Un clamor popular contra la sentencia de La Manada inunda las calles

Libres, no valientes

Miles de mujeres y hombres se manifestaron como un rayo ante la injusta sentencia que condenaba a los miembros de la Manada por un delito de abusos y no de violación. A pesar de la regresiva resolución judicial la respuesta social supone un avance en la lucha contra la violencia. Nunca más una agresión sin respuesta, nunca más solas.

Condenados a 9 años de cárcel por abusos pero absueltos del delito de violación. Miles de mujeres gritaban en las manifestaciones “No queremos ser valientes, queremos ser libres” en respuesta a la indignante sentencia del tribunal que no ve intimidación ni violencia en el caso como si una violación no fuese un acto violento en si mismo, juzga a la víctima y le exige una resistencia heroica frente a sus agresores aún cuando corre peligro su vida.

La indignación se convirtió en rabia al conocerse el voto particular del magistrado Ricardo Javier González que defendía la absolución de los acusados. Pero a pesar de la indignante sentencia y la inacción política que mantiene bloqueado el presupuesto contra la violencia de género la respuesta social ha sido un extraordinario ejemplo de solidaridad. Tras un 8 de Marzo histórico que paralizó el país las manifestaciones inmediatas en toda España han vuelto ha protagonizar las portadas del mundo entero. La indignación contra la sentencia de ‘la Manada’ cruza fronteras. A las embajadas españolas en Londres y Lisboa o la Puerta de Brandenburgo acudieron, de manera espontánea, españoles a expresar la indignación colectiva.

Se abre una brecha en el Poder Judicial y la sociedad. La sentencia omite además la violencia estructural contra la mujer tratando el caso de forma aislada. El testimonio en las redes de miles y miles de mujeres víctimas de abusos y agresiones sexuales al hilo del hagstag #Cuéntalo revela la magnitud de la violencia diaria contra las mujeres. Tampoco se ha tenido en cuenta el grado de organización con el que actuaban los acusados. Identificados por la policía por sus tatuajes “La fuerza del lobo está en la manada”, grito de guerra de estos cinco depredadores; la manada, el nombre por el que se les conoce viene por un grupo de WhatsApp de 21 miembros donde compartían vídeos de agresiones sexuales y sus planes.

Numerosas voces critican un juicio donde se ha juzgado más duramente a la víctima que a los acusados y los propios hechos. Alegan que se ha juzgado la actitud de la víctima anterior a la violación, su actitud durante los hechos y el duelo posterior de la víctima. La víctima ha tenido que demostrar durante el juicio que hizo todo lo posible para no ser agredida.

Y es que hasta no hace tanto, hasta 1983 la violación era un delito tipificado como delito contra la honestidad y no contra la libertad sexual, lo que significa que mujeres que no fueran «honorables», madres solteras, prostitutas…, no podían denunciar una violación pues ni siquiera existía tal delito. Por eso, aunque la ley lógicamente ha cambiado, el desarrollo de los juicios se han centrado en muchos casos en demostrar la “honorabilidad” de la víctima.

La sociedad española, y en especial la legión de mujeres y asociaciones feministas que encabezan las luchas, han demostrado frente a los tribunales y la ley que siempre están del lado de las víctimas. Algo está cambiando porque a pesar de la regresiva resolución judicial la respuesta social supone un avance en la lucha contra la violencia. Nunca más una agresión sin respuesta, nunca más solas.

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