Obama planea un cambio de estrategia para America Latina

Leones y zanahorias

Los gestos de alguien que va a ser investido presidente de los EEUU quieren decir algo. Por eso no es baladí­ que la última reunión de Obama con un mandatario extranjero antes de jurar su nuevo la tuviera con el presidente mexicano. Muchos podrán pensar que al fin y al cabo, México es el tercer socio comercial de EEUU, y que la reunión trató sobretodo de los acuerdos comerciales entre los dos paí­ses y de la lucha contra el narcotráfico, pero hay mucho más. Obama y su equipo han prometido «una nueva página en la relación con América Latina».

Esta nueva relación con América Latina la hizo exlícita la nueva Secretaria de Estado, Hillary Clinton. Ayer, la que va a ser la máxima responsable de la diplomacia de la superpotencia, anunció ante el Senado que el gobierno de Barack Obama retomará una política de "asociación vigorosa" con América Latina. "En todo el hemisferio, tenemos oportunidades para mejorar nuestras relaciones, que nos beneficien a todos, volveremos a la política de participación vigorosa, de asociación, con América Latina. (…) Compartimos intereses políticos, económicos y estratégicos comunes con nuestros amigos en el sur, así como muchos de nuestros ciudadanos comparten legados ancestrales y culturales", dijo Clinton.También se refirió Clinton al país azteca: "debemos construir una asociación más profunda (…) para encarar los peligros compartidos, y los retos en nuestra frontera, esfuerzo comenzado esta semana", dijo refiriéndose a la entrevista de Calderón con Obama. Washington expresa así –en tono diplomático- sus intenciones de reforzar sus vínculos políticos, económicos y militares con el vecino del sur, vínculos y conexiones que se dan en el interior mismo de los aparatos del Estado mexicano. Clinton sigue así la senda del Plan Mérida, un programa de intervención disfrazado de lucha contra el narcotráfico, al estilo del Plan Colombia.Washington no está dispuesto a que las corrientes antihegemonistas que hoy soplan en America Latina lleguen a México, e incluso estuvo dispuesto a el pucherazo que arrebató la presidencia al izquierdista moderado Cuatemoc Cárdenas y le otorgó el poder a Calderón. Pero además parece que ahora EEUU se dispone a utilizar a México como apoyo para llevar adelante su nueva política en Latinoamérica. Washington no desconoce los especiales vínculos que unen a México y Cuba, por ejemplo. Esa relación se ha mantenido por encima del distinto alineamiento internacional de ambos países y ni siquiera se rompió con la crisis de los misiles, uno de los momentos de máxima tensión de la Guerra FriaPero no sólo México se ofrece como punto de apoyo. También el Brasil de Lula -si bien traza un camino cada vez más independiente de EEUU- se ha ofrecido a mediar entre los intereses norteamericanos y los de otros países de la región díscolos con Washington, como Venezuela, Bolivia o Ecuador. No en vano el ministro brasileño de Asuntos Estratégicos, Mangabeira Unger… fue profesor de Obama y de algunos de sus asesores en la Universidad de Harvard.Las relaciones económicas de EEUU y Brasil, aunque choquen en algunos puntos como los biocombustibles, son cada día más intensas. Y la emergencia política, diplomática y económica de Brasil hace del país carioca una potencia con la que Washington debe contar en América Latina.Pero además, tratarán de implicar en esta nueva estrategia a países con especiales vínculos con la región. "Lo que les he dicho y diré [al nuevo Gobierno de Obama] es que para tener éxito en América Latina hay que mantener una buena diplomacia con los países que tienen nexos con la región", aseguró el sábado pasado en Madrid Thomas Shannon -Secretario de Estado saliente para Latinoamérica- ante una nutrida representación de diplomáticos y miembros del gobierno.Pero el panorama que Obama hereda de Bush en Latinoamérica no es nada halagüeño. Tras ocho años, los gobiernos proyanquis en el continente (Colombia, Perú, Chile…) son hoy minoría. Se ha conformado un auténtico Frente Antihegemonista, un conjunto de naciones que apuestan por el camino de la independencia nacional, y que la han conquistado o han ganado considerables cuotas de autonomía respecto a los centros de poder imperialistas. Si bien ese frente es heterogéneo y no es lo mismo la posición que mantienen los más beligerantes con EEUU –Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua- que otros más diplomáticos –Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay-, lo cierto es que el continente camina hacia una cada vez mayor integración regional –no sólo económica sino también política-. Y las corrientes antihegemonistas y patrióticas se consolidan y avanzan, creciendo en cada país hispano.EEUU no puede seguir manteniendo el “garrote y la cañonera” de Bush, lo cual no quiere decir en absoluto que vayan a desactivar la intervención armada en Latinoamérica –movimientos secesionistas en Bolivia, la actuación de la DEA en Colombia o el apoyo al golpismo en Venezuela- según sus intereses. Lo que si parece claro es que necesitan cambiar de estrategia: si no puede controlar a ciertos países, van a tratar de desviarlos o cooptarlos. Al fin y al cabo se trata de trata del histórico “patio trasero” de la superpotencia, y Washington no está dispuesto a que el continente se salga de la órbita. Ahora queda por ver si los hijos del león hispano se dejarán domesticar con palos y zanahorias.

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