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Le Pen se deshace del lastre de su padre

El principal enemigo de Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional francés, es, para muchos, su padre y presidente de honor del partido.

La tarea de «desdemonización» emprendida por la jefa del FN desde hace años ha venido siendo minada por Jean Marie Le Pen, a través de declaraciones que desmentían los esfuerzos de su hija por alejarse del pasado ultra y del tufo fascista del Frente Nacional.

Jean Marie Le Pen, de 87 años, volvió a destilar una de sus bombas mediáticas poco después de las recientes elecciones departamentales que confirmaron el apoyo popular creciente al FN.

«Las cámaras de gas», ha repetido el pasado día 2 de abril el patriarca de la extrema derecha francesa, «son un detalle en la historia de la Segunda Guerra Mundial «.

En la misma entrevista, emitida por la radio RMC y transmitida en directo también por BFMTV, el veterano político aseguraba que en el Frente Nacional hay seguidores de De Gaulle pero también fervientes partidarios del General Petain.

Y por si la carga de profundidad contra la estrategia de su hija no hubiera bastado, dedicó una amplia entrevista a su amigo, Robert Spieler, el director del semanario de extrema derecha Rivarol, allí volvió a confesar su admiración por Petain, el líder del régimen colaboracionista con Hitler: «Nunca he considerado a Petain como un traidor».

Le Pen padre se explayó también contra la inmigración, que personificó en el primer ministro Manuel Valls, hijo de padre español y madre suiza: «Valls es francés desde hace treinta años; yo, desde hace mil».

Suicido político. Ruptura definitiva

A ocho meses de las importantes elecciones regionales en Francia y con la vista puesta en las presidenciales de 2017, la actual líder del partido, Marine Le Pen, no ha podido demorar más el divorcio con su padre biológico y político.

En un comunicado lo dejaba claro: «Me opongo a la candidatura de Jean Marie Le Pen como jefe de lista para las elecciones regionales en la región de Provenza-Alpes Costa Azul, porque está inmerso en una espiral entre la estrategia de tierra quemada y el suicidio político. EL FN no puede convertirse en rehén de sus groseras provocaciones. Su único fin es perjudicarme».

Nunca hasta ahora, Marine había sido tan dura con Jean Marie. La andanada oficial de la jefa del partido levantó la veda de sus más próximo colaboradores, hasta ahora reprimidos en su intento de atacar al viejo patrón.

Florent Philippot, brazo derecho de Mariene Le Pen recorría los medios de comunicación para certificar la ruptura definitiva con Jean Marie Le Pen.

Louis Alliot, otro dirigente del FN y compañero sentimental de Marine, desenfundaba su Twiter para denunciar la entrevista en Rivarol como un «panfleto antisemita».

Marien Le Pen se libera así de su principal obstáculo en su empeño por convertir al FN en un partido político «como los demás».

Durante la reciente campaña para las elecciones departamentales, una parte de sus enemigos políticos y mediáticos han insistido en que el FN no podía ser considerado como un partido «republicano».

Para ello, les bastaba con sacar a relucir las declaraciones provocativas de su padre sobre el régimen de Vichy o las cámaras de gas de los campos de exterminio nazi.

Para Marine Le Pen, era complicado desembarazarse no solo del fundador del Frente Nacional, sino también de su padre, la persona que ha inspirado ideológicamente a la formación desde 1972.

Sus recientes éxitos electorales parecían toparse con un límite: el marcado por la pasada línea profascista de su padre y otros miembros de la vieja guardia.

Marine Le Pen sabe que si quiere optar a la presidencia de la República debe robar votos al centroderecha de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Nicolas Sarkozy.

Muchos de los votantes de la UMP coinciden con los postulados políticos del FN, pero les frena ese pasado que el veterano Le Pen no quiere olvidar.

Con Jean Marie Le Pen fuera del juego político, el FN y Marine pueden justificar que el vaho fascista es cosa del pasado.

Hasta hace pocos días, algunos analistas consideraban que Marine Le Pen no podría jubilar a su padre por temor a perder los votos más ultras.

Los estrategas del nuevo FN «marinista» parecen tener claro que las adhesiones que pierdan por la extrema derecha serán menos de las que puedan ganar por el centroderecha si se liberan de la carga ideológica de Jean Marie Le Pen.

En ello coinciden con una mayoría de ciuadanos franceses que, en un 83%, considera a Jean Marie Le Pen como un «handicap» para el Frente Nacional.

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