Más soberaní­a, más crecimiento, más salario

Lecciones para aprender

Hace ya tiempo que desde nuestras publicaciones venimos insistiendo en que no existe ninguna crisis mundial. Que quienes están en crisis son el primer mundo, la cabeza imperialista. Es decir, EEUU y sus socios preferentes como Alemania y Japón. Y arrastrados por ellos, un segundo campo de paí­ses, aquellos que como el nuestro tenemos secuestrada nuestra soberaní­a y nuestra capacidad de decidir. Paí­ses formalmente independientes pero en realidad dependientes polí­tica, militar y económicamente.

Sin embargo, lo que sucede en el resto del mundo es diametralmente opuesto. China y la India llevan más de una década creciendo al ritmo de 9 o el 10% anual. Y tras ellos arrastran a toda Asia, con la única excepción de Japón.

Brasil lleva años creciendo por encima del 6% y a su vez, prácticamente la totalidad de Iberoamérica e incluso una buena parte de África experimentan crecimientos económicos de entre el 4 y el 5%.

En esta parte del mundo, que representa mucho más de la mitad de la población mundial, no existe ninguna crisis. Al contrario, mantienen un ritmo vertiginoso de desarrollo, sosteniendo el 80% del crecimiento económico del planeta.

Son países que han conseguido zafarse total o parcialmente de la dependencia y las imposiciones imperialistas. Son las potencias emergentes, pero también pequeños países que como Bolivia, Ecuador, Angola o Venezuela, luchan por decidir su propio destino. En esta parte del mundo no hay crisis. Pero en el campo de los países dependientes de EEUU, sí.

En esta situación que se viene arrastrando de forma persistente desde el estallido de la crisis en Wall Street, las grandes potencias capitalistas murmuran ahora alarmadas por lo que califican como la “desaceleración de la economía china”. Una “desaceleración” que ya quisiéramos para nosotros, pues significa pasar de crecer un 10,5% anual al 8%.

Otro tanto ocurre, por ejemplo, en Brasil, donde el gobierno del Partido de los Trabajadores acaba de anunciar un reforzamiento de la ayuda y protección a su industria nacional y a su moneda, después de que su ritmo de crecimiento bajara del 7,5% en 2010 al 3% de 2011.

Debido al estancamiento de la UE y a la crónica debilidad de la economía norteamericana, los dos mayores mercados del mundo, la mayoría de estos países están tomando una serie de medidas para preservar su ritmo de crecimiento e inmunizar a sus economías de las crisis expandida desde el centro del poder imperial norteamericano.

Medidas que, sin excepción, van en una misma dirección: ampliar su autonomía y su capacidad de decisión soberana para aplicar la política económica que conviene a sus intereses. E intensificar la línea de redistribución de la riqueza, de elevación del poder adquisitivo y la capacidad de consumo de la mayoría de la población para fortalecer el mercado interno y convertirlo en motor de su propio desarrollo económico.Asia: salarios en ascensoComo puede verse en la gráfica adjunta –elaborada por el Wall Street Journal con datos de la Organización Internacional del Trabajo–, la evolución de los salarios en el planeta presenta también la realidad de dos mundos que caminan en direcciones opuestas.

Frente a la idea que quieren vendernos de unos trabajadores asiáticos prácticamente esclavizados por un capital “sin conciencia”, lo cierto es que sus salarios y su nivel de vida crecen, y crecen mucho, mientras los nuestros retroceden, y mucho, a marchas forzadas. ¿Dónde dice usted que está ese “capital sin conciencia”?Así, mientras en “las economías avanzadas” (EEUU y la UE) los salarios en la última década no han hecho mas que caer, tanto en valor real con respecto a la inflación como en relación a la ganancia capitalista, el ejemplo radicalmente contrario lo encontramos en China.

Allí, entre 2000 y 2006, los salarios crecieron en un 25%. Pero a partir de ese año, la elevación del nivel de vida de los trabajadores y su participación en la nueva riqueza creada se ha disparado. Lo que se expresa en aumentos salariales que están sistemáticamente por encima del 10% anual.

En enero de este mismo año, el gobierno chino decretó una subida salarial obligatoria del 8,6% para todas las empresas. Pero otros gobiernos locales, entre ellos los de las regiones mas industrializadas y prósperas, han ido más allá, decretando subidas obligatorias del 14 o el 15%.

Ante la caída de las exportaciones dirigidas a Europa y EEUU, elevar el poder adquisitivo de la mayoría y su capacidad de consumo se ha convertido en una herramienta clave para ampliar el mercado interno y convertirlo en un nuevo motor para el desarrollo económico.

Y tras China, el resto de países asiáticos siguen su estela. Malasia acaba de aprobar la adopción del primer salario mínimo en la historia del país, mientras Tailandia, Vietnam, Camboya, Sri Lanka, Bangladesh o Indonesia imitan los esfuerzos de China en los últimos años para elevar los salarios. Argentina: nuevo tratoEn 1999, la petrolera española Repsol compró la petrolera estatal YPF, en la oleada de privatizaciones y venta al capital extranjero impulsado por el FMI en Argentina bajo la presidencia de Menem. Gracias a ello, Repsol, dominada accionarialmente primero por el BBVA y ahora por La Caixa, se ha convertido en una de las 10 primeras multinacionales petroleras no estatales del mundo.

12 años después, sin embargo, las tornas han cambiado. La pasada semana, dos provincias argentinas, Chubut y Santa Cruz, anunciaban que retirarán a Repsol la licencia para explotar cuatro áreas petroleras por “no invertir más para aumentar la producción”. Algo de lo que venía advirtiendo la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kichner, desde el pasado mes de diciembre.

La retirada de las licencias afecta a un 7,4% de la producción total de Repsol en Argentina, y supone toda una advertencia. A medida que el país crece económicamente y se fortalece políticamente, exige un nuevo trato, de igual a igual, con las multinacionales extranjeras, recuperando su soberanía económica y su capacidad de decisión autónoma.

Como dijo el gobernador de Santa Cruz en la multitudinaria fiesta popular que siguió al anuncio: “Hoy venimos a decir basta a las políticas que nos llevaron al desempleo y a la desigualdad social (…) Hoy venimos a decir que hay que recuperar la soberanía de la cuestión energética (…) Nos cansamos de advertir, nos cansamos de participar en mesas de concertación, nos cansamos del ninguneo permanente (…)”India quiebra a la BayerEn el terrible pulso que desde hace años libra contra la poderosas multinacionales farmacéuticas, el gobierno indio acaba de conseguir una nueva victoria al obtener el respaldo de la Oficina Nacional de Patentes para obligar a Bayer a ceder obligatoriamente la patente y la licencia para fabricar un medicamento contra el cáncer.El medicamento, de nombre comercial Nexavar, es vendido por el gigante alemán Bayer a un precio tan caro, que un paciente indio se ve obligado a pagar al mes 4.200 euros (equivalente al salario de 20 meses de un trabajador medio) para recibir el tratamiento.

Una industria farmacéutica india, Natco, se ha comprometido con su gobierno a utilizar la patente para fabricar un genérico con las mismas propiedades que rebajaría el costo del tratamiento a unos 120 euros mensuales, ahorrando así más de un 97%, haciéndolo accesible a amplias capas de la población.

Conocida como “la farmacia de los pobres”, la industria farmacéutica india proporciona alrededor del 80% de los medicamentos empleados en países emergentes y en vías de desarrollo en el tratamiento de numerosas enfermedades, a unos precios entre un 80 y un 95% más baratos que el que ofrecen las multinacionales alemanas, norteamericanas o suizas.

La organización Médicos Sin Fronteras ha celebrado la decisión, añadiendo que espera que “de esta cesión obligatoria se desprenda un mensaje que se extienda también a otros terrenos y se aplique para medicamentos contra otras enfermedades”.

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