Cortina rasgada

«Los amantes pasajeros» de Almodóvar

Vilipendiada por la critica y aclamada por el público. ¿Qué hay en «Los amantes pasajeros» que provoca reacciones furibundas a favor y en contra?

¿Quién está equivocado?

Pocas veces ha chocado tan frontalmente el criterio del público, convirtiendo “Los amantes pasajeros” en el mayor éxito de taquilla de Almodóvar, con los gustos de la crítica, que ha vilipendiado la película.

A pesar de que las críticas en contra eran masivas, “Los amantes pasajeros” se ha convertido en el estreno más taquillero de Almodóvar.

Cosechó 1,86 millones de euros de recaudación –en plena crisis, y rivalizando con las superproducciones norteamericanas- en su primer fin de semana en los cines españoles.

Duplicando las cifras de “Volver”. Y conquistando a 250.000 espectadores en los primeros días.

Sin embargo, los críticos “oficiales” han disparado a matar contra la última película de Almodóvar.

Carlos Boyero, desde El Pais, afirmaba que “no se diferencia de las comedias más cochambrosas de Mariano Ozores”. Añadiendo que “la sensación permanente que me asalta padeciendo la ridícula ‘Los amantes pasajeros’ es algo ingrato llamado vergüenza ajena”.«Haberse puesto en contra de todo el stablishment cultural –aunque se disfracen unos de “izquierdas” y otros de “derechas”- no es un defecto, es un mérito»

Mientras que E. Rodríguez Marchante, desde ABC, sentenciaba que “no salta la chispa, no asoma la menor emoción (…) y la risa es un premio que se queda desierto (…) el esfuerzo del director por aparentar provocación y humor corrosivo apenas si llega a lo chabacano y desfasado”.

Es curioso que los dos grandes medios situados “más a la izquierda” –como El País- y “más a la derecha” –como el ABC- coincidan, casi milimétricamente, en su valoración de “Los amantes pasajeros”.

Haberse puesto en contra de todo el stablishment cultural –aunque se disfracen unos de “izquierdas” y otros de “derechas”- no es un defecto, es un mérito indudable.

Refrendado por la marea de espectadores que hacen cola para comprar la entrada de la última película de Almodóvar. A pesar de que los popes de la crítica la han condenado al infierno.

Una comedia de clase

“Un grupo de personajes variopintos viven una situación de riesgo dentro de un avión que se dirige a México D.F. La indefensión ante el peligro provoca una catarsis generalizada que acaba convirtiéndose en el mejor modo de escapar a la idea de la muerte. Esta catarsis, desarrollada en tono de comedia desaforada y moral, llena el tiempo de confesiones imprevisibles que les ayudan a olvidar la angustia del momento y a enfrentarse al mayor de los peligros, el que cada uno lleva dentro de sí mismo”.

Así nos resume Almodóvar en su página web “Los amantes pasajeros”.

Pero hay más. Mucho más. Podríamos empezar la película gritando: «Queridos pasajeros, bienvenidos a un vuelo diferente, original y divertido. Al mando, el comandante Pedro Almodóvar y su alocada tripulación…»

Y es que “Los amantes pasajeros” es no solo un estupendo entretenimiento, sino que contiene el más puro universo del gran director manchego. Al “underground” más libérrimo de la movida Movida Madrileña.

Pero con un cambio muy notable. Ahora Almodóvar es un gran director, sus planos e imágenes no tienen nada que ver con aquellas de «Pepi, Luci y Bom». La dirección es perfecta y precisa, son imágenes más «limpias» y luminosas, los encuadres son sencillamente magníficos, y además cuenta con la mano maestra del director de fotografía José Luis Alcaine que demuestra que maneja la paleta de colores a la perfección.«En “Los amantes pasajeros”, Almodóvar destila una saludable mala leche de clase que la comedia amplifica»

Y, sobre todo, tiene mucha más “mala leche”. No se ha domesticado. Y se nota mucho. Destila sus fobias y filias de forma mucho más rotunda.

Y en esa ronda de odios y amores, retrata, en el reducido espacio de un avión, toda la sociedad española. Con sus diferencias de clase, con las falsas palabras de quienes están robando nuestro dinero. Y los miedos reales de quienes sufrimos el atraco.

Un mensaje que se tiñe de comedia, no para suavizarlo, sino para adquirir una distancia que nos permita reírnos de lo que en otras circunstancias nos daría miedo y nos paralizaría.

Desde Aristófanes, la risa es catarsis. Y Almodóvar sabe disfrazar la tragedia de comedia, y viceversa.

Hagan caso a su corazón, y no a los postulados de la “crítica oficial”. Como han hecho los millones de espectadores que ya han pagado su entrada para ver “Los amantes pasajeros”.

Es extraño que los mismos críticos que tratan con inusual delicadeza a los insustanciales telefilmes norteamericanos, o a los bodrios intelectuales franceses, arremetan con furia despiadada contra Almodóvar, uno de los pocos directores españoles reconocidos en los cinco continentes.

Esto se llama colonización cultural. Y tiene una decisiva influencia en nuestra vida. Está mediatizando que referente ideológicos y morales nos metemos “en nuestra mochila”, y cuáles desechamos porque “están trasnochados”.

Deja una respuesta