Gadafi presidente de la Organizacion para la Unidad Africana

Libia el impulsor de la unidad africana

Libia ha dado un giro a su polí­tica exterior durante los últimos años, apostando por estrechar lazos con África, en detrimento de las relaciones con el resto de paí­ses árabes

El Deartamento de Estado de EEUU comenzó a publicar, en 1979, una lista en la que figuraban los paí­ses que a su juicio deberí­an ser considerados como terroristas y con los cuales se interrumpí­an las relaciones diplomáticas y económicas y se forzaba hasta lí­mites increí­bles al resto de las potencias amigas a suspender sus relaciones con ellos. Entre estos paí­ses nunca ha dejado de figurar Libia.Pero las recientes cumbres de paí­ses africanos en Libia, en Argelia y en Egipto han acrecentado la figura del ‘apestado’ del concierto internacional que nunca habí­a dejado de participar en todos los movimientos independentistas de los pueblos africanos.Todos los lí­deres africanos acuden a Trí­poli en busca de ayuda y Gadafi se esfuerza en promover la unidad de los pueblos de África más allá de lo establecido en la Carta de la OUA (Organización para la Unidad de África) que tiene su talón de Aquiles en la «inamovilidad de las fronteras». Esto convení­a a las antiguas potencias colonizadoras para seguir influyendo en los negocios que controlan las materias primas de sus antiguas colonias por medio de compañí­as transnacionales y la colaboración de gobernantes africanos corrompidos.Conviene recordar que Libia es el paí­s del norte de África con el mayor crecimiento económico y la mayor inversión en educación, sanidad, recuperación de tierras desérticas y desarrollo de la agricultura y la industria en los últimos años.Ha ‘sembrado’ su petróleo a diferencia de las oligarquí­as feudales del Medio Oriente. La mayor conducción subterránea de agua del mundo para aprovechar las capas freáticas del desierto recorre 800 kilómetros por un canal de 30 metros de diámetro y ha permitido recuperar hasta ahora dos millones de hectáreas del desierto y realojar a habitantes de la ciudad aprovechando la energí­a de esa conducción que llega hasta Trí­poli y Benghasi.Esa obra impresionante de ingenierí­a ha pasado casi desapercibida para la opinión pública, porque no convení­a reconocer semejante prueba de desarrollo en un pueblo castigado como terrorista, fanático y enemigo del gigante americano.Gadafi es presidente desde 1969 la «revolución musulmana y socialista» del Libro Verde, eliminó las bases militares americanas y británicas, impuso limitaciones a las 60 compañí­as transnacionales instaladas en el paí­s. Creó un sistema de previsión social y asistencia médica gratuita. En cinco años dejó de ser el paí­s más pobre del norte de África para alcanzar el ingreso per cápita más alto del continente: 4.000 dólares anuales.Su gran error fue oponerse a la reconciliación entre Egipto e Israel y con Reagan llegó su desgracia: lo vinculó al terrorismo internacional y, en 1981, la Sexta Flota derribó dos aviones libios. En 1986, EEUU bombardeó las ciudades de Trí­poli y Benghazi causando decenas de ví­ctimas civiles, entre ellas una hija de Gadafi. Nadie llevó a Reagan a los tribunales. El derribo del avión de la Pan Am, sobre Escocia, recrudeció el embargo y la ONU lo intensificó en 1994.la resolución de los principales litigios internacionales que afectaban a Libia, incluido el caso Lockerbie; el levantamiento de las sanciones impuestas por Naciones Unidas en 1992 y 1993, ocurrido en septiembre de 2003; el anuncio libio, tres meses después, del abandono de sus programas de armas de destrucción masiva; el posterior levantamiento progresivo por parte de Estados Unidos de sus sanciones bilaterales, incluidas las comerciales, diplomáticas y militares. La decisión del Consejo Europeo, en octubre de 2004, de levantar todas sus sanciones económicas, además del embargo de armas que decretó 18 años antes. Este proceso de rehabilitación se ha producido de forma lineal y sin grandes sobresaltos, algo que no siempre ha sido la norma en las relaciones de Libia con el exterior.Libia ha dado un giro a su polí­tica exterior durante los últimos años, apostando por estrechar lazos con África, en detrimento de las relaciones con el resto de paí­ses árabes, y desvinculándose en buena medida del conflicto árabe-israelí­. Trí­poli se ha pre entado como uno de los mayores impulsores de la Unión Africana (UA) desde su creación en julio de 2002 como heredera de la Organización para la Unidad Africana (OUA).Ha presta do su mediación en conflictos como el de Darfur, en Sudán. Asimismo, aun que Gaddafi condenó la ocupación militar de Irak. De esta forma, Libia pretende adquirir mayor protagonismo y mejorar su imagen exterior, presentándose como un elemento conciliador en el convulso escenario internacional.

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