Las enfermeras de EEUU, contra el ‘burnout’ de la sanidad privada

Comienza en California una de las huelgas sanitarias más grandes que se recuerdan en EEUU. 75.000 trabajadores sanitarios contra la corporación de hospitales Kaiser Permanente, una de las gigantes de la sanidad privada norteamericana

EEUU vive el mayor auge en décadas de la lucha obrera y sindical. Tras la huelga histórica de los trabajadores del motor de Detroit, o la victoria de los guionistas de Hollywood, que le han doblado el codo a las todopoderosas productoras de la industria cinematográfica, ahora es el turno de los trabajadores sanitarios contra los grandes de la sanidad privada de EEUU.

Comienza en California una de las huelgas sanitarias más grandes que se recuerdan en EEUU. 75.000 trabajadores sanitarios -enfermeras y enfermeros, auxiliares sanitarios, personal administrativo, empleados de la cafetería y de limpieza, laboratoristas y optometristas, entre otros- de la corporación de hospitales Kaiser Permanente, una de las principales de EEUU, han convocado a una protesta de 72 horas que se extenderá a siete Estados (además de California, en Colorado, Oregón, Washington, Washington DC y Virginia) para exigir mejores condiciones laborales y salariales.

Como el resto de los trabajadores sanitarios del mundo, los enfermeros y auxiliares de los hospitales norteamericanos tuvieron que dejarse la piel, y en muchos casos la vida, durante una pandemia de Covid de la que llegaron a contagiarse más de 103,4 millones de personas en EEUU (un tercio de la población). Pero como recompensa, la industria sanitaria de EEUU, dominada por un puñado de gigantescas corporaciones de hospitales y seguros médicos, íntimamente ligada a la banca de Wall Street, les pagó con salarios pírricos, precariedad laboral y ultramaratonianos turnos de trabajo.

El personal está cansado de trabajar 14 ó 16 horas diarias y tener que dormir en sus coches porque no les alcanza para pagar una renta al sur de California”

«Kaiser, pon a los pacientes lo primero». «Los pacientes no necesitan la avaricia corporativa», «Los trabajadores de Kaiser no serán silenciados», don algunas de las consignas de esta histórica huelga

Los sindicatos de trabajadores exigen a Kaiser Permanente -que en 2022 ganó más de 95.400 millones de dólares-un incremento de 27% al salario dividido en los cuatro años que dura el contrato colectivo, entre otras peticiones, como el fin de las subcontrataciones, la ampliación de plantillas para dar abasto y reducir unas colas de espera que no han dejado de incrementarse, y acabar con los turnos interminables y extenuantes, que generan un contínuo ‘burnout’ (síndrome de desgaste profesional, quemarse en lenguaje coloquial) en los empleados.

“El personal está cansado de trabajar 14 ó 16 horas diarias y tener que dormir en sus coches porque no les alcanza para pagar una renta al sur de California”, denunciaba la sanitaria Rocío Chacón, que forma parte del comité negociador. “En las salas de emergencias la gente puede llegar a esperar hasta tres horas por una radiografía cuando antes esperaba 30 minutos. Los pacientes con cita pueden esperar hasta dos horas antes de ser atendidos. Hay crisis económica, pero también de salud», apostillaba frente a las cámaras de televisión.

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