Crisis humanitaria en Gaza

Los alimentos se pudren en la frontera

El último Informe de Situación de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por sus siglas en inglés), divulgado el 30 de marzo, señala que «la cantidad y el tipo de suministros enviados a Gaza siguen sujetos a restricciones imprevisibles y azarosas que crean grandes problemas logí­sticos a las organizaciones» encargadas de su distribución.

Cientos de miles de toneladas de suministros ara los palestinos de Gaza se están pudriendo en ciudades de la provincia egipcia Sinaí­ Norte, pese a que la Organización de las Naciones Unidas reclamó que se autorice el pasaje de mercancí­as al territorio arrasado por el último ataque israelí­.Alimentos, medicamentos, sábanas, comida para bebes y otros suministros para los 1,5 millones de residentes del territorio palestino de Gaza, enviados por gobiernos y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, se almacenan en depósitos, aparcamientos, estadios y aeropuertos de esta provincia. Israel lanzó la Operación Plomo Fundido contra Gaza el 27 de diciembre. El ataque causó daños a la infraestructura ya deteriorada y dejó 1.400 muertos y más de 5.000 heridos. El 19 de enero fue declarado un cese del fuego unilateral por los bandos beligerantes. Tres meses después, la mayor parte de la ayuda internacional para asistir a la población civil se pudrió o se dañó a causa de la lluvia, el sol y la negativa de Egipto a abrir el cruce de la ciudad fronteriza de Rafah. Egipto comparte 14 kilómetros de frontera con el territorio palestino. Los puestos de control permanecen cerrados de forma más o menos continua desde que Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) se hizo del control de Gaza por las armas en junio de 2007. Harina, pasta, azúcar, café, chocolate, salsa de tomate, lentejas, barras de dátiles, jugos, garbanzos, sábanas, camas de hospital, catéteres y otros suministros están distribuidos en unos ocho depósitos dentro y en las afueras de esta ciudad, 50 kilómetros al oeste de la frontera con Gaza. «Para ser honestos, la mayorí­a de los suministros no llegarán a Gaza», dijo un funcionario local que pidió reserva de su identidad. «Habrá que tirar mucha comida». El jefe de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa, por sus siglas en inglés) en Gaza, John Ging, dijo a IPS la semana pasada que el bloqueo de la ayuda humanitaria tiene consecuencias devastadoras sobre la población palestina, tanto en el plano fí­sico como emocional. El último Informe de Situación de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por sus siglas en inglés), divulgado el 30 de marzo, señala que «la cantidad y el tipo de suministros enviados a Gaza siguen sujetos a restricciones imprevisibles y azarosas que crean grandes problemas logí­sticos a las organizaciones» encargadas de su distribución. Alimentos y otros suministros comenzaron a llegar a Egipto desde el inicio de la guerra. Durante el ataque, la asistencia médica se derivó a Rafah, la única forma de llegar al territorio palestino sin pasar por Israel, en tanto la comida se enví­o al Estado judí­o. En este momento, la asistencia humanitaria que llega a Egipto debe pasar por los cruces comerciales entre este paí­s e Israel, Al Auja o Kerem Abu Sellem, y queda sujeta a las disposiciones de ambos estados y de las leyes de importación israelí­es. Gran parte de los productos almacenados en esta zona, desde lentejas, pasta, garbanzos y jugos, fueron considerados por Israel como «no esenciales» para la vida. Las autoridades israelí­es rechazaron 2.000 «canastas familiares», con suministros básicos donados por la organización no gubernamental italiana Música para la Paz, en el cruce de Al Auja, dijo su presidente, Stefano Robera, porque contení­an un frasco de miel. Representantes de organizaciones internacionales que se encuentran en Al Arish y en Rafah aseguran que no pasa nada por los cruces fronterizos de Egipto, pese a que el gobierno aseguró que el segundo cruce permanecerí­a abierto por «razones humanitarias». OCHA informó que el cruce de Rafah estuvo cerrado durante el mes de marzo y se abrió sólo dos dí­as para permitir el pasaje de sábanas y colchones. Desde el inicio del ataque, el 27 de diciembre, sólo se enviaron 43 camiones a la franja de Gaza, de lo que OCHA llama «productos alimenticios para humanos», a través de Rafah. El primer cargamento recién pudo ingresar el 10 de enero, más de dos semanas después. Algunas organizaciones que coordinan la asistencia a través de Egipto señalaron que el gobernador de esta provincia, Mohammad Abdel Fadil Shousha, les pidió que sencillamente donaran los productos a las entidades locales. Otros testigos dijeron a IPS que las fuerzas de seguridad egipcias, encargadas de custodiar la asistencia, la estaban distribuyendo entre los residentes de Al Arish. El cruce de Rafah se abrió en noviembre de 2005, cuando Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) firmaron el Acuerdo sobre Acceso y Movimiento, en el marco de la «retirada» israelí­ de la franja de Gaza. En coordinación con la ANP, Egipto permitió el pasaje de personas, mercancí­as y asistencia humanitaria bajo supervisión de la Unión Europea (UE) y de fuerzas de seguridad de Israel. Cuando Hamás se arrogó el control de Gaza en junio de 2007, tras su triunfo en las elecciones legislativas de enero del año anterior, El Cairo cerró su frontera. Desde entonces, el gobierno egipcio se niega a permitir el pasaje de todo cargamento o ayuda humanitaria no médica por el cruce de Rafah, lo que deja a los suministros en un limbo polí­tico y a la población palestina sufriendo las consecuencias de la guerra devastadora y el continuo asedio económico. Organizaciones humanitarias comenzaron a denunciar que además de Israel, Egipto, Estados Unidos y la UE podrí­an estar violando el derecho internacional al no adherir al Acuerdo sobre Acceso y Movimiento de 2005 y, por lo tanto, atentar contra los derechos humanos de los 1,5 millones de residentes de Gaza, en especial tras el último ataque israelí­ de tres semanas.

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