Las posiciones de la comunidad internacional ante Venezuela

Washington no ha logrado encuadrar al mundo en su ataque contra Venezuela. Las feroces presiones y maniobras de Washington han hecho que la mayor parte de los países que forman parte de la órbita estadounidense reconozcan a Guaidó, pero este bloque de gobiernos no representa ni de lejos a la mayoría de la “comunidad internacional”. Un nutrido grupo de naciones, la mayor parte procedentes del Tercer Mundo, se mantienen respetuosamente neutrales o siguen reconociendo al gobierno bolivariano.

¿Es cierto, como se dice, que “toda la comunidad internacional” está con EEUU en su acoso y derribo a Venezuela? Un vistazo rápido al mapa mundial desmiente esa afirmación.

Una mayoría de países del mundo ―la mayoría de los países africanos o asiáticos― han optado por mantener una posición neutra, velando por el principio de la no injerencia en los asuntos internos de otro país y llamando al diálogo. Entre ellos se encuentra la India, Vietnam, México o Uruguay (estos dos últimos siguen reconociendo a Maduro), pero también países de la órbita estadounidense, como Italia, Grecia, Arabia Saudita, Indonesia, Corea del Sur o Noruega. Sumados, representan cerca de 3.500 millones de habitantes, más de la mitad de la población mundial.

Encuadrados sin matices en la ofensiva de EEUU ―que incluye la posibilidad de una “opción militar” contra Venezuela― están los gobiernos proestadounidenses del “Grupo de Lima” (a excepción de México): Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú. También tradicionales vasallos estadounidenses, como Israel o Australia.

A este alineamiento, aunque con posiciones menos beligerantes, se ha sumado el gobierno de Ecuador de Lenín Moreno y una treintena de países de todo el mundo, entre ellos Japón, Ucrania o Suiza. En total, aunque con matices en la forma de intervenir, EEUU ha logrado sumar a unos 4o países, un 20% de las naciones reconocidas en el mundo. Representan a unos 1.200 millones de personas, un 16% de la población mundial.

Frente a ellos se han colocado 21 países que siguen reconociendo la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro. Naciones latinoamericanas como Bolivia, Nicaragua o Cuba. También importantes potencias emergentes: China, Rusia, Sudáfrica o Turquía. Sumados representan casi 1.900 millones de habitantes, una cuarta parte de la población mundial.

Rusia, además de ser un importante sostén financiero de Venezuela, es un socio militar cada vez más estrecho del gobierno bolivariano. En los últimos meses, las fuerzas armadas rusas y venezolanas han celebrado maniobras militares conjuntas, y Maduro estableció con el Kremlin acuerdos de inversión por más de 6.000 millones de dólares, además de un contrato para el mantenimiento y la reparación de armamento.

China es el mayor acreedor económico de Venezuela y un importantísimo socio comercial. La posición de Pekín, aunque más prudente que la rusa, llama a ambas partes a buscar una “solución política” y denuncia la intervención estadounidense. “El destino de Venezuela debería ser decidido por su propio pueblo”, editorializa el Global Times, órgano oficioso del gobierno de Pekín. “China apoya los esfuerzos del gobierno venezolano para salvaguardar su soberanía nacional, independencia y estabilidad, y se opone a la interferencia externa en los asuntos venezolanos”, ha dicho el portavoz de exteriores chino.

Más beligerante en su apoyo a Maduro se ha mostrado el presidente turco Erdogan, que no ha dudado en acusar a EEUU y a la UE de querer “derrocar al gobierno”, tal y como intentaron hacer con él mismo en el fallido golpe de Estado en Turquía en 2015. En un tono similar de denuncia se ha expresado Irán, otro aliado de Caracas en el plano internacional.

Dos posiciones y dos caminos frente a la crisis en Venezuela han concurrido en Uruguay, donde el gobierno del Frente Amplio ha organizado una cumbre para tratar de encontrar una salida a la grave situación política del país caribeño abierta tras la autoproclamación de Juan Guaidó como “presidente encargado”. Por un lado, la delegación europea, países que ya han reconocido a Guaidó y que exigen “elecciones presidenciales libres, transparentes y creíbles en el menor tiempo posible”. Por otro lado, los partidarios del llamado “mecanismo de Montevideo”, entre los que están Uruguay, México o Bolivia, que abogan por el diálogo “sin condiciones” entre el gobierno de Maduro y la oposición.

“Júntense, hablen y arreglen. Después si hay plebiscito, referéndum, elecciones y liberación de presos políticos, esas son cosas que deben acordar entre ellos. No es posible imponer desde fuera condiciones a un país que tiene las dificultades de Venezuela”, dijo el canciller uruguayo, Nin Novoa, representando la postura del ejecutivo del Frente Amplio que gobierna Uruguay.

El gobierno de Maduro ha agradecido las iniciativas que, como las de Montevideo, promueven el diálogo en Venezuela. En cambio, Juan Guaidó las ha rechazado reiterando que “la oposición venezolana no se va a prestar para ningún tipo de falso dialogo” que permita a Maduro ganar tiempo.

A pesar del “aislamiento imperial” decretado por Washington contra el gobierno de Maduro, el mundo ―que camina inexorablemente hacia un orden global multipolar, con el surgimiento de centros de poder emergentes opuestos al unilateralismo de EEUU― ofrece muchos más puntos de apoyo al ejecutivo bolivariano de los que desearía Donald Trump. Y muchos más de los que hubieran podido surgir hace pocas décadas.

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