El ministerio de Industria ultima un plan "de rescate" para la industria del automóvil

Lo que hace falta es un plan de «renacionalización» del automóvil

La supresión del turno de noche en la fabrica de Renault en Palencia, que supone el despido de 400 trabajadores temporales, es el último golpe de una crisis de la industria del automóvil que amenaza con destruir 70.000 puestos de trabajo. El ministerio de Industria, inactivo ante la catarata de quiebras y cierres de pymes, ha propuesto un «plan integral» para la industria del automóvil, que incluyen medidas de apoyo a la demanda, promoción de los coches eléctricos, fomento de la I+D e incremento de protección a los trabajadores afectados por los EREs? ¿Pero qué tipo de ayuda son necesarias para frenar la sangrí­a? ¿Una inyección de dinero público que, como las anteriores ayudas al sector, se convierta en un cheque en blanco para los monopolios extranjeros que lo dominan en exclusiva? ¿O un auténtico plan de rescate nacional dirigido a recuperar parte de la soberaní­a industrial perdida, y que ofrezca una alternativa a la gran cantidad de pymes vinculadas al automóvil?

El lan integral para la industria del automóvil coordina a cinco ministerios, y han participado en él los sindicatos UGT y CCOO, las patronales del sector Anfac y Sernauto y las comunidades autónomas. Incluye medidas como el Plan de Competitividad, dotado con 800 millones de euros, el Plan VIVE II y la apuesta por un vehículo híbrido eléctrico, que se ha convertido en la tabla de salvación del sector en EEUU, con el objetivo de que en 2014 se alcance en España el millón de coches eléctricos. En el ámbito laboral, contiene la posiblidad de ampliar en cuatro meses las prestaciones de paro a los trabajadores afectados por un ERE temporal. ¿Son estas las medidas que necesita la industrial del automóvil española? El sector del automóvil supone el 19% de las exportaciones españolas, el 13% del PIB o el 10% de la población activa. Once grandes monopolios extranjeros -SEAT es una simple marca subsidiaria de Volkswagen- monopolizan en exclusiva la fabricación de automóviles. De ello dependen miles de empresas auxiliares, tanto en la producción como en la distribución, y cientos de miles de trabajos. Este es el primer y principal problema. España, es el séptimo productor mundial de automóviles mundial, pero es en Berlín, Londres o París, donde se fijan las directrices, la cantidad de unidades, el tipo de modelos, que se fabrican en España. La ampliación o desaparición de las factorías españolas, el despido de los trabajadores, son decisiones que se toman invariablemente fuera de España. ¿Por qué, en lugar de aceptar todos los EREs que proponen los monopolios, para luego colocar parches como ampliar los meses de paro de los afectados, el ministerio de Industria no toma medidas para atajar el mal de raíz? ¿No se pueden utilizar una parte de los cientos de miles de millones regalados a la banca o a las ayudas entregadas a los monopolios extranjeros, en “renacionalizar” lo que es la primera rama industrial del país? Si hoy se concede un plan de ayudas al sector del automóvil, debe ser a cambio de recuperar parte de la soberanía económica perdida. Y debe estar orientada a ofrecer una alternativa a la enorme cantidad de empresas subsidiarias nacionales que dependen casi en exclusiva de los pedidos de los grandes monopolios extranjeros del automóvil.

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