Cargando...Magna, la multinacional austríaco-canadiense que ha llegado a un preacuerdo para ser socio de General Motors en Opel, quiere llevar adelante la eliminación de 1.600 empleos en la factoría de Figueruelas, Zaragoza, donde trabajan unas 7.500 personas. Con una disminución del volumen anual de producción de 130.000 unidades, lo que significa pasar de las actuales 450.000 a 320.000 unidades. Este hecho demuestra una vez más que el problema principal de la industria del automóvil en España es que depende de las decisiones que se toman fuera de España. Con la grave consecuencia, estando en situación de crisis, de que el cierre temporal de las plantas de las grandes multinacionales en España se extiende a su vez a sus decenas de pequeños proveedores, fabricantes de componentes.
Antes ha asado lo mismo con la fábrica de Volkswagen en Martorell. Con la fábrica de Nissan en Barcelona. Ahora con la Opel en Figueruelas. ¿Mañana? La crisis está exponiendo, a plena luz y con toda su crueldad, esta debilidad del modelo económico español. La propiedad de las empresas está en manos de los grandes monopolios. Y aunque aquí están las cadenas de montaje, el 100% de su fabricación, y por tanto de sus beneficios y de las decisiones sobre la producción, está en manos del capital extranjero, de las grandes multinacionales de la automoción. Y el Gobierno de Zapatero no hace nada para exigir a estas multinacionales extranjeras, que se aprovechan de todo tipo de beneficios fiscales y sociales para instalarse, que decidan en función de la productividad de las plantas en España. Que no paguen los trabajadores españoles las consecuencias de la crisis de otras fábricas fuera de España. Porque el parón productivo en las fábricas de automóviles tiene además una consecuencia dramática en las empresas proveedoras de componentes. Son cientos de pequeñas y medianas empresas cuya producción tiene como destino, en gran medida, tales plantas.