El pasado fin de semana del 9 y 10 de noviembre se ha iniciado otra oleada de movilizaciones por una vivienda digna y asequible. Esta vez ha sido en tres provincias de Andalucía -Cádiz, Málaga y Sevilla-, pero tienen ya previstas las siguientes en Barcelona, Burgos, Jerez y Oviedo, el 23 de noviembre; en Zaragoza, el día 30 de noviembre; en Salamanca, el primero de diciembre, y en Bilbao, el 14 de diciembre. Todas las plataformas y movimientos ciudadanos coinciden en que hoy existe una crisis de vivienda de proporciones gigantescas.
El 9 de noviembre, tres manifestaciones, en Sevilla, Málaga y Cádiz respectivamente -en Murcia y la de Albacete del día 10 fueron suspendidas en solidaridad con los afectados por la DANA en las comunidades valenciana y castellano-manchega-, que fueron convocadas por distintas plataformas ciudadanas, reivindicaron que la vivienda se considere un derecho esencial.
Los colectivos convocantes han reunido a un gran número de personas -en Málaga capital unas 30.000 personas, en Sevilla unas 35.000 y en torno a 4.000 en Cádiz- que, en un ambiente reivindicativo, han recorrido las calles denunciando el grave problema creciente para la población en general que es el acceso a la vivienda, sus altos precios tanto para la compra como para el alquiler, obligando al desplazamiento de la población de sus lugares habituales de vida.
Las pancartas claman
Muchas de las pancartas y los lemas reivindicativos de las distintas manifestaciones eran comunes, exigiendo el derecho vital a la vivienda, rechazando la expulsión de los vecinos de sus barrios y exigiendo viviendas dignas y asequibles. También denunciaban que se “convierte la vivienda en un negocio y se erosiona el tejido social”. Algunas formuladas con humor, “el alquiler por las nubes, pero no vivimos en el cielo” y “harta de que sobre mes al final del sueldo”. Otras expresadas con determinación, “la vivienda es un derecho, no un privilegio” y “si nos echan de los barrios, paramos la ciudad”.
Por ejemplo, ‘Sevilla para vivir’ -una de las organizaciones convocantes- declaraba que hay “una crisis de vivienda sin precedentes causada por la especulación, la mercantilización del suelo urbano y la turistificación”, todo lo cual consigue que “el derecho a la vivienda sea un auténtico privilegio y no un derecho”. E insistía en que “el derecho a la vivienda sostiene otros derechos fundamentales como el de la salud física y mental y a la educación”, porque “la vivienda es un eje fundamental para garantizar la vida digna”.
Y ‘Cádiz resiste’ afirmaba que “o cambiamos el sistema o nos quedamos sin vivienda”, y “vivienda social, sin dejar a nadie atrás”.
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Los datos duelen
En Málaga se ha pasado de 25.000 viviendas y apartamentos de uso turístico en 2018 a casi 73.000 en 2024. Málaga es hoy una de las ciudades con los alquileres más altos de España y la segunda ciudad con el suelo más caro; solo en los tres primeros trimestres de 2024 ha subido un 20%. En la Región de Murcia hay unas 100.000 casas desocupadas, cuya salida al mercado haría bajar los precios del alquiler. Cádiz es en la que más se han reducido los alquileres de larga duración en la última década.
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Las alternativas resuenan
Entre las exigencias comunes están la declaración de zonas tensionadas para fijar unos precios máximos a los alquileres, el incremento del parque público de viviendas en todos los barrios, las garantías legales para que en ningún caso se produzcan desalojos sin alternativa habitacional, y que se recuperen las viviendas públicas enajenadas a fondos buitre o en manos de la SAREB. Asimismo, rechazan la propuesta del bono joven, porque terminará siendo un mecanismo de transferencia de dinero público a bolsillos privados.