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Libro del Desasosiego

Escrito fragmentariamente a lo largo de los años 10, 20 y 30 del pasado siglo, y publicado por primera vez como un volumen unitario en 1982, el «Libro del desasosiego» de Fernando Pessoa es uno de los textos centrales de la obra en prosa del gran poeta portugués, uno de los monumentos literarios más importantes de la literatura europea del siglo XX… y un texto que nos adentra como pocos en la enigmática personalidad y en el complejo pensamiento de un autor que se desdobló a sí­ mismo en múltiples escritores (sus famosos heterónimos) para poder crear, él sólo, toda una literatura.

"Con una falta tal de literatura como la que hay, ¿qué uede hacer un hombre de genio sino convertirse, él solo, en una literatura?". Podía haber sido sólo una frase o una ocurrencia ingeniosa, pero para Pessoa -su autor- fue todo un programa de acción.Educado en lengua inglesa en África del Sur (su padrastro era el consul de Portugal en Durban), donde cursó hasta sus estudios universitarios, Pessoa comenzó a escribir poesía en inglés desde muy joven. Un afamado crítico inglés llegaría a decir que, a tenor de la calidad de esas primeras composiciones, Pessoa podría haber llegado a ser el mayor poeta de la lengua inglesa del siglo XX.Pero, por múltiples causas -una biográfica muy esgrimida arguye el amor incestuoso por su madre- Pessoa decidió anclarse en Portugal, y llegaría a decir que "el portugués es mi verdadera patria".Pero, a principios del siglo XX, Portugal era ciertamente un erial cultural y literario. Las vanguardias, que ya se abrían paso por todas las capitales europeas, apenas si alcanzaban eco en la apartada Lisboa, una ciudad dormida, con el reloj parado, en un rincón recóndito de Europa.Pessoa abordó la marginación, el atraso y el silencio con una estrategia que -respondiendo también a su compleja personalidad- multiplicaba sus voces, no por el viejo y conocido método de los "seudónimos" (distintos nombres para una misma voz), sino por la revolucionaria vía de los "heterónimos" (distintos nombres, distintas voces, distinto estatus literario y diferentes biografías imaginarias). Al igual que el cubismo, que procedía a fragmentar, a destruir la realidad, para luego recomponer los pedazos, creando una perspectiva nueva de las cosas, Pessoa escindió su personalidad poética, se fragmentó en múltiples heterónimos, para al final acabar reconstruyendo una obra literaria que es toda una literatura… y todo un enigma.De esa fragmentación nacieron heterónomos tan célebres como Álvaro de Campos (el "vanguardista" que fustigaba la herencia provinciana de la literatura portuguesa), como Ricardo Reis (el poeta del "culto a la forma"), como Alberto Caeiro (el "sabio" que despreciaba el intelectualismo vano), o como Bernardo Soares, ayudante de contabilidad, corresponsal en inglés y francés de varias casas comerciales y escritor intermitente del "Libro del desasosiego", a quien el propio Pessoa solía definir como un "seudoheterónomo".¿Por qué Pessoa hizo esta distinción con Soares? Parece como si Pessoa no hubiera querido desprenderse del todo de la autoría del "Libro del desasoiego", que, por otra parte, durante decenios (lo empezó a escribir en 1913 y continuó escribiéndolo hasta su muerte en 1935) funcionó de hecho para él como un intermitente diario íntimo. Y ese es exactamente el tono que domina en la mayoría de fragmentos que integran el libro. Al parecer no fue sino hasta 1929 que Pessoa decidió "atribuirlo" a Soares, por lo que los fragmentos que incorporan directamente la figura de éste tienen todos reconociblemente el estilo más maduro y evolucionado del Pessoa tardío.En todo caso, el seudoheterónomo Bernardo Soares, "autor" del "Libro del desasosiego" (y a diferencia del resto de heterónomos), va a asumir innumerables rasgos indelebles de Pessoa: su inadaptabilidad al mundo de su tiempo, la coincidencia de los parajes urbanos en que se desenvuelven (la calle de los Doradores, el Chiado…), la semejanza de sus trabajos comerciales, la forma de ver y de reaccionar ante la sociedad, la soltería y la vida en cuartos alquilados, el conocimiento del francés (sin haber estado en Francia), el ambiente "decadente" que respiran ambas vidas, el "tedio" que soportan… Estas coincidencias y similitudes hablan con meridiana claridad de la cercanía y casi identidad entre Soares y Pessoa: en una ocasión Pessoa afirmó que "Soares soy yo menos el raciocinio y la afectividad".Todo esto hace que el "Libro del desasosiego" sea, sin duda, uno de los mejores vehículos para aproximarse e intentar adentrarse en el enigma Pessoa, asomarse a su complejísimo mundo interior y tratar de abordar los innumerables misterios que envuelven su vasta obra literaria. Pero, ojo, no es ni un "camino trillado" ni un "espejo refulgente": al contrario, es de nuevo una realidad fragmentada e inacabada. Un nuevo y complejo puzzle que el lector debe componer por sí mismo.La prosa de Pessoa en este libro es innovadora y admirable, dueña de inagotables recursos estilísticos e insólitas figuras de dicción, transparente y a la vez enigmática, precisa y difícil de asir, llena de sugerencias y frases incompletas, a veces tan íntima que parece un "lenguaje privado" e inaccesible. En ella Pessoa dejó constancia del fluir intermitente de sus sensaciones, sus impresiones, su visión del mundo y de la vida, sus sentimientos, su inadaptabilidad, su retraimiento… su dolor. Pessoa en estado puro.

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