Bruselas avisa a España que las pensiones peligran

«Aunque el sistema ha funcionado bien hasta ahora y ha mejorado las pensiones mí­nimas, según Bruselas, tiene aún algunas sombras y no solo relacionadas con las proyecciones de futuro: el riesgo de pobreza de la población mayor de 65 años, si no se tiene en cuenta la propiedad de la vivienda, del 27,4%, es todaví­a más alta que la media de la UE de los 27. En 2008 era un 8,5% más alto que la media. Además de prolongar la edad de jubilación, también está en cuestión la base de cálculo (es decir, los años de cotización) sobre los que se calculan las pensiones de jubilación.»

El estribillo de que "Esaña no es Irlanda" no explica las dificultades de la economía española ni conjura los peligros de un empeoramiento de las condiciones de su deuda. Cierto, el sistema bancario español es quizá el más solvente de Europa y el Gobierno de Zapatero se ha comprometido con un plan de ajuste. Pero la economía española está estancada, circunstancia que aumenta las dudas sobre su capacidad de ajuste fiscal. Y mantiene en la indefinición ámbitos esenciales de la política económica. La financiación autonómica y la reestructuración parcial del sistema bancario son las que más preocupan a los inversores. (EL PAÍS) EL CONFIDENCIAL.- Es curioso, sin embargo, que en el parlamento español no se haya planteado ninguna estrategia destinada a abaratar el precio de la vivienda. Probablemente porque detrás de este problema están las entidades financieras. Es cierto que bancos y cajas venden en muchos casos pisos más baratos que algunos promotores; pero al mismo tiempo impiden una limpia en el sector, lo que afectaría a su morosidad y, por ende, a su cuenta de resultados al aumentar las provisiones. ABC.- Los ciudadanos de a pie asisten incrédulos a un desfile de cifras estratosféricas, dedicadas a los rescates financieros, mientras sus economías domésticas se adaptan a la fuerza a recortes de todo tipo. Ni siquiera se ha logrado un acuerdo político para aprobar el presupuesto de la Unión Europea, que por primera vez en su historia podría llegar a prorrogar las cuentas vigentes. En Europa se echa en falta un liderazgo fuerte y claro que oriente con firmeza el timón. Hasta ahora se hablaba de la UE como de un gigante económico y un enano político y militar, pero ahora Europa corre el riesgo de carecer de estatura en todos los campos. Pensiones. El País Bruselas avisa a España de que las pensiones peligran Amanda Mars Bruselas certificó ayer que España tiene que arremangarse para garantizar su sistema de pensiones a largo plazo, y avaló la necesidad de ampliar la vida laboral, pero reclamó otras medidas dirigidas al mercado de trabajo contra el desempleo y la precariedad para garantizar las jubilaciones. En pleno debate sobre el futuro de las pensiones entre el Gobierno, partidos políticos y agentes sociales, la Comisión Europea hizo público un informe en el que reconoce la solidez del modelo pero coincide con el Ejecutivo español en la necesidad de reformas para asegurar la sostenibilidad del sistema partir de 2030. El número de pensionistas se duplicará entre 2010 y 2040, la esperanza de vida va en alza y el aumento de gasto en pensiones proyectado del 6,7% a largo plazo plantea los interrogantes a partir de 2030. Pero la crisis, con la destrucción de empleo (y, por tanto, de contribuyentes) ha cargado de urgencia este debate. Bruselas advertía en el Libro Verde sobre las pensiones que en 2040 habrá que retirarse a los 70 para no perder poder adquisitivo, El Gobierno español plantea retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años, entre otras medidas. Y la CE también defiende la necesidad de que los españoles trabajen durante más tiempo, pero destaca que "el abordaje del desempleo y el empleo precario, es una condición previa para la creación de carreras contributivas más largas y por lo tanto, para el éxito del sistema", señala el capítulo dedicado a España del Informe Conjunto de Pensiones de los Comités de Política y Protección Social de la Unión Europa, que analizaron ayer los ministros de economía europeos. España debe "lograr un equilibrio más apropiado entre los años de trabajo y los años de jubilación", pero también requiere "medidas dirigidas al mercado laboral y los centros de trabajo para permitir e incentivar que se trabaje más tiempo". Y resalta que "medidas adecuadas que aumenten las tasas de participación y empleo durante toda la vida laboral, especialmente en los jóvenes (donde el desempleo roza el 40%), las mujeres y los trabajadores de más edad, mejoraría significativamente la capacidad de España para continuar proporcionando pensiones adecuadas y sostenibles". La edad media efectiva de jubilación ha aumentado en los últimos años. Si era de 62,6 años en 2008 (2,5 menos que la edad legal pero por encima de la media comunitaria), en 2009 subió a 63,7 años. Y ha aumentado en dos años y medio desde 2000. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, celebró que el informe, en el caso español, "reconoce la solidez actual del sistema de pensiones y se dice que no tendrá ninguna dificultad al menos hasta el año 2030". Aunque el sistema ha funcionado bien hasta ahora y ha mejorado las pensiones mínimas, según Bruselas, tiene aún algunas sombras y no solo relacionadas con las proyecciones de futuro: el riesgo de pobreza de la población mayor de 65 años, si no se tiene en cuenta la propiedad de la vivienda, del 27,4%, es todavía más alta que la media de la UE de los 27. En 2008 era un 8,5% más alto que la media. La comisión parlamentaria que aborda el debate de las pensiones, el Pacto de Toledo, lleva tres semanas sin reunirse, pero el Gobierno ha dado un ultimátum y advierte de que presentará un proyecto de ley entre marzo y abril si no hay acuerdo. Además de prolongar la edad de jubilación, también está en cuestión la base de cálculo (es decir, los años de cotización) sobre los que se calculan las pensiones de jubilación. ****************************** Editorial Precaria Irlanda El colapso de la banca irlandesa ha disparado el déficit del país por encima del 30% del PIB, ha provocado una tormenta financiera que ha arrastrado a Portugal y complicado (aún más) la vida financiera de Grecia y ha puesto en jaque la estabilidad de la zona euro. De no mediar una apelación rápida a la facilidad de financiación europea, creada en mayo para proteger las deudas soberanas de la eurozona, el riesgo de contagio es elevado. El acuerdo de mínimos alcanzado por los ministros europeos de Finanzas, por el cual las autoridades europeas (Comisión y BCE) y el FMI examinarán en Dublín los costes de esa crisis bancaria, se interpreta como un primer paso en el plan de rescate. Una especie de rodeo para vencer las reticencias a la intervención que exhibe Dublín. La estabilidad financiera de la eurozona requiere que Irlanda deje a un lado los escrúpulos soberanistas y acceda al fondo de rescate. Es verdad que si acepta los recursos de la UE y del FMI tendrá que asumir las condiciones que ambos impongan; pero peor es seguir sangrando puntos de diferencial en el coste de su deuda y sembrar el desorden económico en el país y en el euro. La prioridad del Gobierno de Cowen, cuya estabilidad política está en entredicho, debe centrarse en evitar pérdidas de bienestar entre sus ciudadanos. Las instituciones europeas deben facilitar esa financiación de Irlanda y el BCE debe hacer lo mismo con un sistema bancario precario. Aunque este ha requerido del BCE financiación barata equivalente al 80% de su PIB, no es el momento de cuestionar esas facilidades excepcionales, ni de retirarlas de forma precipitada. La otra lección para Europa es la necesidad de mejorar los mecanismos de coordinación entre Gobiernos en la gestión de la crisis. Por ejemplo, la canciller alemana Angela Merkel ha vuelto a olvidarse de la prudencia del gobernante cuando sugirió que los inversores privados de bonos irlandeses también paguen el coste de la crisis. Hay cosas que se dicen, pero no se hacen; otras, como la quita privada de la deuda irlandesa, que se hacen pero no se dicen. El estribillo de que "España no es Irlanda" no explica las dificultades de la economía española ni conjura los peligros de un empeoramiento de las condiciones de su deuda. Cierto, el sistema bancario español es quizá el más solvente de Europa y el Gobierno de Zapatero se ha comprometido con un plan de ajuste. Pero la economía española está estancada, como demuestra la variación intertrimestral cero durante el tercer trimestre difundida ayer por el INE, circunstancia que aumenta las dudas sobre su capacidad de ajuste fiscal. Y mantiene en la indefinición ámbitos esenciales de la política económica. La financiación autonómica y la reestructuración parcial del sistema bancario son las que más preocupan a los inversores. Hay que insistir en que el Gobierno y el Partido Popular tienen que negociar ámbitos de colaboración política (el de la austeridad autonómica es prioritario) para frenar la desconfianza exterior en la economía española. EL PAÍS. 18-11-2010 Opinión. El Confidencial ¿Y si los pisos bajan un 40% para salir de la crisis? Carlos Sánchez No es ninguna idea original. Pero a medida que avanzan los trimestres cada vez está más claro que la economía española no tiene fuelle suficiente para salir de la crisis sin el concurso del ‘ladrillo’. Ese denostado sector -desde luego con argumentos sólidos– que purga sus excesos, pero que hoy -tres años después de que se pinchara la burbuja inmobiliaria- no levanta cabeza. Y lo que es peor. Los datos publicados ayer por la contabilidad nacional muestran negro sobre blanco que el sector de la construcción continuará siendo un lastre durante muchos años. ¿Cuántos? Eso dependerá de la capacidad de los poderes públicos para incentivar vía precios (y con la fiscalidad en la mano) la venta de casas. Sin duda, el nudo gordiano del asunto. Algunos datos reflejan la naturaleza del problema. La inversión en construcción cae todavía un 11,6% en términos anuales. Y ya son once trimestres consecutivos con tasas negativas. Pero es que en el caso de la construcción de viviendas el descenso es del 16,4%, lo que refleja con nitidez la crisis total en que se mueve el ladrillo. No es de extrañar, por lo tanto, que el sector haya perdido nada menos que un millón de empleos a tiempo completo en los últimos tres años en términos de contabilidad nacional. O lo que es lo mismo, ha desaparecido casi el 40% de la fuerza laboral. Pues bien, pese a este vendaval, nada indica que la construcción vaya a salir del pozo hasta dentro de muchos trimestres. Aunque es verdad que los ciclos en el mercado inmobiliario son más lentos que en la economía global, no deja de llamar la atención la desidia con que se trata en el mapa político la escasa caída de precios que se ha producido en los últimos años. Algo que explica, sin lugar a dudas, que la crisis del ladrillo vaya a durar mucho más de lo que sería razonable. Estos datos del Banco de España hablan por sí solos de la escasa elasticidad de los precios del inmobiliario a la situación económica. Es curioso, sin embargo, que en el parlamento español no se haya planteado ninguna estrategia destinada a abaratar el precio de la vivienda. Probablemente porque detrás de este problema están las entidades financieras. Es cierto que bancos y cajas venden en muchos casos pisos más baratos que algunos promotores; pero al mismo tiempo impiden una limpia en el sector, lo que afectaría a su morosidad y, por ende, a su cuenta de resultados al aumentar las provisiones. Una situación insólita Como ha dejado por escrito en este post el arquitecto y economista Ricardo Vergés, uno de los pocos especialistas que anticiparon la dimensión de la crisis, estamos ante una situación insólita. O incluso escandalosa, habría que decir con mayor propiedad. La morosidad de los constructores crece, dice Vergés, pero sobre todo, su incapacidad de devolución de sus propios préstamos al no finalizar obras ni tampoco vender lo terminado por ausencia de un mínimo de liquidez. ¿Y qué pasa mientras tanto con las familias? Pues que devuelven religiosamente sus préstamos, lo que explica que no se haya disparado la morosidad. Sobre todo teniendo en cuenta que el negocio hipotecario aporta nada menos que el 55% de los beneficios del sistema financiero. Prácticamente el doble que en Inglaterra, Francia o Italia, según datos de Deloitte. ¿Cuás es la solución? Pues aunque parezca mentira con la que está cayendo, seguir los pasos de Irlanda, donde se constituyó un banco ‘malo’ en el que la banca deposita los restos del naufragio. La misión de la Nama, como ha recordado el profesor Luis Garicano, es dirigirse a los deudores (promotores inmobiliarios y constructoras) para que presenten un plan de viabilidad, explicando cómo van a pagar sus deudas. Si la Nama -o sea el Gobierno- no aprueba el plan, los deudores entran en quiebra y sus activos se subastan para pagar la deuda. No es mala idea para un mercado inmobiliario como el español, que está literalmente colapsado. No porque haya un problema de demanda (que la hay), sino de oferta atractiva. Y por eso no estará de más recordar que la última EPA ha revelado que en los últimos doce meses tan sólo se crearon en España 84.000 hogares, apenas la quinta parte de los que se generaban en los años anteriores a la crisis. A este ritmo, eso significa que las cientos de miles de casas sin vender (entre 500.000 y 800.000) tardarán años en encontrarr comprador. La economía ha pinchado la burbuja del ladrillo, pero el globo de los precios sigue ahí retrasando la recuperación. ¿O no? EL CONFIDENCIAL. 18-11-2010 Editorial. ABC Europa, sin norte ante la crisis NADA hay más pernicioso para las finanzas que la incertidumbre. La Unión Europea lleva ya demasiado tiempo gesticulando sin demasiado convencimiento en torno a la crisis financiera y a las dificultades de ciertos países para superarla, y cada vez se escuchan más claramente las advertencias de que esta situación puede llegar a amenazar la supervivencia misma del euro. Los ciudadanos de a pie asisten incrédulos a un desfile de cifras estratosféricas, dedicadas a los rescates financieros, mientras sus economías domésticas se adaptan a la fuerza a recortes de todo tipo. Ni siquiera se ha logrado un acuerdo político para aprobar el presupuesto de la Unión Europea, que por primera vez en su historia podría llegar a prorrogar las cuentas vigentes. En Europa se echa en falta un liderazgo fuerte y claro que oriente con firmeza el timón. Hasta ahora se hablaba de la UE como de un gigante económico y un enano político y militar, pero ahora Europa corre el riesgo de carecer de estatura en todos los campos. En el caso irlandés —el último por ahora— se entrecruzan las visiones a corto plazo de gobiernos que temen decirles a sus ciudadanos la verdad con los miopes puntos de vista de unas instituciones que han hecho de la obsesión por el consenso un obstáculo para su actividad, como si el hecho de adoptar decisiones compartidas por todos fuera lo más adecuado para salir de la crisis e impedir que los problemas se extiendan a otros países. Si Irlanda necesita ayuda financiera —y es evidente que la necesita— no sirve de nada seguir regodeándose en circunloquios para regatear detalles de última hora con pretextos de política interior. Si España debe reformar el sistema de pensiones, como se le acaba de decir por enésima vez al Gobierno, lo peor es seguir escondiendo la cabeza, a la espera de que las encuestas sean más favorables para abordar una reforma impopular. Ni siquiera Alemania, con su fortaleza industrial, está a salvo de las consecuencias de esta falta de liderazgo. Esta crisis puede llegar a ser peor que todas las anteriores porque, más allá de las cuentas de resultados del sector bancario, hay muchas cosas en juego. Lo que podemos perder es todo aquello que ha hecho de la Unión Europea un éxito y un modelo para el mundo. ABC. 18-11-2010

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