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Lecciones para China del caótico levantamiento egipcio

Mientras El Cairo se divide en violentas batallas callejeras y un proyecto de constitución controvertida provoca derramamientos de sangre, observadores de todo el mundo han expresado su preocupación por la naciente democracia en un Egipto post-revolucionario.Mohamed Morsi, el primer presidente elegido democráticamente en el país, está siendo acusado por algunos egipcios de anular la ley con las doctrinas islámicas y lanzar un asalto al poder. Esto refleja una dificultad importante en el experimento democrático de Egipto, durante tanto tiempo esperado. Mientras que la revolución egipcia estaba sucediendo, ya existían dudas sobre si la reconciliación entre las fuerzas seculares y religiosas seria posible incluso aunque la democracia se implantara superficialmente.Todavía recordamos el signo V de la victoria, blandido por los egipcios en la plaza Tahrir mientras celebraban su levantamiento victorioso. Dos años más tarde, la mentalidad de lanzar una revolución a través de enfrentamientos callejeros no ha desaparecido. Las raíces de un diálogo sereno y libre entre las distintas fuerzas no puede ser implantadas de la noche a la mañana.Los beneficios de la democracia están incorporados en los intereses pragmáticos que puede aportar y su capacidad para aumentar la tolerancia social y el progreso.Egipto ha estado atrapado en un enfrentamiento entre facciones políticas y los enfrentamientos callejeros que traen una creciente división y descontento. Nadie sabe cuánto tiempo trascurrirá antes de que el éxito democrático occidental pueda ser reproducida en suelo egipcio.Mientras que los manifestantes partidarios y contrarios a Morsi se agolpaban en la calle, lanzando cócteles molotov, piedras y barras de hierro, otra pelea por el poder todavía estaba en marcha entre las viejas fuerzas de la nación. Se trata de un patrón familiar que ya ha tenido lugar en otros países del Medio Oriente como Irak y Libia.Egipto albergó la esperanza de ser un ejemplo de éxito producido por la Primavera Árabe. Ahora el país está tragando la amarga píldora de un cambio abrupto, que tuvo lugar antes de que los pilares de la democracia y una gobernanza social racional hubieran sido levantados. Egipto va a experimentar dolor en el desarrollo social, económico y cultural, y en este proceso la democracia por sí sola no puede tener éxito.La turbulencia actual en Egipto es inevitable un país en transición, pero los egipcios no están preparados para eso. Ellos no tienen la paciencia necesaria, y quieren ver los beneficios inmediatos provocados por la revolución. El progreso social de China realizado a través de las reformas es mucho más tangible que lo que las revoluciones han llevado a muchos otros países, al tiempo que China ha pagado un precio más bajo. Esto es de lo que debemos estar orgullosos y apreciar. La agitación en Egipto es una lección gratuita para China.

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