Ciencia

¿Leyendas urbanas o lagunas cientí­ficas?

La oleada de escepticismo antes las últimas campañas de vacunación masiva, achacadas por nuestras élites médicas y polí­ticas a prejuicios irracionales y leyendas urbanas, hunden sus raí­ces en lagunas cientí­ficas sobre su eficacia y seguridad. Lagunas, sin embargo, rebosantes de beneficios económicos para los fabricantes. Lagunas ante las que los gobiernos han renunciado dócilmente (excepto casos contados como la ministra polaca de salud en el caso de la gripe A) a jugar un papel activo en su evaluación por el bien de la salud pública, dejando ésta en manos de los mismos que comercializan las vacunas. ¿Estamos realmente ante un problema de «medicalización social», de fabricación y exageración de enfermedades por parte de las farmacéuticas para hacer negocio con la salud? ¿O de un radicalismo vací­o, «conspiranóico», que nos desarma ante problemas emergentes de salud como es en este caso el cáncer de cérvix? ¿Hasta donde llega el conocimiento cientí­fico para fundamentar el rechazo a la vacuna contra el papiloma humano?

¿Vacunas contra el cáncer? Pasarán 20 años o más antes de que seamos con seguridad si el Gardasil (Merck) y Cervarix (GSK) son "vacunas anti-cáncer". Por ahora son tan sólo vacunas profilácticas que evitan el contagio del virus asociado al cáncer de cérvix, de cuello de útero. La edad media de aparición del cáncer de cérvix son los 48 años. Los primeros estudios empezaron a principios de esta década pasada. La evidencia de que aumenta veinte veces el título de anticuerpos en sangre y evitan la aparición de verrugas y lesiones precancerosas en los primeros años es insuficiente. Primero porque la inmunidad en las mujeres ya de por sí inmunes está mediada por células no por anticuerpos, debido a que la infección se produce en la superficie epitelial del cuello del útero sin pasar a la sangre. Y es altamente efectiva como lo prueba el hecho de que el 70% de todas las infecciones de HPV se resuelven solas sin tratamiento en cuestión de un año. En dos años, la cifra sube a 90%. Del 10% restante de infecciones, sólo la mitad malignizan. Una proporción que no cambia con la reexposición al virus por vía sexual. Papanicolau De alguna forma que no se comprende los anticuerpos ayudan a la eliminación del virus pero, de fondo, no hay conciencia clara de los mecanismos por los que algunas infecciones persisten y al cabo de treinta años desembocan en un cáncer de cérvix. Por tanto, ni se sabe el efecto de la vacuna sobre estos mecanismos ni sobre el equilibrio de diferentes cepas víricas en la zona del cuello del útero, pudiendo promover, al eliminar tipos muy concretos, la proliferación de otros virus de mayor riesgo cancerígeno que los eliminados o promoviendo la transformación de los virus de menor riesgo. Por esta razón y porque la vacuna no cubre todas las cepas oncogénicas del virus, los actuales programas de cribaje con la citología (Papanicolau) tienen que seguir practicándose también con las vacunadas. Cuestión de eficacia o cuestión de clase Se desconoce la duración de la inmunidad inducida por la vacuna. No se sabe si será preciso re-vacunar cada cierto tiempo o si, como en la varicela, la caída de la inmunidad artificial debilitará la inmunidad natural y provocará infecciones más graves. Los estudios de los laboratorios afirman un 100% de efectividad para evitar lesiones asociadas a los virus contra los que se vacuna en mujeres entre 16 y 26 años. Paradójicamente, no hay estudios en niñas por debajo de esa edad cuando son las principales receptoras. Las participantes en los estudios suelen ser blancas, sanas, de países desarrollados y buen nivel cultural. Nada que ver con la realidad. La mayor parte de cánceres de cérvix se producen en países del mundo en desarrollo. Es más, el cáncer de cérvix es un claro ejemplo de la desigualdad sanitaria que existe dentro de la misma Europa, donde los países del Este y los grupos con una capacidad socioeconómica baja experimentan las tasas más altas. Se calcula que el riesgo de morir por contraer esta enfermedad es 11 veces más elevado en Rumanía, ocho en Lituania y siete en Bulgaria. En la Europa del Este se registran 23.891 nuevos casos al año y 10.305 muertes. Cáncer de cérvix en España Se calcula que harán falta 8 millones de euros en vacunas para evitar una sola muerte por cáncer de cérvix en España. La incidencia de este cáncer en nuestro país es baja y estable, 7,11 casos por cada 100.000 mujeres, de los que 2,4 mueren. O sea, en España hay unos 2.000 casos de cáncer de cuello de útero al año, y unas 600 muertes por esta causa. Un índice del 30%, con mayor impacto en las regiones costeras e insulares turísticas. La edad media de diagnóstico es de 48 años, con una supervivencia a los cinco años del 69%. Entre 1986 y 2000 la mortalidad se fue reduciendo un 0,7% anual a medida que se extendió el programa de seguimiento y cribaje para su detección. Este tipo de programas se sabe permiten disminuir en un 80% la incidencia y mortalidad del cáncer de cérvix. La detección precoz, ya que la transformación maligna a partir de la infección por el virus del papiloma es muy lenta, llegando a tomar varios años, es la clave de su prevención. La falta de estos programas en países como Nicaragua, les convierte en zonas de alta incidencia y mortalidad. A diferencia de estos, la vacunación es un acto de protección individual. No ofrece ninguna protección de grupo, como ocurre con otras enfermedades víricas como el sarampión, donde la vacunación del 85% de los niños protege a los no vacunados. ¿Ensayo clínico? Cuando media tanta laguna de conocimiento en programas de vacunación general, es inevitable la sospecha de que la vacunación sirva como ensayo clínico encubierto para experimentar con estas nuevas vacunas, cuando no un acto de medicalización social: medicar a la población sana La vacunación se aprobó por la vía urgente, sin las suficientes garantías. Los gobiernos no activan estudios de evaluación independientes para sopesar su decisión. No hay estudios independientes sobre estas vacunas o son irrelevantes. Todos los estudios dependen de la industria que las fabrica. Los gobiernos pasan a ser meras correas de transmisión de sus intereses, garantizando el saqueo a las arcas públicas. Esta es la vacuna más cara aplicada a la población infantil, 225 euros por mujer, y ha levantado quejas incluso entre los defensores de la vacuna: "Se le ha asignado un precio que está más allá de lo que la vacuna vale, el doble que prácticamente todo el calendario de vacunación”. Francisco Salmerón, jefe de la División de Biotecnología de la Agencia Española del Medicamento. La administración sanitaria navarra gasta hoy 301 euros en la vacunación completa de un niño, tres veces más que hace diez años. El resultado obvio es que las farmacéuticas fabricantes se forran, las principales sociedades médicas la recomiendan porque sacan tajada, y los políticos, aquí en España todavía no se sabe, pero en un país como EEUU se ha demostrado que también reciben “donativos” a cambio de legislar la obligatoriedad de la vacunación. Deprisa, deprisa En España las dudas iniciales de Elena Salgado sobre la necesidad de una campaña de vacunación masiva cuando estaba al frente del Ministerio de Sanidad fueron rápidamente solventadas con su sustitución por Bernat Soria. El consejo Interterritorial aprobó en 2007 la vacunación masiva rápidamente y, a pesar de que los dos casos de las chicas valencianas afectadas de convulsiones y parálisis después de ser vacunadas provocaron una “moratoria de facto”, la campaña fue retomada por la Generalitat Valenciana al empezar a vacunar contra la gripe A en noviembre. Los laboratorios financiaron el foro de expertos que afirmaron que las convulsiones de las dos niñas valencianas no estaban relacionados con la vacuna. Para comprender tanto empeño y tan poca precaución hay que mirar al otro lado del Atlántico, donde la vacuna Gardasil de Merck fue aprobada ya en 2006. EEUU La organización Judicial Watch, organización nortemericana encargada de vigilar los abusos de poder, realizó un estudio sobre el proceso de aprobación, efectos secundarios, niveles de seguridad y prácticas de mercado relacionados con la vacuna Gardasil y llegó a la conclusión de que se trata de “un experimento de salud pública a gran escala”. Merck, el primer y principal laboratorio productor de vacuna contra el virus del papiloma, organizó y financió la primera Cumbre Global sobre el Cáncer de Cervix en París en marzo de2007, tan sólo un mes después de que el Washington Post sacara a la luz que el gobernador de Texas, Rick Perry, recibó un donativo de Merck para su campaña de reelección el mismo día que reunía a su ejecutivo para estudiar la vacunación obligatoria. De hecho, fue el primer estado de EEUU en imponer por decreto la vacuna del VPH. Merck se vio obligada también a suspender una agresiva campaña financiando al grupo «Women in Government» (grupo de mujeres en puestos de poder político) para promocionar la obligatoriedad de la vacuna. Los ingresos por la vacuna Gardasil significaban para Merck una oportuna infusión de dinero tras las pérdidas millonarias a causa de la retirada del mercado de su fármaco antiartritis Vioxx y las multimillonarias demandas penales que se derivaron. La Dra. Diane Harper, investigadora principal en el desarrollo de las dos vacunas actualmente en el mercado, afirmó en 2009 que estas vacunas no reducirán la incidencia de cáncer de cérvix y denunció que se estén recomendado a niñas de 9 años cuando no ha habido pruebas de eficacia en niñas menores de 15.

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