Las tres fórmulas para rescatar a España

«Como no hay señal lógica que cambie el humor de los mercados ni la dirección de los vientos no es fácil establecer fecha atinada. Pero ocurrirá, porque nunca ha habido más acuerdo sobre el cumplimiento de una profecí­a que ahora. Las causas del castigo son discutibles, pero sobre las consecuencias hay consenso pleno: un plan integral de estabilización en toda regla. España tiene tres alternativas para resolver la situación. El autorrescate, el salvamento del paracaidista Trichet, o sucumbir a la tragedia grecocelta. La tercera opción solo es evitable si las dos primeras funcionan como dios manda, con la convicción debida»

Plan C o cirugía de BCE-Berlín-FMI. Si los dos rimeros mecanismos fallan porque sus gestores los apliquen con desgana, será inevitable lo que ha ocurrido en Grecia, Irlanda y ¿Portugal? Si el Gobierno lograse esquivar el acoso a la deuda española recomponiendo las bases del crecimiento, que de esa naturaleza es el problema de España y no de endeudamiento, los mercados morderían la yugular de la banca, que sigue sembrando dudas pese a la supuesta fortaleza exhibida en los test de estrés. Riesgo de estancamiento y empacho de la banca son dos incógnitas de la misma ecuación, y hasta que no se resuelva la segunda, no se despejará la primera. El recetario del sindicato BCE-Berlín-FMI supondría un sacrificio similar al griego o irlandés ¿o portugués? (CINCO DÍAS) ABC.- Las perspectivas no pueden ser más alarmantes. España está ya fuera del «top ten» de las grandes economías del mundo, y las previsiones de los expertos reducen en dos tercios nuestro papel en la economía internacional para 2030. Hoy informa ABC sobre el documento elaborado por la consultora Goldman Sachs, que merece ser leído con la máxima atención. Todos los «grandes» de la UE, especialmente Alemania, verán reducido su peso específico ante los nuevos «gigantes» que reproducen a ritmo vertiginoso el milagro económico que tuvo lugar en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. EL CONFIDENCIAL.- La propuesta no es todavía definitiva, pero fuentes solventes no oficiales dan por hecho que el salario mínimo interprofesional (SMI) volverá a perder poder adquisitivo en 2011. Según esas fuentes, el Gobierno comunicará en los próximos días a los agentes sociales (empresarios y sindicatos) que planea incrementarlo entre un 0% y un 1%. Es decir, por debajo de lo que subirán los precios el año próximo. La pérdida de poder adquisitivo de los salarios más bajos no es nueva. Este año 2010 ha sucedido lo mismo. El salario mínimo creció el pasado 1 de enero un 1,5%, hasta los 633,30 euros al mes, mientras que el IPC está subiendo a un ritmo (noviembre sobre noviembre) equivalente al 2,3%. Opinión. Cinco Días Las tres fórmulas para rescatar a España José Antonio Vega Todo el mundo da por hecho que los mercados financieros llevarán a cabo una nueva aceifa, esta vez invernal, sobre España. Enero, febrero, marzo, … Como no hay señal lógica que cambie el humor de los mercados ni la dirección de los vientos, porque buena parte de sus decisiones son del todo irracionales, no es fácil establecer fecha atinada. Pero ocurrirá, porque nunca ha habido más acuerdo sobre el cumplimiento de una profecía que ahora. Las causas del castigo son discutibles y hay tantas como opiniones, pero sobre las consecuencias hay consenso pleno: un plan integral de estabilización en toda regla. España tiene tres alternativas para resolver la situación. El autorrescate, el salvamento del paracaidista Trichet, o sucumbir a la tragedia grecocelta. La tercera opción solo es evitable si las dos primeras funcionan como dios manda, con la convicción debida. Si no lo hacen con entusiasmo, y tras haber quemado las naves en el intento, no habrá otro remedio que el rescate clásico a manos de Europa, en cuantía nada fácil de determinar, y que los españoles empezarán a devolver con una nada despreciable quita de su nivel de vida desde el primer minuto. Plan A o autorrescate. Consiste en aplicar ese catálogo de reformas que los especialistas sospechan que los mercados quieren que el Gobierno haga, y con la suficiente intensidad como para que se sacie su apetito, como para entender que los demonios han sido exorcizados y que el país haya recuperado la virtud del crecimiento, la credibilidad y el prestigio de buen pagador y el crédito de los señores del dinero. Está enteramente en manos del Gobierno de Zapatero, y no estaría de más que contase con la carísima ayuda del partido de Rajoy. El vía crucis distará poco del exigible en caso de intervención, pero tendrá el barniz de que partirá de decisiones internas, aunque todo el mundo sospeche que es forzado por la presión de fuera. En un rosario de viernes de dolores, quizás decreto a decreto como desde mayo, el Consejo de Ministros se pondrá manos a la obra el 28 de enero con las pensiones. Pero el programa de reformas debería extenderse a un modelo definitivo de generación energética en el que cada consumidor pagase el precio de coste y en el que el sinfín de bonificaciones que se pierden ahora en los dividendos de las compañías eléctricas debería desaparecer; a una limpieza profunda del gasto público, quizás con la elaboración de un Presupuesto de base cero que eliminase cuantiosos programas de subvenciones anquilosadas y parasitarias; una reforma de la reforma laboral, para que además de parecer una reforma fuese una verdadera reforma que facilitase y estimulase la contratación; poner de vuelta y media el sistema fiscal para que se incentive el crecimiento y los emprendedores aprecien oportunidades en vez de riesgo insalvable; una reforma en la Justicia que despeje las dudas que la catalogan como lenta, opaca y poco garantista de la seguridad jurídica que precisa la inversión; un pacto nacional para poner bajo revisión los mecanismos de financiación y fiscalización de comunidades y municipios; etc., etc. En materia de pensiones, jubilación a los 67 (o 68) años; exigir 20 (o 25) para tener prestación contributiva; hallar ésta con la cotización de los últimos 25 años (o toda la vida laboral); elevar los umbrales mínimos de cotización; y someter los avances de las mínimas al juicio de la inflación y no al capricho electoral del morador circunstancial de Moncloa. Y dado que los mercados sospechan tanto de la banca como del Estado, y más de quien tarde más en aflorar la suciedad, la banca, para evitar una digestión lenta y atormentada de los activos indigestos, sobre todo los inmobiliarios, debería rebajar a su verdadero valor los que adquirieron o apalancaron con su crédito por cientos de miles de millones de euros. ¿180.000 millones, como insinúa el Banco de España? Plan B o auxilio del paracaidista Trichet. La participación del Banco Central Europeo será seguramente necesaria para auxiliar, complementar y dar protección y credibilidad externa al Plan A, puesto que por sí solo podría ser superado por la furia del mercado. Seguramente por ello, en paralelo a las reformas firmes, el BCE debe estar dispuesto para comprar masivamente deuda de España, dando por hecho que lo malgastado antes en deuda irlandesa o portuguesa habrían sido meras salvas que no habrían evitado el rescate de Portugal, economía que por sus dimensiones es salvable sin poner en riesgo el invento del euro. El balance del BCE está virgen aun si se compara con el de la Reserva Federal, y tiene capacidad para adquirir ingentes cantidades de deuda de España que evite un sobrecoste en su financiación. Esta práctica, que sería un salvamento o rescate en toda regla pero por medios heterodoxos y con anestesia, tendría el insalvable inconveniente de que es inflacionista y de que a los miembros germánicos del BCE y del Ecofin no les gustaría. Pero quizás sea menos arriesgado y caro que el rescate al estilo griego o irlandés (o portugués), que elevaría en exceso la factura para Alemania y Francia, cuyos bonos han empezado a recoger el temor con un incremento de sus rentabilidades. Plan C o cirugía de BCE-Berlín-FMI. Si los dos primeros mecanismos fallan porque sus gestores los apliquen con desgana, será inevitable lo que ha ocurrido en Grecia, Irlanda y ¿Portugal? Si el Gobierno lograse esquivar el acoso a la deuda española recomponiendo con reformas profundas y aunque sea a medio plazo las bases del crecimiento, que de esa naturaleza es el problema de España y no de endeudamiento, los mercados morderían la yugular de la banca, que sigue sembrando dudas pese a la supuesta fortaleza exhibida en los test de estrés, salvo que en el ejercicio de autorrescate recapitalicen sus balances de forma creíble. Riesgo de estancamiento y empacho de la banca son dos incógnitas de la misma ecuación, y hasta que no se resuelva la segunda, no se despejará la primera. El recetario del sindicato BCE-Berlín-FMI supondría un sacrificio similar al griego o irlandés ¿o portugués? A saber: subidas de todos los impuestos; nuevos recortes de gasto público, desde prestaciones de Seguridad Social o desempleo hasta sueldos de funcionarios, inversión o gasto corriente; alzas de las tarifas eléctricas para no contaminar con el déficit de tarifa la abultada deuda pública; copago sanitario por cada acto médico; recomendaciones de recorte de sueldos y precios; y, como en Irlanda, adiós al fondo de reserva de las pensiones. Todo un plan de estabilización, más complicado que el que en 1959 sacó a España y a la peseta de la autarquía, para iniciar la aventura en la que hemos terminado. ************************** Deuda La banca alemana compra un volumen de bonos sin precedentes Juande Portillo La banca alemana ha arrebatado a la francesa el primer puesto como tenedora de deuda pública europea al hacer la mayor compra mensual de títulos soberanos nunca realizada por el sector. Mientras el resto de entidades reducía posiciones, las germanas adquirieron en octubre 90.000 millones más. Entre los actores principales que intervienen en el agitado drama de los mercados de deuda soberana destaca uno que juega el papel de juez y parte: la banca. Que las entidades de crédito sean uno de los principales compradores de emisiones públicas les convierte en una de las fuerzas más influyentes del mercado. Paradójicamente, también les hace ser parte de esos inversores que luego condenan o ensalzan a un país por la calidad de los activos de su banca o por la cantidad de deuda periférica que acumulan sus entidades. En este alambicado tablero, uno de los movimientos más trascendentes -y sorpresivos- lo ha protagonizado la banca alemana. Compró en octubre 90.000 millones de euros en deuda pública, según el BCE. Es la mayor adquisición mensual realizada nunca en el continente por el sector financiero. La jugada fue tal que desbancó a la banca francesa como principal tenedora de deuda pública europea dentro del sector. A cierre de octubre, las firmas galas atesoraban 360.294 millones de euros en papel público, pero la banca germana pasó de tener 310.043 millones de euros a 398.672 millones. Los siguientes grandes tenedores de deuda son los bancos de Italia, con 248.212 millones, los de España, con 167.818 millones, y los de Bélgica, con 106.818 millones. La diferencia radica en que todos estos redujeron su cartera de deuda soberana mientras Alemania subía las apuestas. ¿Por qué lo hizo? Fuentes del mercado de deuda pública señalan que la estrategia de la banca alemana probablemente ha sido "puramente especulativa". La prima de riesgo de los estados europeos llevaba meses bajando después de que el rescate griego finalizara y de que la propia banca se expusiera al ejercicio de transparencia de los test de estrés. Tras el verano, no obstante, la amenaza latente de Irlanda comenzó a emerger. La percepción de riesgo sobre los países periféricos regresó y los tipos de interés volvieron a subir. Y fue en esta antesala de la debacle irlandesa cuando la banca germana echó el resto. Eso sí, ir de compras en noviembre habría resultado aún más rentable. "Desde luego las entidades alemanas tienen mucho ahorro para invertir, y las rentabilidades de la deuda periférica son ahora de lo más apetecibles", coincide Virginia Romero de Ahorro Corporación". Otra posibilidad es que se trate de un ejercicio de responsabilidad propiciado por su propio Ejecutivo. "Alemania siempre ha sido el gran financiador de Europa", desarrolla Romero. Una hipótesis que, sin embargo, resulta contradictoria. "Choca que se les incite a comprar, cuando el Gobierno alemán critica a las entidades extranjeras que acumulan deuda periférica", concluye. Ninguna de las dos explicaciones es excluyente. Son las paradojas de ser juez y parte. CINCO DÍAS. 13-12-2010 Editorial. ABC Futuro alarmante MIENTRAS algunos políticos oportunistas juegan sus bazas a corto plazo, la sociedad internacional afronta el siglo XXI como un ambicioso juego de ajedrez político, económico y geoestratégico. Estados Unidos, la UE y Japón sufren el desafío de las potencias emergentes y de otros países —sobre todo asiáticos— que tienen mucho que decir en el presente y en el futuro. Las perspectivas no pueden ser más alarmantes. España está ya fuera del «top ten» de las grandes economías del mundo, y las previsiones de los expertos reducen en dos tercios nuestro papel en la economía internacional para 2030. Hoy informa ABC sobre el documento elaborado por la consultora Goldman Sachs, que merece ser leído con la máxima atención. Todos los «grandes» de la UE, especialmente Alemania, verán reducido su peso específico ante los nuevos «gigantes» que reproducen a ritmo vertiginoso el milagro económico que tuvo lugar en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Por cierto, que el secreto del éxito se debe en buena medida al rigor presupuestario y la disciplina fiscal, así como a un potencial demográfico espectacular, en contraste con el estancamiento de las viejas potencias. A medio plazo, la clave está en la consolidación del Estado de Derecho y los principios democráticos en países que están generando unas fuertes clases medias pero carecen de instituciones sólidas y sufren el lastre de una larga tradición autoritaria. Igual que el resto de Europa, pero todavía con más motivos, España tiene que despertar cuanto antes para asumir que la fiesta se acabó y hay que trabajar duramente con el fin de afrontar un reto de grandes dimensiones. El localismo de vía estrecha y el partidismo para salir del paso «como sea» conducen directamente al abismo. Por supuesto, nuestro sistema educativo exige una reforma urgente en favor de la calidad y la excelencia, porque la sociedad del conocimiento y de la información nos obliga a competir con adversarios que han tomado la iniciativa. El futuro ya está aquí, y la sociedad española tiene que hacer caso a las voces sensatas que reclaman un cambio de rumbo en la política, la economía y el sistema de valores. Cerrar los ojos a la realidad es siempre una actitud suicida. ABC. 13-12-2010 Opinión. El Confidencial Golpe a las políticas sociales: tajo al salario mínimo interprofesional Carlos Sánchez La propuesta no es todavía definitiva, pero fuentes solventes no oficiales dan por hecho que el salario mínimo interprofesional (SMI) volverá a perder poder adquisitivo en 2011. Según esas fuentes, el Gobierno comunicará en los próximos días a los agentes sociales (empresarios y sindicatos) que planea incrementarlo entre un 0% y un 1%. Es decir, por debajo de lo que subirán los precios el año próximo. La pérdida de poder adquisitivo de los salarios más bajos no es nueva. Este año 2010 ha sucedido lo mismo. El salario mínimo creció el pasado 1 de enero un 1,5%, hasta los 633,30 euros al mes (8.866,20 euros en términos anuales), mientras que el IPC está subiendo a un ritmo (noviembre sobre noviembre) equivalente al 2,3%. En media anual, el IPC se habrá incrementado este año un 1,7%. El Gobierno, de esta manera, se aleja un poco más del programa electoral socialista, en el que se asumió el compromiso de situar el SMI en 800 euros mensuales. Igualmente, queda en papel mojado el objetivo de que el salario mínimo represente el 60% del salario medio, tal y como establece la Carta Social Europea. En 2008, último año sobre el que dispone cifras Eurostat, el SMI representaba apenas el 36,5% del salario medio, claramente por debajo de países como Francia, Reino Unido u Holanda entre los que cuentan en su legislación laboral con un salario de estas características. Hay que tener en cuenta que no todos los países de la UE cuentan con SMI, y entre los que sí disponen de él destacan Luxemburgo (1.682,6 euros), Irlanda (1.461,85), Holanda (1.407,60) y Francia (1.343,77 euros). Eurostat publica las cifras por 12 pagas al año, por lo que en este caso el español se sitúa en 738,85 euros. Precisamente, una de las condiciones que ha impuesto la Unión Europea a Irlanda y Grecia para aprobar sus respectivos planes de rescate es un recorte de sus salarios mínimos, en ambos casos superiores al español. En el caso griego -un país con salario medio ordinario inferior al de España- el SMI se sitúa en 862,82 euros, claramente por encima del español. Se quiebra la tendencia El Gobierno se ha visto obligado a incumplir ambos compromisos por la crisis económica, que ha forzado una moderación salarial sin precedentes. También en el SMI. El salario mínimo subió entre 2004 y 2009 dentro de una horquilla que se sitúa entre el 4% y el 6,6%, siempre por encima de la inflación, pero en 2010, como se ha dicho, se ha quebrado esa tendencia. Y la consecuencia no puede ser otra que la pérdida de poder adquisitivo. Las previsiones de Funcas sitúan el IPC para el año 2011 en una media anual del 1,8%, claramente por encima de la subida que maneja el Gobierno, y que debe ser publicada en el BOE antes de que finalice el año. La propuesta del Gobierno abrirá un nuevo frente de conflicto con los sindicatos que se suma a la reforma laboral y, previsiblemente, a la reforma de las pensiones, que difícilmente contará con el respaldo de UGT y CCOO. Las centrales piden que se cumpla el objetivo de la Carta Social Europea de colocar el SMI en el 60% del salario medio, lo que en el caso español se situaría en el entorno de los 1.000 euros al mes (por catorce pagas). El impacto del SMI en la economía es, en cualquier caso, reducido. Según cifras de Eurostat, afecta a alrededor del 3% de los trabajadores, pero tiene un importante componente ideológico debido a que recae sobre los sectores más débiles de la sociedad. La subida que planea el Gobierno, en cualquier caso, es incluso inferior a lo que están creciendo los salarios en la negociación colectiva. Un 1,3% y con tendencia a la baja. Los salarios mínimos nacieron hace poco más de un siglo en Alemania e Inglaterra, y como recuerda este trabajo del INE, un juez perteneciente al Tribunal Nacional de Conciliación y Arbitraje de Australia, creado en 1902, definió el salario mínimo como “aquel que permite la satisfacción de las necesidades normales del trabajador medio, considerando éste como un ser que vive dentro de una sociedad civilizada”. EL CONFIDENCIAL. 13-12-2010

Deja una respuesta