«Desde el punto de vista geoeconómico, existe una híbrida multipolaridad entre el G-7, en descenso dramático (debido a su enorme deuda impagable), y el BRIC, en ascenso irresistible (principal ahorrador del mundo tanto en su tenencia de reservas de divisas como en la posesión de fondos soberanos de riqueza). El G-7 y el BRIC forman parte de las principales economías globales del G-20 a quien EU y Gran Bretaña (GB) han ungido con el disfuncional liderazgo de la gobernación mundial.»
En medio de la exacerbación de la guerra de las divisas –que alertamos remonitoriamente un mes antes– y en vísperas de la cuarta cumbre del G-20 en Seúl (Corea del Sur), sus ministros acordaron una reforma histórica del FMI, donde el BRIC formará parte de sus 10 principales accionistas. Pese al notable ascenso de India y China en el seno organizativo del FMI, todavía comporta dos aberraciones discriminativas: China, hoy segunda superpotencia geoeconómica mundial, ostenta solamente 3.65% del voto frente a Japón, con 6.01%, y EU, con 17.67%. El voto de EU constituye un veto de facto ya que en las decisiones cruciales se requiere una inalcanzable súper mayoría de 85%. ¿Quién se atreverá a quitarle a EU su veto en el FMI? (LA JORNADA) DIARIO DEL PUEBLO.- La globalización compele a los países a consolidar su poderío político y militar, para proteger sus intereses económicos en la arena internacional. Según China se integra cada vez más a la economía mundial, el país se ve forzado a defender sus intereses marítimos. China se hace cada vez más dependiente de sus importaciones de petróleo, que en la actualidad constituyen un tercio de su consumo total del crudo. Pero por ahora, las fuerzas marítimas de China, totalmente aventajadas por la Marina de Guerra de EEUU, no pueden proteger con eficacia sus principales corredores marinos, lo que significa que la seguridad de los suministros de petróleo de China es comparativamente débil. México. La Jornada Las limitaciones geopolíticas del BRIC Alfredo Jalife-Rahme Durante el Congreso Internacional 1a Jornada de Vanguardia Científica que se celebró en la UAM-Xochimilco, su comité organizador –integrado por los doctores Lilia Benavides, Heinz Dieterich y Ana Teresa Gutiérrez del Cid– me invitó a participar, al unísono de distinguidos diplomáticos y académicos internacionales, en el panel El ascenso del BRIC en el sistema mundial y sus implicaciones para la paz mundial. El acrónimo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), un muy laxo bloque geoeconómico, fue acuñado por el británico Jim O’Neill, economista en jefe del vilipendiado Goldman Sachs –uno de los bancos de Wall Street que provocaron la crisis financiera global, según el libro Los trece banqueros, del británico Simon Johnson, anterior economista en jefe del FMI. Antes del BRIC se había gestado el concepto geoestratégico del triángulo RIC (Rusia, India y China, sin Brasil), formulado por el ruso Evgueny Primakov para detener el irredentismo de la OTAN y la Unión Europea (UE) en la periferia inmediata de la balcanizada Rusia. El verdadero impulsor del BRIC fue el entonces presidente ruso Vladimir Putin. La idea de O’Neill en 2001 era meramente economicista y carente de la influencia geopolítica (sobre todo regional) que ha adquirido el BRIC 10 años más tarde en las esferas respectivas de influencia de cada uno de los integrantes del gigante geoeconómico: hoy, primer lugar del PIB global (23.56%) que desbancó a la UE (20.72%) y a EU (20.37%), según datos de la CIA 2009. Desde el punto de vista geoeconómico, existe una híbrida multipolaridad entre el G-7, en descenso dramático (debido a su enorme deuda impagable), y el BRIC, en ascenso irresistible (principal ahorrador del mundo tanto en su tenencia de reservas de divisas como en la posesión de fondos soberanos de riqueza). El G-7 y el BRIC forman parte de las principales economías globales del G-20 a quien EU y Gran Bretaña (GB) han ungido con el disfuncional liderazgo de la gobernación mundial. Desde el punto de vista geoestratégico, se ha acentuado la bipolaridad nuclear entre EU y Rusia, con China en un tercer lugar todavía muy distante, lo cual ha dejado huérfana a Europa en el camino (ver Bajo la Lupa, 24/10/10). En las geofinanzas perdura la unipolaridad del dólar estadunidense que sigue siendo la peor de las divisas con excepción de las demás, y que todavía no sabe ni puede sustituir creíblemente al BRIC –en forma individual o colectiva–, quien llegó a sopesar la viabilidad de una divisa BRIC sin mucha convicción. Es en el rubro geofinanciero donde resalta una de las vulnerabilidades del muy laxo bloque cuatripartita que aboga, sin mucho éxito, por el fin del dólar estadunidense como la divisa de reserva mundial. El mas reciente Índice de Desarrollo Financiero (del Foro Económico Mundial de Davos) coloca al G-7 en los primeros lugares, mientras el BRIC detenta sitiales muy mediocres que no corresponden con su grandeza geoeconómica, lo cual refleja todavía el caduco orden mundial unipolar del auge financierista anglosajón. En medio de la exacerbación de la guerra de las divisas –que alertamos premonitoriamente un mes antes– y en vísperas de la cuarta cumbre del G-20 en Seúl (Corea del Sur), sus ministros acordaron una reforma histórica del FMI, donde el BRIC formará parte de sus 10 principales accionistas. Pese al notable ascenso de India y China en el seno organizativo del FMI, todavía comporta dos aberraciones discriminativas: China, hoy segunda superpotencia geoeconómica mundial, ostenta solamente 3.65% del voto frente a Japón, con 6.01%, y EU, con 17.67%. El voto de EU constituye un veto de facto ya que en las decisiones cruciales se requiere una inalcanzable súper mayoría de 85%. ¿Quién se atreverá a quitarle a EU su veto en el FMI? El papel del BRIC en el FMI será de orden secundario, en imagen y semejanza a su rol timorato en el G-20, donde predomina el viejo orden mundial anglosajón que solamente proporciona migajas para atenuar los daños pero sin ceder el control de los organismos internacionales. The People’s Daily (26/10/10) digiere a regañadientes el inicial pequeño paso en el proceso de reforma monetaria y financiera global que deberá profundizarse y cuyas cuotas de votos en el FMI deberán ser sopesadas científicamente como reflejo del nuevo orden multipolar, que incluya la abolición del poder de veto. Tres del bloque geoeconómico cuatripartita del BRIC son potencias nucleares, con excepción de Brasil (cuyo vice-presidente, José Alençar Gomes da Silva, coqueteó con la posesión de una bomba nuclear –Bajo la Lupa, 30/09/09), pero no han integrado ninguna alianza propiamente militar y no necesariamente tienen los mismos aliados y adversarios. La consustancial híper-complejidad de la multipolaridad (re)clama traslapes creativos y ostenta consolidadas regionalizaciones con sus respectivas esferas de influencia. Hoy se actúa regionalmente y se piensa globalmente. Entre los críticos severos del BRIC se encuentra Henry Kissinger, quien juzga que carece de la capacidad de actuar en conjunto como un bloque coherente ni para excluir a EU, menos para confrontarle (The Washington Note, 23/04/10). Durante la octava Revisión Estratégica Global del británico Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, Kissinger abordó en Ginebra Los cambios de poder y la seguridad (10/09/10). Sustenta que existen muchas fracturas tectónicas en el mundo, mientras desecha la compartamentalización del orden internacional en un sistema de hegemonías regionales, cuando la relación entre EU y China es un elemento esencial para el orden internacional. Abulta la dislocación interna de China y no aborda siquiera la ominosa descomposición doméstica de EU. China desarrolló la súper computadora más veloz del mundo (TNYT, 28/10/10), pero mas allá de los desafíos de las nuevas tecnologías (nanotecnología, robótica y genoma), el BRIC exhibe una disparidad aparatosa en su rápida adopción, como demuestra el ranking porcentual de las primeras 500 súper computadoras, donde el liderazgo de EU es descomunal: 1. EU (56.4%); 2. GB (7.6%); 3. Francia (5.4%); 4. China (4.8%); 5. Alemania (4.8%); 6. Japón (3.6%); 7. Rusia (2.2%); en un alejado doceavo lugar aparece India (1%). Lo que hemos denominado el caostán, que detonó la dupla anglosajona en las fronteras euroasiáticas del RIC, tiene como finalidad si no su balcanización individual, por lo menos la contención de China. Las limitaciones geopolíticas del BRIC son más evidentes desde el oceáno Índico hasta el Mar del Sur de China y el mar Amarillo, donde se ha intensificado la confrontación entre China y Japón. Una de las pruebas superlativas de la cohesión geoeconómica del BRIC radica(rá) en las nuevas alianzas regionales de cada uno de sus miembros, como la que acaba de celebrar India con Japón, adversario incremental de China. Mediante sus alianzas con India y Japón, ¿buscan EU y GB la temprana balcanización del BRIC, con apenas dos años de bautizo formal? LA JORNADA. 31-10-2010 China. Diario del Pueblo El poder naval es crucial para China Zhang Wenmu La globalización compele a los países a consolidar su poderío político y militar, para proteger sus intereses económicos en la arena internacional. Según China se integra cada vez más a la economía mundial, el país se ve forzado a defender sus intereses marítimos. China se hace cada vez más dependiente de sus importaciones de petróleo, que en la actualidad constituyen un tercio de su consumo total del crudo. Pero por ahora, las fuerzas marítimas de China, totalmente aventajadas por la Marina de Guerra de EEUU, no pueden proteger con eficacia sus principales corredores marinos, lo que significa que la seguridad de los suministros de petróleo de China es comparativamente débil. La historia moderna nos enseña que las naciones garantizaron el control sobre las principales rutas marítimas de transporte, como forma de asegurarse una posición más ventajosa en términos de desarrollo económico. Después de la revolución industrial en Gran Bretaña, surgió un mercado global que asignó recursos y capital a escala mundial. La prosperidad nacional comenzó a depender del acceso a los mercados y materias primas internacionales. Los países recién industrializados se convirtieron en grandes potencias después de que acumularan rápidamente poderío naval y lucharan por dominar el mar, lo cual se tradujo en un impulso a su desarrollo económico. La dinastía Qing sufrió una aplastante derrota en la guerra naval contra las potencias imperialistas de ultramar, por lo que transitó hacia un período de decadencia y posterior desaparición. Por el contrario, Estados Unidos dedicó ingentes recursos a acumular su poderío naval, sobre el cual descansó expansión de ultramar. DIARIO DEL PUEBLO. 1-11-2010