Hallan pruebas de su envenenamiento

Los asesinos de Arafat han de ser juzgados

A mediados de otoño de 2004, medio planeta siguió expectante y conmovido la agoní­a del histórico lí­der palestino Yasser Arafat, primero en la sede de Ramalah, rodeado de tanques palestinos. Después, en un hospital de Parí­s donde falleció por causas nunca aclaradas. Ocho años después, unos laboratorios suizos han hallado pruebas de que Arafat pudo ser envenenado con polonio-210, un material alta y letalmente radioactivo.

A lo largo de muchas décadas, Arafat se irguió como el insobornable líder de la resistencia del pueblo palestino y el mayor símbolo de su lucha por la independencia, la recuperación de los territorios arrebatados y la construcción de un Estado propio. Cien veces fue derrotado y cien veces se volvió a poner en pie para encabezar la lucha de su pueblo. Hasta que una extraña y repentina enfermedad causó su muerte fulminante a finales de 2004. «Arafat fue cien veces derrotado y cien veces volvió a ponerse en pie»

Desde el primer momento cundieron las sospechas sobre su muerte y las acusaciones de haber sido envenenado. A sus 75 años, el líder palestino gozaba de buena salud. El Hospital militar francés de Percy, donde fue trasladado ante el agravamiento de su salud, se ha negado en estos 8 años a informar oficialmente de la causa de la muerte.

El periodista e historiador Uri Dan, amigo personal y confidente del ex primer ministro israelí Ariel Sharon, ya publicó en Francia en 2006 un libro de conversaciones con el carnicero de Sabra y Chatila en el que revelaba como a principios de 2004, éste pidió a Bush autorización para asesinar a Arafat, petición que fue rápidamente autorizada. En unos momentos de euforia imperial por el éxito aparente de la invasión de Irak, y en pleno apogeo del proyecto de dictadura terrorista mundial de Bush, cualquier cosa era posible.

A finales del pasado año, la viuda de Arafat, con la colaboración de la cadena de televisión catarí Al Jazzeera, remitió los efectos personales que utilizo en sus últimos días el líder palestino al Instituto de Radiofísica del Centro Hospitalario Universitario de Lausana, Suiza.

Los científicos de Lausana encontraron una gran cantidad de polonio en las pertenencias de Arafat, particularmente en aquellas que contenían fluidos corporales, donde registraron niveles mucho más altos del elemento radioactivo. Sus cepillos de dientes tenían 54 milibecquereles de polonio, y las manchas de orina en su ropa interior, 180. Una cifra 30 veces superior a la hallada en la ropa interior de un hombre sano que se usó como comparación.

“Puedo confirmarles que medimos una cantidad inexplicablemente elevada de polonio-210, que no está justificada, en las pertenencias del señor Arafat que contenían manchas de fluidos biológicos”, dijo el médico François Bochud, director del Instituto helvético. Tras el hallazgo, Suha Arafat, su viuda, ha pedido a la Autoridad Nacional Palestina (que ya se ha mostrado de acuerdo) que exhume los restos del dirigente palestino, enterrado en un mausoleo en Ramalah. Mientras que Túnez, país donde vivió exiliado Arafat durante 12 años, ha solicitado una reunión de urgencia de la Liga Árabe para sumarse a la petición.

La exhumación de Arafat y la investigación de sus huesos certificaría de forma irreversible la causa de muerte. Si, como todos los indicios apuntan, el gobierno israelí, con la connivencia y la complicidad de la Casa Blanca, es el causante del asesinato, desde ya mismo nos sumamos a la exigencia de que todos los responsables del magnicidio respondan de su crimen ante el Tribunal Penal Internacional.

Deja una respuesta