Construcción y deuda exterior, los puntos débiles de los bancos

Las «subprime» de la banca española

Hace unos meses, un artí­culo de «The Economist» ironizaba al afirmar que la banca española no habí­a tenido necesidad de comprar hipotecas subprime en EEUU, puesto que ya habí­a creado sus propios activos tóxicos, en forma del desmedido auge de los créditos a la construcción durante el boom inmobiliario. Ahora, estas «subprime españolas» están estallando en las manos de los bancos. Nozar y Metrovacesa, antaño poderosas inmobiliarias y ahora incapaces devolver los préstamos, son los últimos «activos tóxicos» que los bancos han tenido que tragarse. A esta excesiva exposición a la construcción se suman los voluminosos vencimientos de la deuda exterior, contraí­da durante estos años y que ahora deben pagar. Un cóctel que está golpeando seriamente al que Zapatero calificó como «el sistema financiero más sólido del mundo».

Nozar, otrora flamante inmobiliaria de la familia Nozaleda, está troceando su imerio -que va de la promoción a los hoteles, del agua (Aguas de Panticosa) al vino (Enate), del descanso (Flex) a los centros comerciales-, y entregándolo a la banca acreedora, en compensación de créditos que jamás podrá saldar. Metrovacesa –otra de las inmobiliarias estrellas del boom de la construcción- sigue un camino similar. El consejero delegado ha puesto su cargo a disposición de los seis bancos acreedores, que se convertirán en los accionistas mayoritarios, dejando a la familia Sanahuja, fundadores y antiguos propietarios, sólo con el 20% del capital. Hace una década, los bancos vendieron las inmobiliarias. Era más rentable incrementar el crédito a la construcción –apropiándose a través de los intereses de una parte importante de las plusvalías generadas en pleno boom- que mantener la propiedad de las inmobiliarias. Ahora, el camino es inverso. Inmobiliarias, promotoras y constructoras son incapaces de devolver los préstamos, y los bancos, intentando recuperar la inversión o minimizar sus perdidas, entran en su capital o crean inmobiliarias propias para vender los pisos que se han quedado en prenda de las deudas impagadas. El agujero generado a la banca por el crack de la construcción es mayúsculo. El 65% de los créditos bancarios privados fueron concedidos a constructoras o inmobiliarias. A día de hoy, las inmobiliarias deben a los bancos 300.000 millones de euros. Y muy pocas de ellas van a ser capaces de pagarlos. Para financiar ese enorme incremento de los créditos a la construcción, los bancos españoles recurrieron sistemáticamente a pedir prestado a los bancos extranjeros. Acumulando una deuda con el capital extranjero valorada en medio billón de euros, seis veces su beneficio neto. Sólo en 2009, los bancos españoles acumulan vencimientos de deuda por valor de 75.557 millones de euros. Esta doble presión se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para la banca española, que está pasando de ser la envidia mundial a verse seriamente afectada por la crisis. Por primera vez, los bancos son los valores de la bolsa española que más caen. Desde octubre del año pasado, el Santander ha caído un 14,63%, el BBVA un 4,7%, Banesto un 27,85%, el Banco Popular un 15,21%… Pérdidas muy superiores al 12% de media del índice DJ Stoxx 600 –que agrupa a los principales bancos europeos-. El impacto del ladrillo y de los bancos en el Ibex, ha puesto al índice español a la cola de las bolsas europeas en 2009. Baja un 10%, frente a la caída del 5,52% en Londres, el retroceso del 8,25% en Francfort, y la pérdida del 6,84% en París. El “sistema financiero más sano del mundo” empieza a dar síntomas de grave enfermedad.

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