electoral -y de poco les sirvió a la vista de los resultados del 22-M-, ayer le apearon materialmente de la secretaría general aunque formalmente permanezca de forma precaria ocupando el puesto. La torpeza de Zapatero -que ha degollado a Carme Chacón demostrando una mezquindad ética ya anteriormente intuida- no ha tenido límites en el manejo de la crisis de su partido, en línea con la ristra de errores de bulto que ha venido cometiendo en estos últimos años. El presidente es uno de los peores lastres del PSOE y Rubalcaba lo sabe. Por eso, el vicepresidente llegará a los comicios no sin antes haber despachado a José Luis por correo certificado hasta sus tierras leonesas en las que ni siquiera el candidato socialista a la alcaldía de su ciudad pudo sustraerse al tsunami popular del pasado domingo. Un problema para el Partido Popular Pérez Rubalcaba accede a la condición de candidato por el procedimiento del “dedazo”. Con una agravante: pretende que esta designación digital del presidente -impuesta por los barones del PSOE- aparezca como resultado de unas primarias por completo imaginarias después de que el jueves Carme Chacón diese “un paso atrás para que el partido de un paso adelante”. O sea, que, en lo sucesivo, el acceso a la condición de candidato de Rubalcaba no diferirá en lo sustancial a la de Rajoy, tan acerbamente criticada por los socialistas. Dicho todo lo cual, despachado Zapatero por su propio partido, sin mostrar el Presidente una mínima dignidad, el Partido Popular debe atarse los machos porque con Pérez Rubalcaba hay partido en los comicios generales que vienen. El vicepresidente no se ha metido en este fregado para absorber resignadamente una derrota. El objetivo del cántabro -también lo conté en estas páginas el 23 de abril pasado (“Un tripartito para España”)- consiste en que los populares no logren mayoría absoluta, los socialistas se entonen y, a partir de ambos presupuestos, intentar un Gobierno tripartito con el PNV y CiU en forma de coalición gubernamental o de pacto de legislatura. Tiene capacidad de trueque: a los vascos, devolverles Ajuria Enea (López tendría con Rubalcaba responsabilidades en el Ejecutivo), y a los catalanes, diseñarles un Pacto Fiscal a su satisfacción. Este es el escenario en el que sólo falta conocer la fecha en la que el PSOE hace efectivo el cese de Zapatero en la secretaría general que ayer, diferidamente y como período de gracia, acordaron en la Moncloa. Supongo que pocos tendrán duda de que la Conferencia Política que celebrará el PSOE es un recurso de distracción sin ulteriores consecuencias, sólo para satisfacer el llamado a la “reflexión”. O sea, humo. EL CONFIDENCIAL. 28-5-2011 Opinión. Público La jubilación de Merkel J. F. Martín Seco La canciller alemana está dispuesta a torpedear la Unión Monetaria. “Es importante –manifestó el otro día– que en países como Grecia, España y Portugal los trabajadores no puedan jubilarse antes que en Alemania”. Si la señora Merkel piensa que ese es el problema, lo tiene muy fácil, tan sólo debe adelantar la edad de jubilación de los alemanes. Pero es que, además, falta a la verdad. De acuerdo con las estadísticas de la Unión Europea, la jubilación efectiva en el país germano se produce a los 62 años por término medio, mientras que en España alcanza los 62,1. Según la OCDE, en 2009 los españoles trabajaron, de media, 1.653 horas anuales frente a las 1.389 de los alemanes, un 19% más. Españoles, portugueses y griegos estarían muy contentos de armonizar las vacaciones y la jubilación con los alemanes, pero seguramente añadirían que por qué quedarse ahí: armonicemos todo lo demás, salarios, pensiones, ayudas a la familia y un largo etcétera. Con toda probabilidad se apuntarían a una Unión Monetaria construida con los mismos parámetros empleados en su día para la unificación alemana. La señora Merkel se expresa como si Alemania fuese la pagana y los países del sur de Europa las sanguijuelas. Pero hasta ahora, en los planes de rescate, Alemania no ha puesto en términos relativos un centavo más que el resto de los países. El Gobierno español debería quejarse con mucho más motivo, ya que en proporción aporta lo mismo, pero el rescate que se está llevando a cabo es el de los bancos alemanes. Merkel reprocha a otros países su excesivo déficit. Lo cierto, sin embargo, es que su endeudamiento público se ha incrementado en mayor medida que el de otros países como España, y si su déficit no lo ha hecho ha sido únicamente porque Eurostat le permite no contabilizar como tal las ayudas a la banca. Desde el SPD se ha tildado a la canciller alemana de populista. Más bien habría que afirmar que sus planteamientos comienzan a tener cierto tufo racista –lo que, tratándose de Alemania, es muy peligroso–; quizá eso explique por qué no hace referencia a Francia o a Finlandia, cuando son los ciudadanos de dichos países los que gozan de más días de vacaciones y se jubilan antes. PÚBLICO. 28-5-2011 Opinión. El País Inútil total, sin revisión Javier Pérez Royo Puede que me equivoque, pero la interpretación de los resultados del 22-M me lleva a la conclusión de que los ciudadanos le han dicho de manera inequívoca al presidente del Gobierno no solamente que no están de acuerdo con la política que ha puesto en práctica, sino también que no esperan nada bueno de él para el futuro. Los resultados del 22-M no han sido un voto de castigo que permite al que lo recibe intentar rectificar para recuperar la confianza ciudadana, sino que han sido una desautorización total de una política y de la persona que ha sido portadora de la misma y de la que no es posible recuperarse. Si es así, me parece que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE pero también el Comité Federal deberían plantearse si es razonable mantener la apuesta de agotar la legislatura, a fin de poder seguir con el programa de reformas que se tiene previsto o si no sería mejor proceder a la designación del candidato a la presidencia por la fórmula que se considere más apropiada y proceder inmediatamente después a la disolución de las Cortes Generales y a la convocatoria de nuevas elecciones. Estoy de acuerdo con la política que ha puesto en práctica el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para hacer frente a la crisis. Como ha explicado Miguel Boyer en varias ocasiones en las páginas de opinión de EL PAÍS desde 2009, ha sido una política acertada, en la que se han cometido errores de comunicación pero no de política económica. “El Gobierno español no previó la dimensión de la crisis en 2009 y pecó de sucesivos anuncios optimistas respecto a la salida de la misma, que, al no cumplirse, desgastaron la confianza en él, más aún de lo que ya desgasta cualquier crisis. Pero este error y otros de comunicación con los ciudadanos no impactaron mucho, afortunadamente, en la política económica: el Gobierno sí hizo los deberes”. (…) Pero esta es una discusión académica que, tras los resultados del 22-M, es políticamente irrelevante. La política económica puede no haber sido mala, pero los ciudadanos la consideran pésima y la han desautorizado de manera rotunda. Y esto es lo decisivo. No estamos de acuerdo con lo que usted ha hecho y no contemplamos estar de acuerdo con nada de lo que usted vaya a hacer de ahora en adelante. Por muy injusto que al presidente del Gobierno y a sus ministros les pueda parecer, o por muy injusto que le parezca a reputados especialistas o a quienes no lo somos, eso es lo que han dicho los ciudadanos de manera abrumadora. Los resultados del 22-M me han recordado la calificación que recibí del Ministerio del Ejército cuando llegó el momento de incorporarme a filas. Había padecido una dolencia al parecer de tipo reumático no muy conocida y cuando me hicieron el reconocimiento, ante la incertidumbre, los servicios médicos me declararon “inútil total: sin posibilidad de revisión”. Esta es la calificación que le han dado los ciudadanos al presidente del Gobierno. El presidente y el Comité Federal deberían extraer la consecuencia. No hay posibilidad de revisión. Es verdad que no dispongo de la información de la que dispone el presidente del Gobierno o de la que dispone Felipe González, que ayer publicó un artículo en la Cuarta Página de EL PAÍS, en el que se pronunciaba por agotar la legislatura y seguir con el programa de reformas, pero creo que con los instrumentos de que disponemos en nuestra Constitución para hacer frente a “circunstancias de extraordinaria y urgente necesidad”, y de los que se puede hacer uso incluso cuando se han disuelto las Cortes Generales, porque para ello está la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados, se podría hacer frente a cualquier emergencia que pudiera presentarse en los próximos meses. No creo que los ciudadanos puedan entender que este Ejecutivo presente el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2012 en el mes de septiembre y que las actuales Cortes Generales lo discutan durante los tres últimos meses del año. El debate de política económica para el 2012 que tiene que abrirse en el país no es un debate que deba ser arbitrado por las Cortes Generales, sino que es un debate que debe ser arbitrado por el cuerpo electoral y no con base en una propuesta del Gobierno, sino con base en las propuestas de los diferentes partidos y en especial de las de los dos posibles partidos de gobierno de España: PP y PSOE. Ese es el debate que el país necesita y que no debe posponerse por más tiempo. EL PAÍS. 27-5-2011

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