La empresa danesa de aerogeneradores Vestas ha anunciado el “cierre total” de la planta que tiene en Villadangos del Páramo (León). Cierra a pesar de ser una planta rentable que ha recibido subvenciones públicas. Los trabajadores llevan movilizándose desde el principio del verano para detener su deslocalización.
Las movilizaciones se iniciaron el 28 de junio ante el cierre de varias líneas de producción. Empezaron con paros parciales y dos semanas después pasaron a la huelga indefinida. Además de estar acampados enfrente de la fábrica desde que la compañía anunciara un ERE a finales de agosto.
El esfuerzo de los trabajadores ha logrado cosechar el apoyo de la sociedad leonesa y también de las instituciones tanto autonómicas como estatales. Ejemplo de ello es la reunión del comité de empresa con la ministra de Industria Reyes Maroto.
Hemos entrevistado por separado a Álvaro Rodríguez, abogado y asesor en la Mesa de Negociación de CGT y a Pablo Martínez, delegado de UGT y miembro del comité de empresa de Vestas, para conocer de primera mano la situación de la planta, la lucha que están llevando adelante y el apoyo que están recibiendo.
La planta de Villadangos del Páramo es una planta rentable, competitiva y que genera beneficios. ¿Por qué entonces quieren cerrarla?
Álvaro Rodríguez. Imagino que los cálculos que ha hecho la empresa es que pueden ganar aún más dinero cerrando esta planta, deslocalizando la producción de León y llevándoselo a otros países en que los trabajadores tengan probablemente menos protección social y pensando en aumentar su margen de beneficios.
Pablo Martínez. Ellos hablan de una cuestión estratégica. Existen tres líneas de producción. Una de ellas se deslocaliza a China para ahorrar costes de producción. De las otras dos líneas que se crean aquí, Vestas afirma que les interesa más fabricarlas todas en Dinamarca que repartir la producción.
Al final, en la explicación que nos dijeron; los costes entre nuestra fábrica y Dinamarca son parecidos, siempre teniendo en cuenta que hace un año que todas las propuestas que hace el equipo de reducción de costes no se tienen en cuenta. Ellos han provocado la muerte de la fábrica. Por hoy, la fábrica es rentable y tiene varios premios de excelencia. El último nos lo dieron aproximadamente un mes antes de entrar en huelga.
¿Cuántos puestos de trabajo hay en juego? Se habla de unos 2.500 trabajadores entre puestos de trabajo directos e indirectos…
A.R. La cifra es cierta. Hay muchas empresas, tanto en el polígono de Villadangos del Páramo como en las inmediaciones que prácticamente su único cliente es Vestas. Ya nos están llegando información de que en otras empresas están preparando un ERE para reducir la plantilla o el número de horas en la que trabajan sus empleados.
P.M. En empleos directos, en torno a 500 y 550. Partiendo de los cálculos que hacen siempre de que cada puesto directo genera tres indirectos, te salen unos 2.000 en la zona.
Para León es todo un destrozo. El tejido industrial de León es muy pobre y Vestas era la factoría que más facturaba de la provincia.
Vestas es una empresa que ha recibido ayudas públicas ¿qué tipo de ayudas ha recibido y cómo han servido para el desarrollo de la planta?
A.R. Han sido subvenciones de la Junta de Castilla y León y del Ministerio de Industria. Y se da la circunstancia de que el plazo legal para reclamar esas ayudas venció hace un par de meses. Parece que lo tenían todo premeditado y calculado para que cuando venciera el plazo, tomar la decisión de deslocalizar la planta y sacarla de aquí.
P.M. Las principales, que son las que más detalladas tenemos, se dieron por el empleo, una cuando se inauguró la primera fábrica y otra cuando se inauguró la segunda. Esas sumaron unos 12 millones de euros. Luego recibieron medio millón de euros por un proyecto de I+D de una fábrica de un modelo de máquina que solo se fabricó y desarrolló aquí.
Si haces números, son 12’5 millones de euros en doce años. Prácticamente han pagado el salario de los trabajadores con subvenciones.
Hay fuerzas que piden que se devuelvan las ayudas y se utilice ese dinero para mantener la planta. Otros plantean la búsqueda de un nuevo inversor. ¿Cuál es vuestra alternativa para la planta?
A.R. Desde CGT, lo que estamos peleando, tanto sindicalmente como a nivel de calle, para que permanezca la planta aquí. Presionar a las administraciones públicas para que sean ellas las que busquen la forma de sujetar una empresa en la provincia que es perfectamente rentable.
Los trabajadores de todos los niveles, desde técnicos productivos y de oficinas son capaces de mantener la producción con la ayuda estatal. Se podría hacer una empresa, bien pública o corporativizada que continuara con la actividad.
El problema que hay es de legislación. Nunca se tendría que haber autorizado que en nuestra legislación laboral existiera posibilidad de cerrar y deslocalizar empresas que tienen beneficios.
P.M. Una vez que vemos que Vestas se va a negar a quedarse aquí, para nosotros la mejor opción es que venga otro grupo inversor, otra empresa y compre las instalaciones y genere el empleo.
De entrada, la mayoría de las fuerzas políticas e instituciones de la región se han mostrado en contra del cierre de la central. ¿Cómo valoráis su posición?
A.R. Esta es una posición personal, aparte de CGT. Sí que es cierto que estamos viendo una intervención mayor por parte de las instituciones. Pero tampoco podemos perder de vista que estamos en un ciclo electoral bastante importante.
P.M. Ahora mismo, son todas las fuerzas políticas. El 12 de Septiembre hemos estado en la Junta de Castilla y León donde se ha registrado una PNL (proposición no de ley) que han secundado todas las fuerzas políticas.
Apoyo nos están dando. Lo importante es que consigan hacer lo mismo en Europa y con el resto de multinacionales y las subvenciones. No podemos estar manteniendo las empresas nosotros, las empresas tienen que estar aquí porque quieren estar.
Aparte de las fuerzas políticas ¿los trabajadores habéis recibido apoyo por parte de la sociedad civil?
A.R. Sí. Por ejemplo, en el campamento que tienen a las puertas de la fábrica, diferentes empresas, comercios de la hostelería, hasta particulares, todo el mundo ha colaborado llevando desde comida a utensilios para poderles hacerles la vida más fácil ahí. Sí que se ve la sociedad leonesa está muy cerca.
P.M. Sobre todo a nivel de León, pero también a nivel estatal. Todas las asociaciones que tienen que ver con el tema social (desahucios, contra la precariedad, etc) nos han mostrado su apoyo. Muchos compañeros de trabajo de otras fábricas, también otros sectores de la industria. Y de la sociedad hemos conseguido hacer el 6 de septiembre una de las manifestaciones más numerosas que ha habido en León nunca.
Lleváis luchando todo el verano. ¿Qué acciones habéis realizado en concreto? ¿Cómo valoráis lo que habéis hecho hasta ahora?
A.R. Nuevamente, como opinión personal. Todos los sindicatos y en general, el comité de empresa, han acertado anticipándose bastante a la hora de convocar tanto los paros parciales como la huelga indefinida. Han dado mucha visibilidad al problema. Considero que es lo que hace que la empresa esté negociando a día de hoy.
P.M. Llevamos de huelga indefinida más de dos meses, bloqueando las puertas de la empresa para que nadie pudiera trabajar. Hemos tenido concentraciones, hasta en Madrid, en la sede de la empresa. Ha habido dos manifestaciones, la última multitudinaria. Hemos tocado todas las instituciones que podíamos, hasta lograr hablar con la ministra de industria.