Informe de Human Right Watch sobre derechos humanos

Los anteojos del «imperialismo humanitario»

Ofreciendo un barniz humanitario, oculta de forma sibilina y tendenciosa los aberrantes crí­menes de EEUU y las potencias europeas, mientras tergiversa, falsea y se ensaña contra los paí­ses contrarios al orden mundial a la medida de Washington. Como contrapartida a la barbarie de Bush, se fabrica una visión interesada que proviene de sectores de la izquierda del partido demócrata o, incluso, a sectores progresistas de los republicanos. Financiada por el Estado norteamericano, se vierte en la opinión pública como «objetivos» informes de defensores de los derechos humanos. El último informe de Human Right Watch (HRW) para mantener algo de credibilidad, reconoce algunos «desmanes» de EEUU: «en sus intentos de frenar el terrorismo», dice. Pero carga las tintas contra los paí­ses polí­ticamente incorrectos: Venezuela, Birmania, Cuba, Corea del Norte, China… ¿De dónde viene y quién financia esta organización «defensora» de los derechos humanos?

Este documento no tendría mayor interés salvo or el hecho de que esta organización -cosa que no se menciona en ninguno de los periódicos en los que se reseña la noticia- fue expulsada de Venezuela el año pasado por presentar, más que un informe, un ataque, a las instituciones venezolanas y por graves sospechas de sus actividad conspirativa. Dicho informe se titulaba “Una década bajo Chávez: intolerancia política y oportunidades perdidas para el avance de los DDHH en Venezuela”, firmado por su director, José Miguel Vivanco y subdirector, Daniel Wilkinson, ambos expulsados del país.Pero ¿a qué amo sirve esta organización y quiénes son estos dos personajes?HRW es una activísima y “prestigiosa” ONG que emite informes constantes sobre la situación de los derechos humanos. Sin embargo, se trata de -una más- de las organizaciones que la Casa Blanca tiene vinculada al servicio de sus políticas de desestabilización, no sólo en Iberoamérica sino en el mundo.Aunque esta organización se presenta como una ONG, no lo es. Se financia mediante fundaciones semi privadas vinculadas al gobierno de EEUU y por una organización de propaganda política financiada por el Congreso norteamericano: la National Endowment for Democracy.Su director, José Miguel Vivanco, hoy un defensor a ultranza de sus derechos humanos, fue funcionario diplomático de la dictadura de Augusto Pinochet entre 1986 y 1989 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Con la llegada de la democracia en Chile se instaló en Washington donde creó su propia ONG, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional. En 1994, bajo el mandato de Clinton, fue reclutado por el ex fiscal federal de los EEUU, Kenneth Roth, para dirigir la “División América” de HRW.Human Right Watch, por ejemplo, encubrió en sus “informes” la limpieza étnica de serbios en Kosovo y el traslado sin precedentes de 200.000 serbios a Croacia. Respaldó las sanciones de Clinton contra Irak que ocasionaron la muerte de 500.000 niños iraquíes. La palabra “genocidio” no apareció por ninguna parte en referencia a la destrucción masiva de Irak. Para HRW la destrucción asesina llevada a cabo por Israel en el 2002 sobre el campo de refugiados palestinos en Yenin “no ha sido un genocidio” y, por si fuera poco, esta ONG apoyó la invasión y ocupación de Afganistán.Esta es la mirada que los defensores del “imperialismo humanitario” buscan trasladar a la sociedad poniéndonos sus anteojos.

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