Sus guerras, nuestro saqueo

Las guerras secretas de Obama

La continuidad de las polí­ticas de seguridad nacional de Obama con las de su predecesor, George Bush, tienen su correlato imprescindible en la necesidad de seguir aumentando la deuda pública norteamericana para financiar un aparato militar y de inteligencia cuyas demandas no dejan de crecer. Todos sabemos de la intención de Obama de retirar las tropas de Afganistán a partir de 2012, pero muy pocos conocen que tiene abiertas no menos de seis guerras encubiertas de «baja intensidad» en otros tantos paí­ses.

Los estrategas de Bush lo llamaron el “arco de inestabilidad”. Un conjunto de varias decenas de  países, desde el golfo de Guinea en África Occidental hasta el Asia Central, pasando por el cuerno de África y Oriente Medio, muchos de ellos coincidentes con las zonas principales de extracción y reservas petrolíferas del planeta.
 
Un número sorprendentemente alto de estas naciones viven distintos tipos de crisis. Y en cada uno de ellos –desde Nigeria o Argelia hasta Yemen o Pakistán– Washington está involucrado militarmente, de forma abierta o encubierta, en guerras declaradas o en lo que es presentado como misiones humanitarias y de paz.
 
En ellos, el Pentágono y los servicios de inteligencia de EEUU también están ejecutando operaciones encubiertas de las fuerzas especiales y de espionaje, lanzando ataques de aviones teledirigidos, construyendo bases y cárceles secretas, entrenando, armando y financiando a fuerzas militares locales, y participando en toda otra serie de actividades militares (o militarizadas) hasta completar lo que no puede considerarse sino como una guerra a gran escala. Probablemente no haya una sola nación del “arco de inestabilidad” en la que EEUU no esté de alguna manera involucrado militarmente.
 
El Gran Oriente Medio
Al desatar la guerra de Irak, el proyecto de Bush buscaba el dominio militar sobre ese gran arco que denominaron como el Gran Oriente Medio. La grandilocuente retórica militarista de Bush ha desaparecido de los discursos de Obama, pero lo cierto es que en la proyección del poder militar norteamericano sobre la región, Obama está superando a su predecesor.
 
Además de librar más guerras en las naciones del “arco de inestabilidad, Obama ha ordenado el envío y asentamiento de un mayor número de tropas de operaciones especiales en la región, ha vendido, o negociado, grandes cantidades de armas y, sin dejar de construir y expandir bases militares a un ritmo vertiginoso, ha incrementado la capacitación y el armamento de un gran número de fuerzas militares y de seguridad locales.

Documentos del Pentágono e informaciones periodísticas indican que no hay un solo país en el arco en el que militares de EEUU y miembros de las agencias de inteligencia no estén activos.

Tras los atentados del 11-S, el entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld proclamó que EEUU se había embarcado en “un gran esfuerzo de múltiples direcciones que probablemente se extiende por 60 países”.

Ha sido la administración de Obama, sin embargo, la que ha adoptado un concepto mucho más completo y se ha comprometido en la región, incluso de manera más amplia. El año pasado, el Washington Post informaba que EEUU tenía desplegadas fuerzas de operaciones especiales en 75 países, desde Sudamérica hasta Asia Central.
 
Sólo unos meses después, el portavoz del Comando de Operaciones Especiales, el coronel Tim Nye, confirmaba que, efectivamente, las tropas de elite de Estados Unidos están ya trabajando en 70 países, pero que el total previsto para finales de este año será de alrededor de 120 países.

EEUU mantiene ahora mismo seis guerras en naciones del “arco de inestabilidad”: Afganistán, Irak, Libia, Pakistán, Somalia y Yemen. Cuenta con personal militar desplegado en muchos más Estados del arco, como por ejemplo Argelia, Bahrein, Yibuti, Egipto, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Marruecos, Omán, Pakistán, Qatar, Arabia Saudita, Túnez y los Emiratos Árabes Unidos.

«Obama quiere retirarse de Afganistán, pero mantiene 6 guerras encubiertas en otros tantos países» De todos ellos, EEUU cuenta con bases militares en Afganistán, Bahrein, Yibuti, Scheylles, Irak, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, mientras se sabe que la CIA construye una base secreta en algún lugar de la región para su uso por aviones no tripulados para las guerras en Yemen y Somalia. También se utilizan las instalaciones existentes en Yibuti, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos para los mismos fines, y opera en una base clandestina en Somalia, donde recluta agentes locales y lleva a cabo la capacitación militar de fuerzas del país.

Además de sus propios esfuerzos militares, la administración Obama también ha organizado una vasta red de venta de armas a los regímenes de los Estados del arco en el Medio Oriente, entre ellos Bahrein, Egipto, Irak, Jordania, Kuwait, Marruecos, Arabia Saudita, Túnez, los Emiratos Árabes Unidos y Yemen. Se instruye y educa políticamente a través del Departamento de Estado, que cada año “recluta” a 7.000 estudiantes de países del arco para su adoctrinamiento en las universidades norteamericanas, y se capacita militarmente a las fuerzas locales con los programas de Educación Militar Internacional del Pentágono.
 
Encubierto pero letal
Con ser tan amplio el listado de lugares donde EEUU despliega sus tropas, su actividad no se reduce a ellos.
 
El año pasado se supo que equipos clandestinos de operaciones especiales de EEUU habían sido autorizados para ejecutar misiones dentro de Irán. Recientemente, el Wall Street Journal revelaba una serie de “operaciones secretas en la frontera entre Irán e Irak” realizadas por militares de EEUU y una campaña de operaciones encubiertas de la CIA supuestamente destinadas a frenar el contrabando de armas iraníes a Irak.
 
A finales del pasado mes de mayo, el gobierno iraní anunciaba la detención de 30 miembros de una red de espionaje de la CIA en su país. Los agentes de los servicios secretos estadounidenses trataban de reclutar a ciudadanos iraníes ofreciéndoles visados, la promesa de un permiso de residencia en Estados Unidos, trabajo o visados de permanencia temporal para realizar estudios.
 
Utilizando las embajadas y los consulados de varios países, especialmente de Emiratos Árabes Unidos, Malasia y Turquía, la red buscaba así recabar núcleos de información en los centros científicos y universitarios iraníes con el fin de obtener datos sobre las actividades nucleares, aeronáuticas, de defensa y biotecnología del gobierno iraní, así como información detallada de oleoductos, gaseoductos, redes eléctricas y de telecomunicaciones, aeropuertos, transportes y bancos.
 
En Yemen, durante mucho tiempo el apoyo –en forma de ayuda, entrenamiento militar y armas, así como periódicos ataques terrestres o aéreos– al dictador Ali Abdullah Saleh, ha llevado a una relación especial y privilegiada entre los militares de EEUU y las tropas de elite de Yemen, que están comandadas por los familiares más cercanos de Saleh.
 
Desde que estallaron las revueltas en el país, a raíz de la primavera árabe, estas unidades han sido fundamentales para reprimir la lucha por la libertad, disparando indiscriminadamente contra los manifestantes y arrestando a los oficiales disidentes que rechazaban las órdenes de disparar contra civiles desarmados.
 
Las operaciones del Pentágono en Yemen incuso se han duplicado desde que empezaron las revueltas, hace ya más de medio año. Con el apoyo de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita, la CIA ha estado movilizando a agentes locales, así como desplegando una vasta y letal campaña de aviones no tripulados dirigido contra militantes islámicos, reales o supuestos. El ejército norteamericano lleva a cabo allí sus propios ataques aéreos, ha enviado más instructores para trabajar con las fuerzas locales, mientras que equipos estadounidenses clandestinos realizan  misiones letales, a menudo junto a sus fuerzas aliadas de Yemen.
 
Ellos dominan, nosotros pagamos
Todo este ingente despliegue de operaciones militares y misiones de las unidades especiales y los servicios de inteligencia –y no sólo Irak y Afganistán– es la razón que explica por qué en todos los años de la administración Obama, el presupuesto de Defensa –y los distintos apartados a él vinculados, aunque repartidos en los presupuestos de otros departamentos– no ha dejado de aumentar.
 
«La administración Obama no ha dejado de aumentar el presupuesto de Defensa» Si añadimos a esto el dinero de los rescates a bancos  monopolios y los planes de estímulo, tendremos una visión de conjunto que permite entender por qué EEUU lleva cuatro años consecutivos con un déficit público del 10%, por qué su colosal grado de endeudamiento es la madre de todas las crisis y turbulencias económicas que azotan el planeta y por qué Washington está obligado a incrementar constantemente los tributos y el saqueo a los que somete a los países bajo su dominio.
 
Si Obama urge públicamente a Europa a resolver su “crisis de deuda” –lo cual es ya de por sí paradójico viniendo del máximo dirigente de un país cuya deuda pública alcanza más del 600% de su PIB–, si llama a Zapatero a horas intempestivas para obligarle a aplicar un draconiano plan de ajuste o envía a su secretario del Tesoro a dar órdenes tajantes a los ministros de economía de la zona euro es sencillamente porque cubrir los enormes gastos que implica el mantenimiento de su hegemonía político-militar requiere que los países sometidos a su dominio, como Estados vasallos y tributarios, corramos con unos gastos que la declinante economía de la superpotencia no es capaz de sufragar por sí misma.
 
A través de los opacos circuitos del sistema bancario, monetario y financiero internacional, los cada vez más elevados intereses que países como el nuestro, Italia, Portugal o Grecia tenemos que pagar, acaban de una u otra manera, sirviendo para sostener económicamente el monstruoso aparato militar, de seguridad e inteligencia de EEUU. A usted y a mí nos rebajan el sueldo, nos recortan la pensión o nos suben los impuestos, porque somos nosotros los que tenemos que pagar las guerras encubiertas y la vertiginosa expansión de las bases militares yanquis en “el arco de inestabilidad”.
 
La doctrina Carter
En su último discurso sobre el estado de la Unión en 1980, el Presidente Carter calificó el libre flujo de petróleo del Golfo Pérsico como un «interés vital» de Estados Unidos y declaró que Washington podría utilizar «cualquier medio necesario, incluida la fuerza militar» para defender ese interés.
 
Para aplicar esta política, conocida desde entonces como la «Doctrina Carter», estableció el Comando Central del Departamento de Defensa de EEUU ( el USCENTCOM) para supervisar las operaciones militares de EEUU en la zona del Golfo y construyó una importante infraestructura de bases militares en la región. Más tarde, sus sucesores en la Casa Blanca citarían la Doctrina Carter como base para las operaciones de combate de EEUU durante la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, la guerra en Afganistán en 2001 y la invasión de Irak en 2003.
 
Posteriormente, en 2007, el secretario de Defensa de Bush, el siniestro Donald Rumsfeld, crearía el Mando África o AFRICOM, responsable de las operaciones militares de EEUU en todo el continente africano a excepción de Egipto.
 
EEUU construye en secreto bases aéreas en África y la península arábiga
Craig Whitlock y Greg Miller


La administración Obama está reuniendo una constelación de bases secretas de aviones no tripulados para operaciones de lucha contra el terrorismo en el Cuerno de África y la Península Arábiga (…)
 
Una de las instalaciones está establecida en Etiopía, (…) Otra base en las Seychelles, un archipiélago en el Océano Índico (…) Los militares de EEUU también ha hecho volar aviones no tripulados en Somalia y Yemen desde bases en Djibuti, un pequeño país de África en el cruce del Mar Rojo y el Golfo de Adén. Además, la CIA está construyendo una pista de aterrizaje secreta en la Península Arábiga, desde la que pueda desplegar aviones no tripulados armados hacia Yemen (…)
 
Se sabe que aviones no tripulados (descritos por los militares como «cazadores-asesinos», ya que pueden ser equipados con misiles Hellfire y bombas guiadas por satélite) han sido utilizados para llevar a cabo ataques mortales en al menos seis países: Afganistán, Irak, Libia, Pakistán, Somalia y Yemen (…)
 
El objetivo en la construcción de una constelación de bases en el Cuerno de África y la Península Arábiga, es la creación de círculos superpuestos de vigilancia (…) para tener una mayor cobertura geográfica, una mayor influencia sobre los países de la región y mecanismos de seguridad (…)
THE WASHINGTON POST. 21-9-2011
 
El comandante en jefe encubierto
David Ignatius


Es una anomalía interesante de la presidencia de Barack Obama que este demócrata liberal, conocido antes de las elecciones de 2008 por sus opiniones contra la guerra, haya estado tan cómodo organizando las guerras secretas de Estados Unidos.

El estilo de liderazgo de Obama –y la continuidad de sus políticas de seguridad nacional con las de su predecesor, George W. Bush– ha dejado a amigos y enemigos cavilando (…)

Obama ha devorado inteligencia desde el día en que asumió el cargo: ha acelerado el ritmo de los ataques de aviones teledirigidos Predator en Pakistán a partir de 2009. Estuvo de acuerdo con la atrevida incursión en Abbottabad que mató a Osama bin Laden el 2 de mayo. Antes de los discursos más importantes, como el famoso discurso de El Cairo en abril de 2009, incluso ha pedido el asesoramiento de analistas de inteligencia (…)

Otro signo de la predilección de Obama por el mundo secreto fue su decisión de designar a David Petraeus como director de la CIA. El presidente parecía deseoso de poner las operaciones de inteligencia y paramilitares bajo el mando del comandante militar más famoso de la nación, a medida que él retira tropas uniformadas de Irak y Afganistán (…)

Hay una seducción en el mundo secreto, que durante generaciones ha cautivado a los presidentes y sus asesores. Es más fácil tirar de las palancas en la oscuridad, tocando las teclas de lo que un funcionario de la CIA una vez llamó la «Poderosa Pianola» de la acción encubierta (…)

THE WASHINGTON POST. 11-9-2011

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