Primera reunión de Zapatero con el dirigente vasco

Lehendakari constitucionalista en Moncloa

Patxi Lóez, el nuevo lehendakari ha sido recibido por el presidente del Gobierno en La Moncloa. Han sido dos horas y media de reunión en la sede del propio Palacio y, después, ha habido una comparecencia conjunta en los jardines ante la prensa. Atenciones ‘especiales’ para un presidente autonómico ‘especial’. Porque hay un antes, con Ibarretxe, y un después, con López. Porque lo que ha empezado siendo un cambio en algunos aspectos debe continuar para convertirse en un cambio profundamente democrático en el País Vasco.Después de años de contemporización con las políticas étnicas de Ibarretxe, el presidente del Gobierno ha tenido que marcar las diferencias con la etapa anterior, y llegar a afirmar que “merece la pena pasar las dificultades” que el PNV le está planteando al Gobierno central en el Congreso y en el Senado “por tener a Patxi López como lehendakari”. Lo que no ha dicho el presidente del Gobierno español es que estos cambios se deben al fuerte viento por la unidad que se ha levantado en toda España, y, en concreto, en Euskadi. Viento que ha obligado al PSOE y al PP a poner por delante lo que les une en el País Vasco. El presidente ha dicho que “habrá dos Gobiernos pero una misma política antiterrorista”. Es decir, que antes no existía y se admitía. Política dedicada a “perseguir y erradicar la violencia, apoyar a las víctimas y eliminar cualquier espacio que puedan utilizar los violentos en las instituciones democráticas”. Es decir, que antes no se hacía y se aceptaba. Lo que no ha dicho el presidente es que hay que aprovechar el momento de debilidad de las fuerzas disgregadoras, del nacionalismo étnico, para persistir en el desmantelamiento del régimen obligatorio y excluyente. Hay que desmontar todo su entramado económico, político y cultural desde el que ha ejercido su dominación todos estos años y ha inoculado su veneno entre la población vasca, en todos los pueblos y ciudades.

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