SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Las pensiones con depresión

(…) hasta el propio Gobierno reconoce que es difícil que en esta legislatura pueda haber creación de empleo y consiguiente reducción del paro. Incluso, este mismo año espera un crecimiento del desempleo de 630.000 personas, aunque la última encuesta de población activa ya ha cubierto la mitad de esta cifra en el primer trimestre del ejercicio.

Ya he dicho en estas líneas alguna vez que la reforma laboral no funciona. Lejos de crear empleo, la atonía de la economía, la falta de créditos y el elevado endeudamiento del sector privado están llevando a las empresas a hacer despidos masivos, aprovechando la importante rebaja de las indemnizaciones que ha hecho el Ejecutivo.

Incluso, el último informe del Banco de España sobre la situación económica es sencillamente demoledor. El instituto acaba de alertar de que las empresas no están aprovechando la moderación o el descenso de los salarios para reducir los precios y ganar en competitividad. No es que el Banco de España no vea una luz al final del túnel, es que ni siquiera ve el túnel. Sin duda que el rescate de la UE va a exigir nuevos sacrificios.

No estamos ante una recesión, sino ante una depresión, que amenaza todos los pronósticos sobre la Seguridad Social en los próximos veinte años. Esa es la razón de que la OCDE recomiende retrasar la edad legal de jubilación más allá de los 67 años. En este contexto, es comprensible que, en su última comparecencia en la Comisión del Pacto de Toledo, Tomás Burgos advirtiese a la oposición de que, en estos momentos, la Seguridad Social no puede tolerar medidas que pueden ser muy populares, pero que tienen un impacto tremendo en los gastos. Por ejemplo, una subida acelerada de las pensiones de viudedad o la jubilación anticipada de los trabajadores que creen que tienen derecho a ello por el tipo de trabajo que hacen. De la misma forma que tampoco una depresión es el momento de hacer una rebaja de las cotizaciones sociales. Sería un disparate.

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