El Gobierno "diseñará" el futuro agrario en una Cumbre

Las subvenciones liquidadoras de la UE

El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino celebrará próximamente una Cumbre con los representantes del sector agrí­cola para delinear el futuro del sector hasta el 2014. Lamentablemente, las iniciativas del gobierno se alejan de las necesidades de los agricultores españoles, desbarran por aspectos superficiales como la simplificación de las normativas y carecen de fondo sobre los verdaderos problemas de nuestro campo.

Con la crisis el desarrollo de nuestro camo puede ser una alternativa extraordinaria de creación de riqueza y empleo, pero para ello hay que dar una naturaleza diferente a nuestro desarrollo agrícola y librarnos de las “cadenas” de la UE. ¿Qué es lo que tendría que cambiar? Primero, España puede ser agrícolamente competitiva pero sólo si establece otro sistema de cuotas y subvenciones con la UE. Este es el “quid” de la cuestión y, justamente, lo que está desaparecido del debate que propone el gobierno para el sector. Es necesaria la modernización tecnológica de las explotaciones agrícolas y ganaderas, luchando contra las limitaciones y la política de cuotas de la Comisión Europea y de la PAC al desarrollo de la producción. La Política Agraria Común europea (PAC) ha subvencionado la liquidación. Se subvenciona dejar tierras abandonadas, reforestar tierras agrícolas o abandonar la producción en sectores rentables. Desde el sometimiento a la PAC en España en los últimos 15 años han desaparecido 1.000.000 de agricultores. La PAC es un sistema malsano la dependencia a los fondos de cohesión europeos (por ejemplo, premia la extensión y no la productividad) que ha creado un tejido agrícola débil y dependiente, que ahora nos pasa factura. De hecho, los criterios de la PAC se establecieron de acuerdo a los intereses de las multinacionales agrícolas francesas y alemanas. En España, subvencionando los sectores en los que Francia tenía excedente de producción y se implantaron las cuotas obligando al recorte de la producción en sectores antes rentables y competitivos. Por tanto, en el mapa europeo de producción agrícola podemos ver como la PAC favoreció la concentración de la producción y de las subvenciones en pocas manos, en detrimento de los pequeños y medianos agricultores. Segundo, hay que librarse de la tiranía de los precios que imponen las multinacionales de la alimentación y que arruinan a los productores agrícolas españoles. Las organizaciones agrarias llevan años clamando por una Ley de precios que frene la voracidad monopolista. No existe “la libre competencia”. El sector agrícola fuertemente controlado por un puñado de grupos “holdings” alimentarios que controlan la distribución y comercialización y, sobre esta base, imponen auténticos precios de monopolio. Frutas, verduras, carnes, etc… son compradas a los productores incluso por debajo del coste de producción y vendidos a los consumidores en las grandes superficies con precios del 500 al 1300 por ciento por encima. Estos dos puntos son imprescindibles para diseñar otra política agraria en nuestro país.

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