Todo el mundo recortaría antes de otro sitio y todas las prioridades son opinables y legítimas, así que lo harán mejor o peor, pero los objetivos son dos: aumentar los ingresos y reducir los gastos. Y de manera contante y sonante, por eso el hachazo se inflige a los asalariados, que no tienen manera de esconderse ni de escapar. El sacrificio de las clases medias es tan injusto como peligroso. Va a crear inexorablemente un malestar social que los gobiernos sólo podrán aspirar a aplacar con policías bien pagados y mediante los acuerdos que sean capaces de establecer para que sus colegas del resto de la fuerzas políticas no echen más leña al fuego.
SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL
Lo que hace falta son policías
