Crisis alimentaria

Listeriosis. Curar, prevenir y hacernos más fuertes

 A lunes 26 de agosto, diez días después de que se declara la alerta sanitaria y se ordenara la retirada de los productos de la marca La Mechá, y después de tres días en que se redujeran drásticamente la cantidad de casos notificados, la Consejería de Salud y Familias de Andalucía considera  que el brote ha entrado en «fase de inflexión».

Dimensiones reales

     Los 195 afectados reconocidos y 2 muertos, más un aborto confirmado, hacen de este el principal brote de listeriosis en España. El brote ha tenido repercusión en diferentes Comunidades Autónomas. En Andalucía, foco de la infección, hay 108 personas ingresadas, la gran mayoría en Sevilla, 34 de ellas mujeres embarazadas y 4 pacientes en la UCI. Los 500 casos sospechosos y el período de incubación de hasta 70 días hace prever un reguero de casos hasta octubre. 

    Pero son cifras a la baja. Primero porque son las que la Junta de Andalucía da a partir del 15 de agosto, cuando activa la alerta. Los casos anteriores no cuentan. Segundo porque las cifras oficiales sólo incluyen los casos hospitalizados, que son a los que se les practican pruebas diagnósticas. Se trata de pacientes (bebés, embarazadas, mayores de 65 años y pacientes con enfermedades crónicas e inmunodeprimidos) con un riesgo mayor de que la infección provoque septicemia o meningitis y que acabe en un 20% de casos en muerte. Las infecciones asintomáticas o con síntomas leves o moderados se tratan de forma ambulatoria sin comprobar la causa.  

      Además, quedan todavía interrogantes por resolver, como es el papel de la contaminación cruzada en comercios donde se vendía la carne mechada al corte y que puede haber provocado que otros productos propagasen la enfermedad.  

La cuestión de la respuesta inmediata

   A pesar de que hubo un pico de casos de listeriosis la última quincena de julio, no fue hasta un brote del 5 de agosto que se empezó a sospechar de la carne mechada de la marca La mechá. Los análisis positivos estaban el día 9 de agosto, pero un fallo en el etiquetado de las muestras retrasó la alerta sanitaria hasta el día 15. 

    Localizar de forma rápida el foco decide el alcance de una infección alimentaria como esta. En Sudáfrica, en 2017 se tardó más de un año en localizar la fuente del brote, productos cárnicos procesados listos para comer (salchichas, filetes rusos…) de tres importantes fábricas, que ocasionó  1049 casos confirmados, 209 muertes y se extendió a 15 países vecinos. A partir de este brote la enfermedad pasó a ser de notificación obligatoria en el país.

      La listeriosis es, desde finales de los años 90, una enfermedad emergente especialmente ligada a alimentos procesados listos para su consumo: embutidos, salchichas, pescado ahumado, quesos y carnes. Un auténtico nicho de negocio en auge que, unido a la capacidad de la bacteria causante (listeria monocytogenes) para multiplicarse en un ambiente refrigerado, ha causado una subida progresiva en el número de casos, hasta que en 2015 la listeriosis se incluyó en la lista de enfermedades de declaración obligatoria. Es decir, los médicos están obligados a informar de los casos que aparecen de inmediato.  

    La lucha contra la listeriosis encierra también un interés comercial. España es hoy una potencia exportadora de productos alimentarios. Es la tercera exportadora mundial de carne de porcino, después de EEUU y Alemania.  Gobierno e industria han puesto en marcha el proyecto “listeria cero”, para impulsar la exportación de carnes curadas mediante la introducción de antimicrobianos naturales. Ademas, un país receptor de 80 millones de turistas anuales necesita de un sistema de vigilancia alimentaria y actuación acorde. España es hoy puesta de ejemplo en seguridad alimentaria a nivel mundial

Lecciones del brote

     Habrá que preguntarse en qué ha fallado la empresa en las medidas de autocontrol a las que está obligada, pero también si la crisis ha llevado a un cierto grado de recorte en inspecciones. La empresa en cuestión llevaba dos años sin pasar inspecciones municipales,cuando se recomienda hacerlo cada 18 meses, y los informes recientes que presenta sobre la ausencia de listeria en la fábrica son sólo de superficies. 

    Habrá que preguntarse en qué se puede mejorar los protocolos de seguridad y los tiempos de respuesta ante las crisis de salud. Pero, habrá que preguntarse cómo elevar la capacidad de decisión de agricultores, ganaderos, de veterinarios, médicos, científicos y asociaciones ciudadanas sobre la seguridad alimentaria. Cómo atender a los afectados en los perjuicios que les ha ocasionado el brote, más allá de ser tratados como meras cifras estadísticas. Sólo desde una línea de sanidad al servicio del pueblo, nacional, en manos de sus profesionales y asociaciones ciudadanas y que tome las riendas de la alimentación al servicio de mejorar el nivel de salud general, se pueden ganar horas de vida y salud. Habrá que preguntarse cuánto más fuertes nos hemos hecho en este camino.

    Sudáfrica, marzo de 2018. Una vez detectada la fuente del brote, el ministro de sanidad pidió prudencia y no bajar la guardia: “La retirada de estos productos no significa que los consumidores puedan relajarse. Recomendamos seguir con el procedimiento de las cinco reglas: lavarse las manos antes de manipular alimentos; asegurarse de que estos estén bien cocidos, aislar los alimentos crudos de los alimentos cocidos, asegurándose de que los alimentos estén a una temperatura adecuada, y lavar los alimentos no cocidos con agua corriente limpia, así como utilizar solamente productos lácteos pasteurizados o hervidos”.

Deja una respuesta