Elecciones en México

Lo que no puede ni debe pensarse

Con el 70% de los votos escrutados al cierre de esta edición, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Enrique Peña Nieto se perfila como el ganador de las elecciones presidenciales en México, con el 37,14% de los votos. Tras él, el candidato de la izquierda, López Obrador, del PRD, con el 32,84%. El derechista gobernante PAN, tercero en discordia, queda a mucha distancia de ambos.

Los dirigentes de Partido de la Revolución Democrática, sin embargo, no reconocerán la victoria de Peña Nieto hasta que no estén computados el 100% de los votos. Todavía esté presente el recuerdo de lo ocurrido en 2006, cuando un fraude electoral a gran escala le arrebató la victoria por un exiguo margen del 0,56% de los votos frente al candidato de la derecha. Y es que si hay un país en Iberoamérica donde Washington no puede permitir de ninguna manera el triunfo de una fuerza antihegemonista, ése es México. /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:»Tabla normal»; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:»»; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:»Calibri»,»sans-serif»; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:»Times New Roman»; mso-fareast-theme-font:minor-fareast; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:»Times New Roman»; mso-bidi-theme-font:minor-bidi;} «Cualquier cosa vale para mantener un México débil e inestable»


Con más de 3.000 kilómetros de frontera compartida, y más de 25 millones de mexicanos viviendo en su interior (casi un 10% de la población), lo último que puede consentir EEUU es que un gobierno de izquierdas y antihegemonista empiece a enviar ondas sísmicas hacia  su propio territorio. Si en cualquier país iberoamericano el departamento de Estado es capaz de remover Roma con Santiago para impedir el triunfo o la consolidación de un gobierno antihegemonista, esta consigna se convierte en ley sagrada en el sur de Río Grande. Cualquier cosa vale para mantener a México débil, inestable y corrompido. Ya lo dijo Porfirio Díaz: “¡Pobre México! Tan lejos de Dios y tan cerca de EEUU”.


En 2006 se promovió el pucherazo para impedirlo. En 2012, al PRI se le ha permitido gastar en la campaña electoral el doble de lo que permite la ley, mientras que las dos mayores televisiones privadas que se reparten el mercado mexicano (Televisa con el 70% y TV Azteca con el 30%) se volcaban descaradamente con Peña Nieto.


El movimiento universitario #YoSoy132, surgido precisamente de la denuncia al monopolio de los medios de comunicación que impide la existencia de una verdadera democracia en un país donde el 80% de sus habitantes sólo reciben información por la televisión, ha convocado a sus simpatizantes a realizar una marcha el día siguiente de las elecciones para denunciar que la jornada electoral “no se desarrolló en el ambiente de paz y legalidad necesario para garantizar el ejercicio del voto libre, razonado e informado”. En su puesto de vigilancia electoral virtual, #YoSoy132 ha recogido cerca de 500 videos y fotografías que demuestran “casos de robo de urnas, compra de voto, colocación de propaganda electoral cerca de los puntos de votación y agresiones con armas de fuego, así como actos intimidatorios contra la población”.


La posibilidad de victoria de una fuerza progresista y antihegemonista en México, es algo que, desde la lógica de Washington, no debe ni puede pensarse. Aunque un número cada vez mayor de mexicanos así lo piensen y lo deseen.

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