«Las empresas cotizadas han logrado mejorar sus resultados en comparación a ejercicios anteriores dado el control de gastos que, la gran mayoría ha tenido que poner en marcha para atenuar el impacto de la crisis. De esta manera, las empresas han logrado dar un impulso a los resultados pese a que los ingresos han crecido de forma más moderada respecto al primer semestre del año. Eso sí, han logrado mantener el tipo y esquivar los malos resultados gracias a la diversificación y a la internacionalización de sus negocios.»
En este resumen de los nueve rimeros meses, el buen comportamiento, en general, del sector empresarial contrasta con los descensos generalizados de la Bolsa española. El Ibex 35 acumula retroceso del 13,3% desde que comenzó el ejercicio. El continuo, por su parte, pierde un 14,7%. (CINCO DÍAS) EL PAÍS.- A pesar de que las primas de riesgo se han moderado, la estabilidad económica y financiera de la zona euro sigue sometida a la intensa presión de la crisis irlandesa. Solo razones políticas explican que Irlanda no haya invocado todavía el Fondo de Rescate Europeo, pero la intervención es prácticamente inevitable y sería deseable, además, que fuera urgente. Y lo que más urge es proceder a una recapitalización de los bancos irlandeses. Pero el desorden no se limita a Irlanda; ha contagiado a Portugal, perjudica a Grecia, a quien Eurostat ha descubierto un déficit superior al previsto, y amenaza con contaminar a España si las autoridades españolas no gestionan el nuevo episodio de crisis con la debida competencia. EL CONFIDENCIAL.- La crisis de Irlanda y, en menor medida, Portugal, le puede salir cara a España. Están en juego, en concreto, unos 130.000 millones de euros. O lo que es lo mismo, cerca del 13% del producto interior bruto (PIB). Esa es la cantidad que deben a España las dos economías amenazadas ahora por los mercados financieros. Al contrario que en Grecia, donde los intereses españoles eran irrelevantes, en esta ocasión se trata de países con fuertes lazos económicos y financieros. En particular Portugal, donde España es acreedora por 110.000 millones de euros. Economía. Cinco Días Las empresas cotizadas ganan un 21,5% más en nueve meses G. S. V. / C .G. B. / A. O. Es pronto para echar las campanas al vuelo, pero los resultados de las empresas del mercado continuo durante los nueve primeros meses del ejercicio invitan a afrontar el cierre del año con ligero optimismo. Las compañías cerraron los tres primeros trimestres con un repunte del 21,5% del beneficio, un avance considerable frente al incremento del 5,4% con que cerraron el primer semestre. En este resumen de los nueve primeros meses hay ausencias, como la de Inditex, ya que la textil gallega no presenta resultados hasta el próximo 15 de diciembre. El buen comportamiento, en general, del sector empresarial contrasta con los descensos generalizados de la Bolsa española. El Ibex 35 acumula retroceso del 13,3% desde que comenzó el ejercicio. El continuo, por su parte, pierde un 14,7%. A tenor de esta evolución, las empresas cotizadas han logrado mejorar sus resultados en comparación a ejercicios anteriores dado el control de gastos que, la gran mayoría ha tenido que poner en marcha para atenuar el impacto de la crisis. De esta manera, las empresas han logrado dar un impulso a los resultados pese a que los ingresos han crecido de forma más moderada respecto al primer semestre del año. Eso sí, han logrado mantener el tipo y esquivar los malos resultados gracias a la diversificación y a la internacionalización de sus negocios. Sin embargo, de cara al próximo año las compañías españolas van a tener que afrontar nuevos retos. Por ejemplo, en el mercado continuo sigue habiendo 29 compañías que han cerrado los tres primeros trimestres en rojo, si bien esta cifra es menor a las 38 que concluyeron en pérdidas el mismo periodo del ejercicio anterior. Además, destaca el incremento de las materias primas que afectará por ejemplo a las empresas de alimentación. Es el caso de Ebro, una de las recién llegadas al selectivo Ibex. Por sectores, el inmobiliario ha sido uno de los más perjudicados por el impacto de la crisis y las dificultades a la hora de conceder nuevas hipotecas. Las inmobiliarias cotizadas han registrado unas pérdidas netas conjuntas por valor de 922,2 millones de euros, según cálculos realizados por Europa Press. Una cifra que supone una reducción del 54,8% respecto a los números rojos contabilizados en el mismo periodo de 2009. CINCO DÍAS. 16-11-2010 Editorial. El País Miedo al contagio A pesar de que las primas de riesgo se han moderado, la estabilidad económica y financiera de la zona euro sigue sometida a la intensa presión de la crisis irlandesa. Solo razones políticas explican que Irlanda no haya invocado todavía el Fondo de Rescate Europeo, pero la intervención es prácticamente inevitable y sería deseable, además, que fuera urgente. Y lo que más urge es proceder a una recapitalización de los bancos irlandeses, que Dublín no puede afrontar. Por ello, la propuesta de la Comisión es proceder a una salvación rápida del sistema financiero irlandés y recuperar así, con un coste elevado pero medido, una parte de la confianza de los mercados. Pero el desorden no se limita a Irlanda; ha contagiado a Portugal, perjudica a Grecia, a quien Eurostat ha descubierto un déficit superior al previsto, y amenaza con contaminar a España si las autoridades españolas no gestionan el nuevo episodio de crisis con la debida competencia. Actuar con competencia significa aceptar que existen probabilidades de contagio. Las autoridades portuguesas admitieron ayer que Lisboa podría verse obligada a recurrir al Fondo de Rescate, porque la presión de los mercados no reacciona ante las meras declaraciones de intenciones. Los ministros de Economía de la zona euro se enfrentan hoy a una situación compleja, porque en interés de la moneda común deben recomendar a Irlanda que acelere la petición de ayuda, al menos para los bancos, y porque la economía portuguesa se precipita hacia una situación parecida. Hoy, como cuando empezó el proceso fatal que acabó con la intervención de Grecia, no basta con decir que "España no es Irlanda". No lo es, entre otras razones, porque la prima de riesgo en España ronda los 200 puntos básicos y la irlandesa supera los 600. Pero con cada episodio de crisis el diferencial de deuda estabilizado después de la vorágine es superior al anterior. La prima de riesgo no ha vuelto a los 100 puntos básicos después del repunte de la primera crisis ni a los 150 puntos después de la segunda. Y esta situación refleja el recelo latente de los inversores y encarece el coste de financiación de las empresas. La situación de España es delicada, aunque esté todavía lejos del abismo. Su solvencia financiera depende de los planes de ajuste, de las reformas a medio camino (en especial de la reforma del sistema financiero, que debe sustanciarse de inmediato) y de las expectativas de crecimiento económico, porque es la condición imperativa para reducir el paro y el déficit. La recuperación es difícil cuando la financiación de la economía se encarece constantemente debido al recelo de los inversores. De ahí que la gestión política tenga que ser muy cuidadosa; debería evitarse cualquier gesto que implique que los recortes del gasto no se respetarán, cualquier indicio de que la reforma financiera no se cerrará a tiempo, o cualquier sugerencia de que las reformas laboral y de las pensiones quedarán aplazadas. Pero, desgraciadamente, esta última torpeza ya se ha cometido. EL PAÍS. 16-11-2010 Deuda. El Confidencial España se juega 130.000 millones de euros en Irlanda y Portugal C. Sánchez La crisis de Irlanda y, en menor medida, Portugal, le puede salir cara a España. Están en juego, en concreto, unos 130.000 millones de euros. O lo que es lo mismo, cerca del 13% del producto interior bruto (PIB). Esa es la cantidad que deben a España las dos economías amenazadas ahora por los mercados financieros. Al contrario que en Grecia, donde los intereses españoles eran irrelevantes, en esta ocasión se trata de países con fuertes lazos económicos y financieros. En particular Portugal, donde España es acreedora por 110.000 millones de euros. Se trata de una cantidad verdaderamente importante de la cual -según datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés)- unos 70.000 millones de euros han sido generados por el sector privado no bancario. El resto lo adeudan el sector público y las entidades financieras portuguesas. Los datos del BIS ponen de relieve que la exposición española a Portugal es, de largo, la más importante entre los países de la eurozona (el doble que Francia o Alemania). Algo que es coherente con sus tradicionales relaciones comerciales. El sector privado español ha financiado buena parte del desarrollo portugués durante los últimos años. En el caso de Irlanda, el antiguo ‘tigre celta’ debe a España cerca de 20.000 millones de euros, de los que la mayor parte son del sector privado. La integración del mercado de bonos europeo tras el nacimiento de la moneda única explica en buena medida que los inversores decidieran diversificar sus riesgos, pero esa estrategia también conlleva peligros, como se ha puesto de manifiesto en los últimos meses. Esta enorme exposición a lo que suceda en Portugal o Irlanda -al margen de la situación interna- puede explicar en parte los ataques contra España, cuya prima de riesgo soberano se relajó ayer algo, hasta situarse por debajo de los 200 puntos básicos. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que según datos del BIS, la exposición de la banca europea a España ascendía hasta el pasado 30 de junio a 727.000 millones de euros. De esa cantidad, las dos terceras partes se adeuda a acreedores de Francia y Alemania: 248.000 millones de euros en el primer caso y 202.000 millones en el segundo. Los mercados están descontando que tanto como Portugal como Irlanda no sean capaces de pagar sus deudas, y por eso piden mayor rentabilidad para comprar sus emisiones. De ahí que muchos inversores hayan dado por hecho que habrá reestructuración financiera. Y eso significa que los bonistas sólo podrán recuperar con un descuento difícil de evaluar. Pero descuento al fin y al cabo. Dos países en apuros La situación económica de ambos países es verdaderamente angustiosa. En el caso de Irlanda por culpa de su quebrado sistema financiero, que ha obligado a Dublín a capitalizar sus tres principales bancos por una cantidad desmesurada. Nada menos que 31.000 millones de euros, de los que 25.300 millones irán a parar al quebrado Anglo Irish Bank. Esto supone que el déficit público en 2010 se disparará hasta un increíble 32%, frente al 14,4% anunciado ayer por Bruselas para el año 2009. Para hacerse una idea de lo que significan esas cifras hay que tener en cuenta que lo inyectado por los poderes públicos representa casi el 20% del PIB de Irlanda. O lo que es lo mismo, es como si el Gobierno español hubiera tenido que destinar unos 200.000 millones a salvar el sistema financiero. El problema básico de Irlanda -salvando las distancias en cuanto al tamaño de las economías- es muy parecido al de España, toda vez que su abultado déficit público no tiene sólo que ver con un aumento de los gastos, sino también con la escasa capacidad del Estado para recaudar. En concreto, los ingresos representan apenas el 34,5% del PIB, dos décimas menos que España, cuando sus gastos rozan el 49% del producto interior bruto. Su deuda pública –año 2009 y antes del saneamiento de su sistema financiero- se situaba en el 65,5% del PIB, frente al 53,2% de España. Ese 34% de ingresos respecto del PIB supone diez puntos menos que la media de la eurozona, lo que da idea de las dificultades del Gobierno irlandés para recaudar y enderezar su maltrecha situación fiscal. EL CONFIDENCIAL. 16-11-2010 Opinión. La Vanguardia El cabezudo etnicista Enric Juliana Julià de Jódar, uno de nuestros mejores novelistas y buen conocedor del mundo independentista, fue el primero que me alertó, durante las fiebres antiaznaristas del 2003: "Es muy significativo que un partido que propone a la sociedad algo tan difícil como es la construcción de un nuevo estado europeo elija como símbolo de su campaña la figura del cabezudo, que en la tradición popular catalana representa la inocente parodia, la burla desde una asumida posición de inferioridad. Paseando unos cabezudos con el rostro de Carod por las calles, le están diciendo a la gente que no teman, que no van del todo en serio; que sólo se proponen llamar la atención, como hacen los capgrossos en las fiestas mayores". Esquerra Republicana de Catalunya era en aquel momento la fuerza ascendente: captaba el desgaste de 23 años de Jordi Pujol e interceptaba los deseos de cambio que Pasqual Maragall ya no era capaz de recoger – demasiado sénior, demasiado metropolitano, demasiado barcelonés, demasiado embarullado-. Representaba Esquerra a una joven mesocracia comarcal deseosa de ocupar mayores espacios en la administración pública catalana y de conquistar espacios de poder social. Y, por encima de todo, actuaba de condensador de la profunda irritación que Aznar provocaba en Catalunya (plenamente a conciencia). En aquel tiempo, ERC era la más genuina expresión política del català emprenyat. Juguete compartido por Aznar, Zapatero y los socialistas catalanes, ERC ha tenido la llave de la Generalitat durante dos legislaturas. Y ha contribuido a difundir la idealización independentista, con el auxilio de las circunstancias históricas de fondo – el fuerte impacto de la globalización en una sociedad articulada por la pequeña y mediana empresa y por el trabajo autónomo-y también gracias al milagroso ungüento de las subvenciones. Siete años después, el 25% de la sociedad catalana se siente identificado, en mayor o menor grado, con la independencia. Grito de protesta e idealizada panacea. Por motivos que son bien conocidos – falta de maestría, histrionismo, torpeza, rivalidades internas, algún que otro signo de apoltronamiento, una intensa labor de zapa de CiU…-, Esquerra ha perdido el monopolio del independentismo. En estas elecciones hay más pretendientes. Un hombre que estuvo de moda y un médico de Puigcerdà con las sienes plateadas. Aterrorizado por el castañazo que le pronostican las encuestas, Joan Puigcercós ha recurrido a un figura hasta ahora no permitida en las fiestas mayores: el cabezudo que se burla de los andaluces; el catalán etnicista. Se trata de llamar la atención, al precio que sea. Carod, mucho más inteligente que su sucesor, jamás tocó esa tecla Tocó otras, pero esa jamás. Sabía cuán funestas podían ser las consecuencias. LA VANGUARDIA. 16-11-2010